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Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
Virginia Fariña
Apoderada Izquierda Socialista
No a la Reforma Política de los Kirchner
El gobierno enviará esta semana a la cámara de Diputados un proyecto de ley para implementar una reforma política “a la mexicana” (ver nota). Detrás de frases como “transparentar” la política y “fortalecer a los partidos”, el verdadero objetivo es apuntalar al PJ y al bipartidismo, facilitar las aspiraciones presidenciales de Kirchner para 2011 e intentar proscribir a los partidos “chicos” y a la izquierda.
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Néstor Kirchner se quiere postular nuevamente en 2011 |
El gobierno viene de hacer las más escandalosas maniobras en las pasadas elecciones -adelantamiento, candidaturas testimoniales, listas espejo, financiamiento a través de la mafia de los medicamentos, etcétera-. Nada le alcanzó. Los Kirchner perdieron en los principales distritos. El peronismo se presentó dividido, mostrando su verdadera crisis. Crisis que también es del bipartidismo PJ-UCR, como lo demuestran las atomizaciones del peronismo disidente y de la Coalición Cívica posteriores a las elecciones.
Las encuestas señalan que los niveles de desconfianza hacia los políticos patronales son similares a los que existían en 2001. Sobre eso se monta el kirchnerismo para aplicar, entre gallos y medianoche, una reforma que beneficie al peronismo e ir contra los partidos de oposición, esencialmente la izquierda.
Reforma funcional al PJ y el bipartidismo
Uno de los ejes principales de la reforma es imponer internas abiertas, simultáneas y obligatorias para definir el candidato a presidente, y probablemente también para diputados y senadores nacionales. Lejos de “transparencia” alguna, lo que buscan es disciplinar a las distintas variantes del PJ tras una sola candidatura, la de K. Esto también beneficiaría a la UCR, a quien el gobierno ya envió señales, para poner en caja la dispersión que le producen candidaturas como la de Cobos, por ejemplo.
Junto con esto, intentan proscribir claramente a los partidos opositores más chicos. Pero no sólo la izquierda sería perjudicada, también variantes como Proyecto Sur, entre otros. Quieren exigir que en dichas internas cada partido deba obtener como mínimo el 3% del padrón electoral (es decir, casi un millón de personas para presidenciales) como requisito previo indispensable para poder competir en una elección a cargos nacionales. ¡Con esto se aseguran que en 2011 sólo se presenten el PJ y la UCR!
Más medidas proscriptivas
El apoderado del PJ, Jorge Landau, en un seminario organizado el pasado viernes 23 por la Cámara Nacional Electoral, con la presencia de funcionarios mejicanos, dijo: “El cáncer es que existen 33 partidos nacionales”. ¡Miente!
El verdadero cáncer son el PJ, el denominado “peronismo disidente”, la UCR, el PRO, Cobos, Carrió y compañía, quienes desde la Casa Rosada o desde el Parlamento son quienes gobiernan con políticas antipopulares y entreguistas, corruptas y clientelares.
Los Kirchner ya vienen aplicando disposiciones proscriptivas. Quienes hablan de “democratizar las voces”, reimplantaron en 2006 la pérdida de la personería legal a los partidos que no obtengan el 2% del padrón en dos elecciones consecutivas. Esto obliga a tener que hacer permanentes campañas de afiliaciones, cada vez con más condicionamientos. Por ejemplo, en muchos distritos pasaron a exigir que las afiliaciones sean con fotocopia del DNI, y que las adhesiones sean certificadas ante escribano público, tornándose sumamente oneroso y engorroso para partidos de trabajadores como el nuestro.
A su vez, modificaron el financiamiento estatal, disponiendo que el 80% de los fondos se lo lleven los partidos que tienen representación parlamentaria. Una clara asfixia económica para quienes funcionamos con el aporte de nuestros militantes y simpatizantes, no de empresarios y banqueros.
Ahora quieren dar una vuelta de tuerca brutal: pretenden aumentar cualitativamente la cantidad de afiliados necesarios para obtener y mantener la legalidad partidaria. Por ejemplo, en provincia de Buenos Aires, esa exigencia podría multiplicarse por diez -pasando de 4.000 a 40.000 las afiliaciones requeridas-, y decretar la caducidad cuando se baje de esa cantidad. Otra clara medida antidemocrática y proscriptiva.
