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Lecciones de una lucha heroicaEl viernes 16 de octubre, el ministerio de Trabajo dio por concluidas las negociaciones entre la multinacional Kraft-Terrabusi y su comisión interna, con la firma de un acta acuerdo. Este importante conflicto fue seguido con simpatía por el conjunto del pueblo y apoyado activamente por los luchadores. ¿Qué enseñanzas nos deja esta heroica lucha? La división de la Comisión Interna y de la izquierda, ante el resultado, han generado confusión. ¿Cuál es el primer balance de la situación? ¿Triunfó el plan de la patronal? ¿La lucha y la gran solidaridad fueron en vano?
Fueron dos meses de dura lucha. La multinacional yanqui consideró que la reacción de los trabajadores, ante la falta de medidas de seguridad e higiene por casos de gripe A, era el colmo. Y decidió que era el momento de sacarse de encima a una Comisión Interna combativa y opositora a la burocracia traidora encabezada por el famoso Daer. Junto a ellos, quiso despedir a centenares de activistas que sostienen la lucha, otros 750 trabajadores y cerrar un turno y flexibilizar las condiciones de trabajo. Para este plan contó con el apoyo del Sindicato de Alimentación (STIA), de la CGT y del gobierno peronista provincial y nacional. Toda la patronal lo ponía como “caso testigo” para ver si pasaba o no. La lucha no fue en vano Hay sectores de la izquierda (ver recuadro) que califican de “dura derrota” o se centran en denunciar la firma del acta. Desde nuestro punto de vista, estas visiones son parciales, sectarias y por lo tanto equivocadas y de nada le sirven al movimiento obrero. La lucha y la solidaridad no fueron en vano. Hay que decir a todo el movimiento obrero y a los sectores populares que en los aspectos centrales del plan de la multinacional, del gobierno y la burocracia, que era liquidar a una dirección de fábrica combativa y antiburocrática, por ahora no lo pudieron lograr. Tuvieron que retroceder e incorporar a la totalidad de Comisión Interna y a muchos activistas. Desde el inicio del conflicto el kirchnerismo apoyó a la multinacional y dio la espalda a los obreros. Cuando, por la lucha, tuvo que dictar la “conciliación obligatoria”, obligó a los trabajadores a cumplirla pero dejó que la patronal hiciera lo que quisiera. Siempre trató de quebrar la lucha, lo que se vio en toda su magnitud cuando mandó la brutal represión. Esto mostró el verdadero rostro antiobrero del kirchnerismo y el peronismo del siglo XXI. La represión y militarización lograron un objetivo: dividir a los trabajadores que vieron imposible reagruparse adentro. Pero el repudio social fue tal, que generó una enorme movilización a Plaza de Mayo. Un gobierno débil, campeón del “doble discurso”, en plena pelea por la ley de medios (donde se quería mostrar como un gobierno “progresista”) sintió el golpe y tuvo que canalizar el conflicto a través del ministerio de Trabajo. Para eso metió a quien se había borrado durante más de un mes, la CGT de Moyano. Fue producto de una gran movilización social en apoyo a los obreros de Terrabusi, después de la brutal represión, con acciones solidarias en diferentes empresas, cortes de calles y marchas, que se logró que Kraft tuviera que retroceder en sus planes, por ahora. Reintegró a la Comisión Interna, respetando sus fueros y sobreseyendo a Hermosilla. Y se comprometió a no modificar los turnos ni cambiar las condiciones de trabajo, ni despedir. Un logro parcial Si analizamos los objetivos que tuvo la multinacional cuando se inició la lucha, hay que evaluar que la fuerza de los trabajadores y el apoyo social logrado impidieron que Kraft los aplicara. Pero no hay dudas que no hubo un triunfo total; ha sido muy parcial y con grandes pérdidas y peligros abiertos. Muchos compañeros quedaron despedidos y en situación más que incierta. Y dentro de la empresa las fuerzas quedaron debilitadas. Estos puntos negativos se reflejan en el acta acuerdo firmada en el ministerio. Se aceptan más de 50 despedidos (entre ellos suspendidos que no estaban en ese estado), sin saber siquiera el nombre de quienes quedan afuera, seguramente los principales activistas, que no podrán presentarse a delegados. Se prohíbe hacer cualquier medida de fuerza, cortes, etcétera, por 2 meses. Adentro sigue el