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Ante la reunión del G-20¡Que la crisis la paguen los capitalistas!
Se realizará esta semana una nueva cumbre económica del G-20. En el Grupo participan Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia -el G7, las economías más grandes del mundo, más una representación de la Unión Europea, lo que permite que estén presentes España y Holanda, al que se suman Arabia Saudita, Australia, China, Corea del Sur, India, Indonesia, Rusia, Sudáfrica, Turquía, Brasil, México y Argentina-. Este agrupamiento se creó en 1999, como una reunión conjunta de ministros de economía entre los países imperialistas y el resto de los países más “grandes” del planeta. Alcanzó notoriedad en noviembre del año pasado, en medio de lo más profundo de la crisis mundial, cuando se propagandizó la primera reunión de presidentes del G-20 como un paso hacia un “nuevo orden económico internacional”. La propia presidente Cristina hablaba maravillas de lo que iba a suceder en esa reunión, de la que saldría un mundo “más justo para los países emergentes” (léase colonias y semicolonias). Nada de eso pasó en esa reunión de Washington. De allí sólo se salió con una declaración general, donde los yanquis se llevaron la “firma” del resto de los presidentes de apoyar el “libre mercado” a cambio de promesas de futuras sillas para los emergentes más grandes (Rusia, Brasil, China e India) en los organismos fi nancieros internacionales. La segunda reunión se realizó en marzo, en Londres. Y ahí quedó claro qué se entendía por “más lugares” en los organismos fi nancieros internacionales. Sucedía que estos organismos, y en particular el FMI, habían quedado terriblemente debilitados y sin capacidad de respuesta ante la crisis. Por eso la reunión de Londres tuvo como objetivo fortalecerlo. Se planteó así, capitalizar al FMI. Los países que quisieran “más poder” en las decisiones del Fondo, deberían hacer aportes sustanciales de capital. De ahí salió el compromiso de Brasil de entregar 10.000 millones de dólares, al igual que Rusia e India. China, por su parte, aportaría 50.000 millones. Todo para transferir a esos países el 7% de las acciones de los países avanzados. O sea que, aún después de esos aportes, igual seguirían lejísimo de poder siquiera infl uir en la mayoría absoluta detentada por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. La tercera cumbre Nada nuevo sucederá en esta nueva reunión, a realizarse en Pittsburgh (Estados Unidos). La “agenda” de la cumbre es cómo regular al sistema fi nanciero internacional, ahora que estaría “saliendo” de la crisis. En concreto, como garantizar que los banqueros y los pulpos monopólicos sigan ganando millonadas a costa de los pueblos. Por supuesto que siguen planteadas discusiones: los europeos quieren mantener las medidas de estímulo y establecer reglas obligatorias sobre las remuneraciones en el sector bancario. En concreto, poner límites a las primas multimillonarias que cobran las cabezas de los bancos. Los Estados Unidos, con el “progresista” Obama a la cabeza, se oponen a estipular cualquier límite máximo a lo que cobran las directivos bancarios, en nombre de la “libertad de mercado”. Lo concreto es que, más allá de este “roce” (que no llegará a mayores) entre las potencias imperialistas, nadie va a plantear absolutamente ninguna medida para rescatar a los millones de trabajadores que han perdido sus puestos de trabajo como consecuencia de la crisis. Lo que hoy prevalece en los mercados fi nancieros mundiales es una suerte de euforia por haber, supuestamente, salido de la crisis. Basándose en algunos datos reales aislados, como que el comercio internacional creció un 2,5% en junio, o que las ventas minoristas en Estados Unidos subieron un 2,7% en agosto, Ben Bernanke, Presidente de la Reserva Federal yanqui, ya anuncia que “la recesión terminó” (Wall Street Journal, 16/9). Lo mismo señala el Secretario del Tesoro, Geithner, ante subas especulativas récords en la bolsa de Wall Street. Todos datos más que dudosos, ya que economistas importantes del establishment como Alan Greenspan (anterior Presidente de la Reserva Federal) o Paul Krugman y Nouriel Roubini, sostienen que no se salió de la crisis. La especulación y los dólares que vuelan por los mercados especulativos son una bomba a punto de estallar de nuevo en cualquier momento. Sólo como dato ilustrativo, pensemos que el PBI mundial es de 64 trillones de dólares, mientras el sistema fi nanciero acumula fi cticiamente tres veces ese valor. Pero lo que mejor ilustra en qué están pensando los líderes mundiales cuando ya descorchan festejando por adelantado un nuevo ciclo de ganancias para los pulpos mundiales, es el contraste con la realidad. La pobreza acaba de llegar al 13% en los Estados Unidos, la cifra más alta en 11 años, con 39,8 millones de personas. El porcentaje de niños pobres es del 19%. En el conjunto de los países ricos, la crisis económica se calcula que hacia el 2010 habrá provocado 57 millones de desempleados (7 millones sólo en los Estados Unidos), con niveles de desocupación récords en España (19,8%), Irlanda (15,1%), Alemania (11,8%), Francia (11,3%), Italia (10,5%) y Estados Unidos (10,1%). ¿Es que alguna medida a tomar por el G-20 va siquiera a plantear la prohibición de los despidos durante la crisis? ¿Alguien tiene un plan para resolver el drama de estos millones que ya perdieron su trabajo y su casa? No harán nada. Sólo discutirán cómo se reparten las “ayudas” para los bancos, y cómo negocian las regulaciones para ver qué parte de las ganancias le queda a cada uno. La clase trabajadora y los pueblos del mundo nada pueden esperar de estas reuniones. Sólo les queda luchar, en todas partes, para que esta crisis no la paguemos nosotros, sino ellos, los que la provocaron, los capitalistas y el imperialismo. |
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