¡Esta reforma no puede pasar!
Nada de lo que reclaman quienes están hartos de las maniobras de los partidos patronales y la vieja política, va a ser satisfecho con esta reforma. Todo lo contrario. Es “cambiar algo” para profundizar todo lo malo que ya está.
Su objetivo fundamental es intentar salvar a Kirchner y al bipartidismo, para garantizar una alternancia en el poder que siga beneficiando a las grandes patronales, multinacionales y al imperialismo, como viene ocurriendo en las últimas décadas con los distintos gobiernos patronales.
Llamamos a todos los partidos y dirigentes políticos que se sientan perjudicados, y a aquellos que se consideren democráticos y pluralistas, a enfrentar esta reforma. A Pino Solanas, a Claudio Lozano, a la centroizquierda. Y fundamentalmente a toda la izquierda, a unificar esfuerzos para salir desde ahora a denunciar semejante atropello e implementar todas las formas de repudio que estén a nuestro alcance para que esta reforma no pase.
Corresponsal
Partido Obrero Socialista
(POS)-México
¿Cómo es en México?
Desde 1977 a la fecha han habido reformas importantes, verdaderos avances democráticos, a la ley electoral. Pero con una contra-reforma de 2005 y algunos aspectos de la de agosto de 2007, se retrocedió.
La primera terminó por dejar afuera a las organizaciones con menos recursos y más débiles, porque duplicó los requisitos para ser partido político nacional (ppn). Se exige, a partir de entonces, en el Código Federal Electoral, artículo 24, que el número de afiliados de un partido no sea menor al 0.26% del padrón electoral nacional. Somos más de 105 millones de mexicanos y debe haber en el padrón más de 70 millones. Entonces son cerca de 200 mil afiliados, 60 mil de los cuales deben presentarse a asambleas de su ppn. Además, dicha disposición también exige que la organización que pretenda ser ppn lleve a cabo, al menos, 20 asambleas en igual número de entidades federativas (provincias), con no menos de 3 mil asistentes cada una. O 200 asambleas en igual número de distritos electorales (hay 300 en el territorio nacional), con al menos 300 asistentes cada una. A cada asamblea acude un representante del IFE (Instituto Federal Electoral) que levanta acta de que todos los asistentes llevaron su credencial para votar con fotografía, que son de esa entidad y que todos ellos aprobaron, en la asamblea, ser del partido en cuestión y los documentos básicos del ppn.
Como es de suponerse, esto es muy difícil. Solamente pueden hacerlo aquellos que tienen un control corporativo sobre sectores de masas, como el gremio de los docentes, que creó hace pocos años el Partido Nueva Alianza. Por otra parte, una vez siendo reconocido un partido nacional, debe obtener al menos el 2% de la votación nacional y, en caso de no lograrlo, se cancela de inmediato el registro. Antes se exigía un 1.5% de la votación nacional. Para hacer esta ley, los tres grandes partidos mexicanos, que no se ponían de acuerdo en nada, convinieron en esta contrarreforma, que cierra todavía más el selecto club de ppn mexicanos.
La “reforma” de 2007 fue contradictoria: trajo avances democráticos, como el que los gobernantes o funcionarios públicos ya no pueden hacerse publicidad en radio y tv; y que el tiempo de las campañas sea más breve. Pero incluyó retrocesos: ahora se niega que pueda haber candidatos independientes de los ppn; y las agrupaciones políticas nacionales (apn) que eran partidos de decimosexta fila, sin derechos políticos y sólo con el derecho de recibir al año unos 25 mil dólares (que sólo podían ser usados para cursos, propaganda e investigaciones, todo rigurosamente vigilado), ahora ya no tienen derecho ni a esa mezquina cantidad (en México los partidos nacionales reciben subsidios multimillonarios del IFE: el PRI, por ejemplo, unos 60 millones de dólares este año, por lo bajo).
Desde ya, de aplicarse este sistema, será claramente en perjuicio de la izquierda argentina.
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