El Socialista

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Mercedes Petit

30 de junio de 1969

El asesinato de Vandor

El matricero entrerriano Augusto Timoteo Vandor (1923-1969), el Lobo, fue el más importante dirigente de la burocracia sindical peronista. Desafió a Perón, apoyó la dictadura de Onganía y cayó acribillado en la sede central de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).

Reunión en Madrid en 1964. Sentado a la derecha, Vandor. En el sofá, Delia de Parodi, Isabel Perón y Solano Lima. Sentado a la izquierda, el telefónico Julio Guillán. Parados atrás, Elpidio Torres (tercero a la izquierda), Gerónimo Izzeta, Antonio Cafiero, Adolfo Cavalli y Armando Cabo (segundo a la derecha), entre otros

Reunión en Madrid en 1964. Sentado a la derecha, Vandor. En el sofá, Delia de Parodi, Isabel Perón y Solano Lima. Sentado a la izquierda, el telefónico Julio Guillán. Parados atrás, Elpidio Torres (tercero a la izquierda), Gerónimo Izzeta, Antonio Cafiero, Adolfo Cavalli y Armando Cabo (segundo a la derecha), entre otros

Vandor

A comienzos de la década del 40 el joven Vandor fue parte de la migración interna que nutrió la Capital y el conurbano bonaerense. Estudió en la Escuela de Mecánica de la Armada, en un bachillerato gratuito. Durante seis años estuvo en el mar, como mecánico ajustador del rastreador de la Marina de Guerra Comodoro Py. En 1948 ingresó a la Philips, en el barrio de Saavedra. Junto con Fapesa y Catita, eran las metalúrgicas más grandes del país. En 1951 ya era delegado de la sección matricería, con 300 operarios.

El surgimiento de la burocracia vandorista

Luego del triunfo de la dictadura militar en 1955, el movimiento obrero inició una larga resistencia. Fueron quedando desplazados sectores de la burocracia que habían crecido amparados directamente por el peronismo en el gobierno. Otro sector, encabezado por Vandor, se fue convirtiendo en la nueva dirección del movimiento obrero, usufructuando la heroica resistencia surgida desde las bases. El furioso antiperonismo antiobrero del gobierno gorila fortalecía entre esos trabajadores la identificación con el peronismo. Tanto entre las bases como en la vanguardia más luchadora había mucha inexperiencia. Con la identificación con el líder proscrito y su capacidad, Vandor se fue fortaleciendo. En la lucha contra los interventores de los gremios, surgían activistas y nuevos dirigentes que pretendían un camino independiente de los burócratas. El método de Vandor, toda vez que asomaba una dirección independiente, era lanzar, aventureramente, de manera prematura, e incluso recurriendo a provocaciones, a luchas sin perspectivas de éxito, con su saldo de despidos.

Un hecho clave fue la huelga de los metalúrgicos de 1956. Habían ganado la Comisión Interna de Philips activistas nuevos e independientes. Algunos eran militantes de Palabra Obrera, el sector trotskista liderado por Nahuel Moreno. Pero el peso decisivo en el lanzamiento y posterior derrota de la huelga lo tuvo Vandor*. También actuó de esa manera en el Congreso Extraordinario de la CGT en 1957, ante la toma del frigorífico Lisandro de la Torre en enero de 1959, y tantas otras veces. Así aparecía ante sectores de la base como “un tipo corajudo”, que se ponía al frente. Llevó al fracaso a las luchas en que podía desarrollarse una dirección alternativa, para luego presentar como inevitable la negociación y calificar de triunfo las migajas obtenidas. Con ese método extendió y consolidó su control sobre los sindicatos. Sus biógrafos lo han llamado “golpear y negociar”, una posición intermedia entre duros y blandos**. Ellos no aclaran que a quien más golpeaba era al propio movimiento obrero, en su difícil tarea de independizarse de la patronal y de los burócratas peronistas.

Senén González y Bosoer especulan con una supuesta expectativa de Nahuel Moreno para ganarlo para el trotskismo (Saludos a Vandor, pág. 88). La verdadera historia es que Moreno encabezó un enfrentamiento constante con el vandorismo, en los conflictos y en las nacientes 62 Organizaciones, donde Palabra Obrera impulsó consecuentemente la construcción de una corriente obrera revolucionaria, y Vandor fue un elemento decisivo para impedirlo.

De la Operación Retorno al apoyo a Onganía

En 1957 era el delegado de Perón un “duro”, John William Cooke, quien apoyó al vandorismo (véase El Socialista Nº114, 17/9/08). Perón, por su parte, apoyaba a duros y blandos según su buen saber y entender. Vandor tenía el objetivo de lograr afianzar su poder sindical y político, para lo cual era imprescindible desmovilizar y controlar férreamente a la clase obrera. Así orientó a las 62 Organizaciones y apoyó el pacto Perón-Frondizi. En 1959, ante las huelgas de los grandes gremios, que salieron a la lucha a pesar de la derrota de enero en la carne, en medio de discursos “incendiarios” el Lobo boicoteó la unidad y facilitó la política antiobrera de Frondizi. Aplastadas las huelgas, el vandorismo se consolidó. Se fueron liquidando los plenarios masivos de las 62 y con su aparato asentado en los grandes sindicatos industriales obtuvo un poder de negociación que le permitía plantarse ante la burguesía y obtener algo, para seguir fortaleciéndose.

