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Hilda Molina llegó a Argentina
La médica cubana especializada en neurocirugía se reunió finalmente con su familia, que vive en Palomar. Su caso se fue haciendo conocer porque desde hace 15 años reclamaba visa para salir de Cuba y viajar a Argentina a visitar a su hijo médico, casado con una argentina, y a sus dos nietos, nacidos aquí.
Molina fue miembro del Partido Comunista cubano e integrante de la Asamblea Nacional. En 1989 fue fundadora del Centro de Restauración Neurológica (CIREN), y lo dirigió hasta que renunció, en 1994. Según ella declara, disentía con que esta institución de medicina de avanzada tuviera una creciente dedicación a la atención de pacientes extranjeros (que pagaban en dólares). También renunció a su afiliación al PC y a su puesto en la Asamblea Nacional.
Ese mismo año, su hijo, también neurocirujano del CIREN, se casó con una argentina que acompañaba a una paciente y se radicó en nuestro país.
A partir del nacimiento de sus nietos comenzó a pedir permiso para venir a visitarlos, pero le fue negado. Desde el Vaticano hubo distintas gestiones desde 1998, ante las autoridades cubanas para lograr la autorización. Los Kirchner también actuaron en el mismo sentido. La última vez fue en enero, durante la visita de la presidenta a la Isla.
Poco después pudo viajar su madre, de más de noventa años, y que actualmente está enferma, internada en terapia intensiva. Ante el delicado estado de salud de la anciana, Molina reiteró su pedido, en una carta dirigida personalmente a Raúl Castro y a Migraciones. Dos semanas después recibió una citación urgente, del servicio de Migraciones, que le entregó su pasaporte y visa de salida. Distintas fuentes indican que la Iglesia católica cubana participó en esta última decisión positiva. El gobierno cubano no hizo hasta ahora ningún comentario ante la salida de la médica.
Tal como lo reiteramos numerosas veces, y en particular ante el caso de Molina, discrepamos por completo ante el hecho de que el pueblo cubano no pueda viajar libremente al exterior. Es una expresión aberrante de la falta de libertades impuesta por el régimen de partido único y totalitario que aplica el gobierno del Partido Comunista cubano. Si el caso Hilda Molina puede ser utilizado para atacar a Cuba, es responsabilidad exclusiva de su propio gobierno y del PC. Esa represión solo sirve para desprestigiar la defensa del socialismo y los logros de la revolución. El pueblo cubano debe disponer de libertades para movilizarse, expresarse, organizarse, hacer sindicatos y partidos políticos, y del derecho a huelga. Y para evitar otros “casos Molina”, tener libertad para salir y entrar en su propio país.
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