control policíaco. ¿Por qué, si hubo tanta fuerza obrera y tanto apoyo popular, no se pudieron lograr todos los objetivos de la lucha? Si bien hubo errores de las corrientes que integran la Comisión Interna, la razón central de no lograr más fue que, tanto el STIA de Daer como la CGT de Moyano -que llegaron a recibir a la Comisión Interna diciéndoles que los apoyaban- no hicieron nada, ni una sola medida de fuerza, sólo críticas a la interna por “ultraizquierdistas”. Ellos son los principales responsables de este resultado. Dejaron nuevamente en el aislamiento una lucha obrera. Moyano declaró que era “un buen acuerdo” y que la interna había vuelto por el apoyo de la CGT. Moyano es un traidor y un mentiroso. La Interna volvió a entrar por la heroica lucha de los trabajadores de Kraft y de la inmensa solidaridad obrera y popular y de la izquierda, que se dio en todo el país. Si hay algo que le criticamos a la CCC, corriente mayoritaria en la Interna, es que hayan calificado de “paso adelante” el acta acuerdo y hayan omitido, en su declaración del 18-10, una sola mención de denuncia de la traición de Moyano y la CGT. De esta forma le lavan la cara a la burocracia de la CGT. Mantener la unidad de la Interna y reclamar que entren todos Es muy importante que los luchadores sindicales combativos saquen todas las lecciones de esta heroica y ejemplar lucha. En primer lugar, porque se ha demostrado que peleando con fuerza y rodeando a los conflictos de solidaridad, pese a la claudicación de la burocracia sindical, se pueden torcer los planes patronales. La discusión del balance continuará. Mientras tanto tenemos que seguir apoyando la pelea para que entren los despedidos y combatir todo intento de la patronal de cambiar los ritmos de producción y aprietes dentro de planta. Para ello hay que apoyarse en los logros obtenidos. Pero una de las claves es que se mantenga la unidad de Comisión Interna, frente a la patronal y la burocracia sindical. Más ahora que se han convocado a elecciones de Interna, donde debería armarse una lista única con los sectores actuales y nuevos compañeros luchadores. Cualquier división, más allá de las diferencias que existen, sólo puede ser funcional a Daer y la patronal. De esta batalla hay que seguir sacando aprendizajes que nos fortalezcan en el camino de una nueva dirección sindical y política en el movimiento obrero. Izquierda Socialista: Junto a los trabajadores de la ex TerrabusiNuestro partido apoyó decididamente la lucha de los trabajadores de Kraft desde el primer día. Hicimos el «aguante» en la puerta de fábrica, acompañamos la marcha a la embajada yanqui, los cortes de Panamericana, en Capital y en las marchas a Plaza de Mayo. También hicimos pintadas, distribuimos miles de volantes difundiendo el conflicto y pusimos a disposición del mismo el Encuentro Sindical realizado en la Facultad de Filosofía del 12 de septiembre, en apoyo al proyecto de nuestra diputada Liliana Olivero para que se prohíban los despidos, donde participó un compañero de Terrabusi y se aprobó redoblar la solidaridad con la lucha. Estuvimos cuando se produjo la violenta represión y desalojo y exigimos hasta último momento, junto a familiares y trabajadores, la liberación de los compañeros detenidos. Impulsamos la venta de los bonos del Fondo de Huelga, y llevamos a los despedidos a recorrer las líneas férreas de TBA Sarmiento, la fábrica Pilkington, varios edificios telefónicos y fuimos parte del festival solidario realizado en La Matanza, donde se recaudaron 2.700 pesos. Nuestros compañeros impulsaron mociones para que se dieran marchas y movilizaciones en el interior, como las realizadas en Córdoba y Neuquén. Es de destacar el apoyo de nuestra diputada de Córdoba, Liliana Olivero, quien viajó en varias oportunidades para solidarizarse con los trabajadores, visitó a los despedidos, y participó de cortes y asambleas en la puerta de fábrica. Festival solidario en MorenoEn apoyo a los trabajadores de la ex-Terrabusi, cerca de 200 vecinos participaron en la noche del sábado 17 de Octubre de un festival organizado por la Comisión Contra Despidos y Suspensiones de la Zona Oeste, Moreno. Integrada, entre otros sectores, por Izquierda Socialista, CCC, Polo Obrero, PCR, Lista Bordó (TBA Sarmiento), Lista Bordó (Docentes-Moreno), MST, Teresa