Vandor comenzó a jugarse por la posibilidad de independizarse políticamente de Perón. Pero fue chocando con el peso decisivo del astuto líder exiliado. Y también con el carácter burgués del peronismo, que limitaba el desarrollo de un sindicalismo “peronista sin Perón”. El sueño de Vandor de lograr que sindicatos poderosos -dirigidos por él- fueran un factor de poder institucionalizado, chocó con el dominio de Perón sobre su movimiento y fundamentalmente sobre los trabajadores, que lo seguían entonces incondicionalmente.

El 2 de diciembre de 1964, en un operativo “Retorno” montado por Vandor, el avión de línea en el que venía Perón quedó detenido en Río de Janeiro y fue devuelto a Madrid a pedido del gobierno de Illía. La factura por el fracaso la pagó Vandor, y el enfrentamiento siguió creciendo. En enero de 1966 se dividió la CGT. José Alonso encabezó el sector “De pie junto a Perón”. Vandor formó su sector, “Leales a Perón”. Pero Perón apoyó a Alonso. Un poco antes, en noviembre de 1965 le había escrito a Andrés Framini tildando a los vandoristas de “papanatas” y de “pajaritos en polenta que se creen muy vivos”. En abril, en unas elecciones en Mendoza, el Lobo impulsó un candidato distinto al indicado por el líder y fue ampliamente derrotado.

El 28 de junio se dio el golpe militar, y a la ceremonia de asunción asistió no sólo Vandor, sino también el sector “De Pie”. Pero poco después Perón comenzó a tomar distancia del Onganiato, calificando al gobierno de “corso a contramano”. La política represiva y antiobrera de Onganía se profundizó, y en el año 1969 estalló la bronca, cuyo pico fue el Cordobazo el 29 de mayo.

¿“Operación Judas”?

El 30 de junio Vandor tenía que concurrir a un almuerzo con autoridades militares. Lo mataron antes de salir de la UOM en la calle La Rioja. El periodista y escritor Osvaldo Soriano trabajaba para Primera Plana, y cubriendo el asesinato dijo que Vandor saludó a uno de sus asesinos. Pero nunca se supo con claridad quien lo mató.

En febrero de 1971, una organización guerrillera denominada Ejército Nacional Revolucionario, que tiempo después se habría integrado a los Montoneros, se adjudicó el asesinato. Lo llamaron “Operativo Judas”, acusándolo de “traidor”. Las dudas no se despejaron. Desde el momento de la muerte de Vandor se habló de distintos autores intelectuales posibles, desde Perón hasta el gobierno de Onganía, pasando por la CIA, sin descartar al propio aparato sindical. Según el artículo de Todo es historia, Perón insistía en la responsabilidad de la CIA y el gobierno militar.

La causa se cerró en 1972. Lo sucedió Lorenzo Miguel al frente de la UOM. Para el movimiento obrero siguió pendiente acabar con la loza de esa burocracia totalitaria cuyo objetivo es someter a los trabajadores al poder patronal.

 

* Véase El Socialista Nº17, 30/11/05, y los distintos tomos de El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, Antídoto, coordinados por Ernesto González.
** Por ejemplo, “Vandor y la burocracia sindical”, en Todo es Historia, Nº486, enero 2008, y Saludos a Vandor, por Sergio Senén González y Fabián Bosoer. Vergara, Buenos Aires, 2009


El PRT-La Verdad ante el asesinato

Luego de la división con Roberto Santucho, en 1967-68, que formó el PRT-ERP, la organización de Nahuel Moreno se denominó PRT-La Verdad, por el nombre de su periódico. En su edición Nº188, del 7 de julio de 1969 decía:

“Dos tragedias carga sobre sus hombros el movimiento obrero: la crisis de dirección y su división. El atentado a Vandor no soluciona ninguno de estos dos problemas. Mejor dicho, los agrava. La lucha contra esas dos plagas del movimiento obrero: el participacionismo y el vandorismo, no se las puede llevar a cabo con atentados. Pasa por la conquista del movimiento obrero y la vanguardia para las posiciones revolucionarias.”

Agregaba que como mínimo creaba confusión, y sobre todo permitía a la burocracia aparecer como “víctima”, cuando en realidad Vandor había sido víctima de sus propios métodos: el fraude, el control burocrático de las organizaciones sindicales, y el terror físico. Y decía de este “burócrata de burócratas”: “quería ser socio y no sirviente. De ahí sus acuerdos y diferencias con Perón y los distintos gobiernos burgueses”. Quería “mejor negociar la coparticipación en el poder de la burocracia sindical.”


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