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Hace medio siglo Frondizi y Alsogaray anunciaban un ajuste“Hay que pasar el invierno”Esta frase pasó a la historia. Un flamante ministro de Economía, Alvaro Alsogaray (1913-2005), la pronunció en su discurso por Canal 7 a fines de junio de 1959. El gobierno de Frondizi anunciaba así un nuevo paso en su política antiobrera y proyanqui.
El 1º de mayo de 1958 asumió la presidencia Arturo Frondizi, un radical “intransigente”. A través de su mano derecha, Rogelio Frigerio, había hecho un pacto con Perón, exiliado en Caracas, y éste dio la “orden” de votarlo. Así logró casi cuatro millones de votos (48%) y pudo ganarle al candidato radical tradicional, Ricardo Balbín (28%). Un gobierno antiobrero y proimperialista Muy rápidamente los trabajadores comenzaron a sufrir en carne propia las medidas del gobierno que ellos mismos habían elegido. La inflación comenzó a comer los salarios, tuvieron que salir a la lucha los docentes y estudiantes ante el ataque a la educación pública, y vino la entrega del petróleo a la Standard Oil y otras multinacionales. Desde el inicio del año 1959 el gobierno multiplicó sus ataques contra los trabajadores. Hubo seis veces más huelgas que el año anterior. Se privatizó el Frigorífico Nacional, luego de reprimir la resistencia heroica. Poco después salieron a la lucha los ferroviarios, luego los bancarios. Gracias a las traiciones de la burocracia sindical peronista, grandes y heroicas huelgas fueron derrotadas. Así, a pesar de su debilidad y crisis, el gobierno de Frondizi seguía avanzando en la entrega del país*. El “Chancho” a Economía En junio de 1959, en medio de presiones de los militares y el descontento obrero y popular, Frondizi reorganizó su gabinete. En Economía nombró al capitán-ingeniero Alvaro Alsogaray, que ya tenía una sólida trayectoria como economista liberal y proimperialista (ver recuadro). La revista Tía Vicenta rápidamente popularizó sus caricaturas, con el apodo de “Chancho”, hechas por Landrú. El 28 de junio, desde el Canal 7, la televisión oficial, Alsogaray anunció un plan de ajuste al que llamó de “estabilización”. Tenía un estilo claro y tajante, sin pelos en la lengua: “Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica. Es muy difícil que este mes puedan pagarse a tiempo los sueldos de la administración pública. […]. Todavía seguiremos por algún tiempo la pendiente descendiente que recorremos desde hace ya más de diez años. […]. Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: ‘Hay que pasar el invierno’.” Esa frase, que quedó en la memoria popular, anunciaba una feroz ofensiva contra el movimiento obrero. El “Plan de Estabilidad y Desarrollo” de Frondizi, aplicado por el nuevo ministro Alsogaray, hizo que el salario real cayese un 24% en 1959. El saqueo directo a los bolsillos de los trabajadores se vio completado con un brutal aumento de la productividad por obrero, que era, en definitiva, la meta principal de la patronal. Se incorporaban de lleno los métodos de producción en cadena, la “racionalización” de tareas, el incremento de los ritmos de trabajo y la reestructuración de las secciones y categorías. Aparecieron los “toma tiempos” y los “técnicos de racionalización”. En los convenios colectivos se incorporaron las “cláusulas de productividad”, a las que quedan sujetos los aumentos salariales, siempre por debajo de la inflación, que se hizo galopante. Se generalizaron los despidos en la administración pública y las empresas del Estado. Si en 1954 los dividendos de los industriales representaban el 10,32% del valor producido por la industria en el país, para 1960 alcanzaron el 34,18% de ese valor**. En algo más de un año, ese gobierno que había sido bendecido por Perón, estaba aplicando una política de privatizaciones, despidos y ajuste tanto o más profunda que la de la dictadura de Aramburu/Rojas. Los trabajadores, mayoritariamente peronistas, pagaban con su sufrimiento el cumplimiento disciplinado de las órdenes del líder patronal exiliado. Sus luchas heroicas, con las que pudieron desgastar y echar varias dictaduras (la del 55, la del 66, la del 76…), serían traicionadas una y otra vez por la burocracia sindical y por la conducción burguesa del peronismo.
* Véase notas en El Socialista Nº107, 114, 115 y 124. Alsogaray, de Aramburu a MenemSiguiendo una tradición familiar, Alvaro Alsogaray entró a la Marina, pero se retiró siendo capitán, para dedicarse a la economía y la política. También se recibió de ingeniero. Tuvo su primer empleo público bajo el gobierno de Perón, al cual detestaba, durante unos meses en 1947, en la Flota Aérea Mercante Argentina (FAMA). Fiel a su antiperonismo, celebró con entusiasmo el golpe gorila de 1955. Fue subsecretario de Comercio con Lonardi y ascendió a ministro de Industria con Aramburu, quien puso en Hacienda a Adalberto Krieger Vasena. Promotor del más exacerbado liberalismo económico y la entrega al imperialismo, fue ministro de Frondizi por casi dos años. Luego de su destitución, retomó funciones con José María Guido. Onganía lo tuvo como ideólogo del plan económico y embajador en los Estados Unidos. Durante el Proceso genocida no ocupó cargos, pero apoyó con entusiasmo el terrorismo de Estado. Dijo que “no hubo torturas en la ESMA” y que “Astiz no es un asesino, es casi un héroe”. Su última gestión en la función pública fue en otro gobierno peronista. Carlos Menem, elegido en 1989, llevó a la práctica su prédica neoliberal con la privatización total y corrupta de los recursos naturales y las empresas estatales, y lo incorporó al gobierno como asesor para la deuda externa. En 1991, Alsogaray impulsó un proyecto de ley para que se construya un monumento a Jorge Rafael Videla (que no posperó). |
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