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Escribe:
Joel Rojo
Metalúrgicos
Se podría haber conseguido más
Los metalúrgicos son 250 mil en todo el país. Después de 15 años volvieron a movilizarse masivamente. Esa fuerza pudo haber conseguido un aumento mayor y no desde octubre, sino desde abril. Pero sus dirigentes aceptaron la prórroga de paritarias y se negaron a romper el techo salarial del 18 % pactado por Moyano y el gobierno. Por eso, a pesar del incremento, hay categorías que seguirán con salarios de pobreza. Esta es la causa de la bronca y los reclamos que continúan.
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Las paritarias debieron reabrirse a fines de marzo, pero el gobierno no quería elecciones en medio de luchas. Por eso, con el acuerdo de patronales y dirigentes sindicales, las postergó a cambio de miserables sumas fijas. Así, los metalúrgicos entraron en la discusión con un salario promedio de 1.600 pesos mensuales de bolsillo. Sobre esta miseria, Antonio Caló y los secretarios generales de seccionales cerraron inconsultamente un aumento del 18 %. A esto se sumará un 3,6 % que las empresas ya adeudaban desde marzo, como compensación por el desfasaje inflacionario del aumento anterior. Además que no reclamaron el pago de los días de paro, todo esto se pagará en cuotas. A saber: 15,6 % a partir del 1º de octubre; 3 % el 1º de diciembre y otro 3 % el 1º de febrero de 2010. Ahora recibirán 1.350 pesos, por única vez, para compensar la pérdida del retroactivo desde abril a octubre. A esta suma se le deben restar los 500 pesos adelantados a cuenta de futuros aumentos y el saldo se liquidará desde la primera quincena de agosto en pagos quincenales, uno de 350 y dos de 250 pesos, quedando una quincena sin aumento antes de cobrar la primera cuota de octubre.
Después de 15 años, los metalúrgicos hicieron dos multitudinarias movilizaciones nacionales en las principales ciudades del país. Demostraban así, su poder y su bronca contra los patrones y también contra sus direcciones. Esto último se expresó en Córdoba, donde no sólo agredieron masivamente a los dirigentes y su patota, sino que luego marcharon hacia el sindicato a repudiarlos y pedirles explicaciones por un plan de lucha insuficiente y con medidas resueltas burocráticamente. Por esta acción y con acusaciones mentirosas, la burocracia cordobesa quiere sancionar a delegados honestos y combativos, cosa que hay que evitar con una campaña nacional de repudio a estos métodos y en defensa de los compañeros.
En la última movilización, y ante la negativa de las cámaras empresarias, Caló amenazó con huelgas y toma de fábricas. Sobraba fuerza en la base para garantizarlas y quebrar el techo salarial del 18 %, pero sólo fue un chantaje para terminar arreglando por lo que proponía el gobierno. Así, el salario promedio de los metalúrgicos rondará ahora los 2.000 pesos mensuales, es decir, menos de la mitad de la canasta familiar. Pero la base quería más, por eso ya hay fábricas, donde se reactivó la producción, que empezaron a reclamar con medidas de fuerza -como el quite de colaboración-, aumentos especiales y recategorizaciones. Hay que rodear de solidaridad estos nuevos enfrentamientos, que demuestran que este aumento es insuficiente y que con otra dirección se podría lograr mucho más. Esta es la tarea que se pone a la orden del día: agrupaciones y listas unitarias de oposición, para derrotar a esta vieja burocracia peronista que nos impide conseguir lo que necesitamos: condiciones de trabajo y salarios dignos.
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