Vive, Agrupación Agreta y Socialismo Libertario, la Comisión concretó el festival apuntado a reunir dinero para el fondo de huelga. El encuentro se realizó en una sede escolar de Moreno, y contó con la participación de vecinos y trabajadores de la fábrica en conflicto, que acudieron con sus familias. Tras varios números artísticos, se leyó un documento de las organizaciones participantes, reafirmando el significado de la gesta de los trabajadores de Kraft-Terrabusi y su repudio a la actitud traidora de la burocracia de ambas centrales obreras (CGTy CTA). Luego, como cierre de la actividad, representantes de la comisión anunciaron el dinero recaudado: 1800 pesos, haciendo entrega de la suma a los delegados de Terrabusi. Numerosos asistentes al festival debatieron fraternalmente con compañeros de nuestro partido y adhirieron con su firma al proyecto de ley contra los despidos de la diputada Liliana Olivero. El balance y la izquierdaLamentablemente la mayor parte de la izquierda salió apresurada a dar opiniones del balance con una visión sectaria que los llevó a negar los logros del largo conflicto. “No comparto la firma del acta… se podría lograr más”, dijo Vilma Ripol del MST, en Página 12 de domingo 18. “La paz social inscripta en el acta firmada por una parte de la Comisión Interna es una avenida de una sola mano”, declaró Pitrola, rechazando el acta, en La Nación del 18-10. “Es una dura derrota…se podía lograr más”, señaló el Nuevo MAS, repudiando el acta firmada, en su comunicado del sábado 17. Sólo criticar el contenido del acta y decir generalidades como que “se podía lograr más” y no arrancar ni mencionar los logros concretos de la lucha, como que se haya reintegrado la Comisión Interna, es un balance equivocado y desmoralizante para los trabajadores los de la ex Terrabusi, para miles y miles que se solidarizaron con el conflicto en todo el país. Hay sectores de la izquierda que, en su afán de diferenciarse y “estar más a la izquierda”, distorsionan la realidad. Izquierda Socialista también tiene críticas a las corrientes que tienen presencia en la Comisión Interna, pero no por eso vamos a caer en el despropósito, frente a la base del movimiento obrero, de negar o minimizar los puntos favorables logrados. Estos criterios sectarios son los que dividen y debilitan a la izquierda. Es necesario un cambio de actitud. Otra traición de Moyano y la CGTUna vez más los dirigentes de la CGT jugaron para la patronal durante todo el conflicto. Cuando empezó no querían aparecer. A las semanas, cuando la patronal no cumplía la conciliación obligatoria del ministerio, Daer fue y habló en asamblea en la puerta de Terrabusi. Dijo que acababa de hablar por teléfono con Moyano y que, si no dejaban entrar a los despedidos, esa misma semana iban a llamar a una medida del gremio de Alimentación y que Moyano iba a garantizar que ningún camión con mercadería entre o salga de la fábrica. Nada de eso cumplieron. Cuando, por presión de las fábricas de la zona Norte, llamó a un Plenario de Delegados, lo llenó de falsos delegados que “votaron” su moción de no hacer nada por Kraft-Terrabusi. Luego, en conferencia de prensa junto a Moyano, declararon que tenían grandes divergencias con la Comisión Interna, con sus métodos de lucha y que era “ultraizquierdistas” y por eso abandonaban a su suerte a miles de obreros. Cuando, por el repudio a la represión, decenas de miles se movilizaron en el país y el gobierno se asustó, reapareció Moyano convocando a la Interna y dándole “su apoyo”. Este nunca se concretó en nada, ni acto, marcha o paro. En la última semana, Moyano presionó para que la interna aceptara las condiciones de la multinacional. Y, al firmarse el acta, no tuvo más caradurismo que decir que “se había ganado gracias al apoyo de la CGT”. Hay que echar de los sindicatos y la CGT a estos traidores que sólo trabajan para el gobierno y las patronales a cambio de enriquecerse, mientras los obreros estamos cada vez más pobres y con miles de despedidos. Nuestra critica a la CCC y al PTS: Es necesario mantener la unidad de la InternaRespetamos el lugar ganado que tienen la CCC y el PTS en la Comisión Interna de la ex Terrabusi, en lucha contra la patronal y siendo opositores a la burocracia de Daer. En este marco creemos que es imprescindible