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¡No a las bases yanquis en Colombia!El imperialismo yanqui, debilitado por las derrotas militares que sufre en Irak y Afganistán, por la ola de luchas en Latinoamérica y por su propia crisis económica, intenta afirmarse en los pocos reductos donde gobiernos sumisos acceden a alojarle bases militares. Pretende establecer cabeceras de playa para intimidar y, llegado el caso, agredir, directamente o por medio de sus gendarmes, como Uribe, a los pueblos latinoamericanos. Busca así derrotar a las luchas populares de la región y mantener el dominio económico de sus multinacionales. El desalojo de la base yanqui de Manta, en Ecuador, un gran triunfo del pueblo ecuatoriano, llevó al gobierno de Obama a pactar con su perro guardián, el presidente Alvaro Uribe, la utilización de cinco bases en territorio colombiano (además de las dos que ya tenía). Esta es una continuidad del Plan Colombia, que convirtió al país hermano en una nación militarizada, con un enorme ejército regular con armas de última generación y manteniendo a los paramilitares que asesinan a centenares de trabajadores, campesinos e intelectuales. En 2003, Estados Unidos se vio obligado a abandonar la base militar de Vieques, en Puerto Rico, territorio colonial de Estados Unidos, después de una inmensa movilización popular. El pueblo hondureño viene demandando el retiro de la base militar de Soto Cano. Las bases de Aruba y Curazao, colonias holandesas frente a la costa de Venezuela, también están cuestionadas por las poblaciones de esas islas. En Cuba se mantiene, contra la voluntad del pueblo y gobierno cubano, la base de Guantánamo. En Perú, el gobierno de Alan García permitió la entrada, en el año 2008, de 1.000 efectivos militares yanquis al Valle de Huallaga. Y firmó un convenio autorizando a que la IV Flota yanqui utilice libremente sus puertos. Además, a espaldas de los pueblos, se mantienen variadas relaciones militares con Estados Unidos, que incluyen desde reuniones de jefes militares, doctrina militar impartida desde el norte y misiones internacionales, como la ocupación de Haití por tropas brasileñas, argentinas, bolivianas y de otros países latinoamericanos, supervisadas por el imperialismo yanqui. El verdadero rostro de Obama Las nuevas bases y el apoyo a la permanencia de los golpistas en Honduras, muestra cada vez más claramente que, pese a sus mejores modales y su color de piel, Obama es sólo la nueva careta del imperialismo. Recordemos que Obama apoya a los genocidas israelíes, aumentó el contingente militar de ocupación en Afganistán y ordenó ataques militares en Pakistán. Lamentablemente, todos los gobiernos latinoamericanos se encargaron de ensalzar la figura de Obama. Este embellecimiento del presidente imperial incluyó a Fidel Castro y a los gobiernos que se reivindican de izquierda o centroizquierda, como Chávez, Lula, Correa, Evo Morales y, por supuesto, no podría faltar Cristina Kirchner. Ante el plan de instalar nuevas bases militares yanquis en Colombia, hubo todo un abanico de respuestas de los gobiernos latinoamericanos. Chávez, Correa y Evo Morales lo condenaron. Alan García (Perú) apoyó a Uribe. Lula dijo estar “preocupado” y Cristina Kirchner “en desacuerdo”, pero “respetando la soberanía colombiana”. Por si fuera poco, todos, menos Chávez y Correa, recibieron al títere genocida Uribe, quien que los visitó uno por uno para “brindarles explicaciones” sobre el tema. ¡Fuera el imperialismo yanqui de Latinoamérica! Está muy bien que Chávez, Evo Morales y Correa reclamen que se retiren las bases yanquis de Colombia. Pero esto no se puede lograr ni con una guerra, de cuya posibilidad habló Chávez, ni volviendo a abrazarse con Uribe, como lo hizo él mismo el año pasado (cuando ya había bases yanquis en Colombia); ni con lamentos como lo hace Cristina Kirchner. Las bases militares son parte de una red de dominación económica y militar. En estas circunstancias, Chávez, Evo Morales, los hermanos Castro y Correa deben ponerse al frente de una gran movilización continental contra el imperialismo yanqui, por el retiro de las bases, por el apoyo al pueblo hondureño para echar a los golpistas, por el retiro inmediato de las tropas de la ONU en Haití, por la ruptura de todos los tratados militares con Estados Unidos. Que ni un barco o avión militar yanqui toque Latinoamérica, llegando a la suspensión de todos los pagos de deuda externa y expropiación sin pago de las multinacionales norteamericanas en la región. Esto es lo que puede derrotar contundentemente esta contraofensiva yanqui. |
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