ahondar en el balance. Nuestra crítica pretende servir a la vanguardia sindical luchadora a sacar conclusiones para tratar de no volver a repetir errores que debilitan las luchas. Durante el primer período del conflicto, lamentablemente ni la CCC ni el PTS prepararon a los obreros para un casi seguro desalojo. O sea, no prepararon a los trabajadores para un plan B que era la huelga afuera. Tanto la CCC como el PTS, con sus matices, se jugaron a una sola variante: el paro dentro de la empresa y a los cortes de Panamericana. No elaboraron ni organizaron a los trabajadores para seguirla afuera, si era necesario. Organizando por barrios, preparando los piquetes de convencimiento, etc. Por eso tampoco se le dio importancia, en esa primer etapa, a realizar acciones masivas de solidaridad como una gran marcha a Plaza de Mayo o un gran festival artístico (León Gieco y otros artistas se ofrecieron). Sólo se impulsaron luego, cuando el paro no existía. Encima la represión tomó desprevenidos a los trabajadores, aunque a Bogado la propia policía le advirtió antes de la represión y éste no quiso negociar nada ni alertar. Más grave aún fue que luego de la represión y el desalojo del viernes 25, ambas corrientes no llamaron a ningún tipo de reunión o asamblea en cualquier lugar, que permitiera reorganizar las fuerzas y evaluar medidas el lunes. Los compañeros de Izquierda Socialista propusimos el sábado 26 hacer un plan para ir a los barrios, donde viven los trabajadores, para hacer reuniones y reorganizar. Hubo una negativa cerrada de toda la Comisión Interna. O sea, se dejó casi 48 horas solos a los trabajadores. No decimos que fuera seguro que esto iba a lograr parar la fabrica, pero ni se lo intentó. Allí se empezó a dificultarse la lucha ya que los trabajadores quedaron confundidos y el lunes entraron a trabajar, quebrándose la huelga que se realizaba dentro de planta. El PTS, cortándose solo, definió la línea de que el lunes se parara adentro y entraran todos los delegados, cosa que obviamente, no pudo hacerse. La CCC directamente no propuso nada. En el final del conflicto, por diversas vías, ambos abandonaron la pelea por hacer asambleas por turno, conjuntas entre los despedidos y los que están trabajando. El compañero Hermosilla (miembro de la interna del PTS) llegó a declarar que “esta lucha es de los despedidos y me cago en los de adentro”. Los delegados de la CCC (con el aval público posterior de Bogado) firmaron el acta pese a que la asamblea previa había rechazado que en el número a reincorporar se incluyera suspendidos. Y, cuando ya pasaron 5 días de terminar la negociación, ni Bogado en los turnos mañana y tarde, ni Hermosilla en el turno noche, han realizado asambleas para que sean los trabajadores los que decidan si avalan el acta o no. El PTS rechaza el acta, centrando su crítica en el punto de la “paz social” por 2 meses, cuando en realidad el problema es lograr reorganizar la fábrica por dentro para tratar de hacer asambleas y retomar fuerza para reclamar por los despedidos. La CCC, al contrario, la reivindica y no dice ni una palabra de sus aspectos negativos ni denuncia a la CGT como la principal responsable de que se llegara a esta situación. Nosotros creemos que se debería haber llamado a asambleas por turno y de los despedidos y puesto a votación el acta acuerdo. Y, si no daba para seguir con medidas de fuerza, dejar claro que el acta es mala, señalando a los responsables: la CGT y Daer que nunca apoyaron e impusieron un aislamiento. Asumiendo que por ello no había condiciones para superarla. El mayor peligro ahora, mientras se sigue reclamando por el ingreso de todos los despedidos, es que la CCC y el PTS sigan con la división que generaron públicamente en el ministerio, cuando hay elecciones de interna el 3 de noviembre. Ir divididos es casi entregarle la interna a Daer. Hay que reclamarle a la CCC y al PTS que no dividan, que se unifiquen en una misma lista para la interna, que además incorporen a nuevos delegados luchadores independientes, para evitar que la patronal y la burocracia logren por los votos lo que no lograron por la fuerza. No hay que permitir que Daer gane la comisión interna ni que Kraft pueda reiniciar su plan de flexibilización. |
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