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Este modelo sindical no va másMoyano, los “gordos” y los llamados “independientes” de la CGT encarnan un modelo sindical signado por los pactos antiobreros, privilegios, patotas y listas únicas. Es necesario barrer a la burocracia y dar paso a las nuevas conducciones combativas y antiburocráticas.
La CGT, en todas su variantes, ha demostrado ser un freno de las luchas de los trabajadores. Alineada a distintos sectores del peronismo, actúa como agente de las patronales a cambio de cuantiosas prebendas y al amparo de una legislación terriblemente antidemocrática. La CGT no sólo no apoya ninguna lucha, sino que cuando los trabajadores salen a reclamar de manera independiente, intenta aplastarlos. Así lo hicieron en la ex Terrabusi, acusando a los trabajadores de ultraizquierdistas, dando vía libre a la represión. Moyano se ha jugado siempre a fijar techos salariales inferiores a los índices de inflación, a la vez que brega insistentemente por un Pacto Social para avalar el ajuste del gobierno y controlar a los que salen a luchar. Las únicas movilizaciones impulsadas por la central han sido en apoyo al kirchnerismo, jamás a favor de los trabajadores. Son burócratas que actúan como asesores y voceros de las patronales. Por ejemplo, el titular de la UOM, Antonio Caló, declaró que “difícilmente se otorgue a fin de año una suma fija a los trabajadores dado que no está el país para eso debido al impacto de la crisis mundial”. (Página12, 9-11). Y su segundo, Belén, llegó a decir que “la CTA pertenece a la Cuarta Internacional”, enarbolando un discurso típico de los años ‘70, que vuelve a repetir ahora cuando sus dictados son cuestionados por las bases y el nuevo sindicalismo. Este modelo sindical es el de la Ley de Asociaciones Profesionales, que les garantiza a los burócratas el descuento compulsivo de la cuota sindical, además del manejo de las multimillonarias cajas de las Obras Sociales (la ex ministra Ocaña denunció que ese dinero muchas veces va a parar al patrimonio particular de los dirigentes sindicales). Prebendas que siguen con los cobros compulsivos, como el descuento del 1% a los trabajadores del subte destinado a engrosar las arcas de la UTA, u otros porcentajes que van a los bolsillos de la burocracia como parte de las “negociaciones” que hacen con las patronales. Este modelo garantiza el control vitalicio de sus sindicatos, con estatutos que hacen que las listas únicas sean moneda corriente, cercenando a la oposición. Según el estatuto del SMATA, por ejemplo, para presentar una lista nacional hay que ser dirigente de una o varias seccionales, con lo cual es prácticamente imposible que la oposición pueda presentar lista. No sólo eso, sino que en estos días, al igual que la burocracia de la UOM Córdoba, hicieron congresos para expulsar a delegados opositores en vez de defender el salario o enfrentar los despidos (ver Córdoba…). Otro ejemplo es el de la Unión Ferroviaria de Pedraza, que obligó a los ferroviarios de la Bordó a hacer un paro en 2004 para que le oficialicen su lista porque los querían proscribir. Hecho por el cual van a juicio el próximo 9 de diciembre. Este es el sindicalismo de los Moyano, Cavalieri, Pedraza, Zanola, Barrionuevo, Lescano, Martínez, Andrés Rodríguez. Viejos carcamanes que se perpetúan en sus sillones, llevando adelante una vida que nada tiene que ver con la de los trabajadores, vacacionando en lujosos hoteles, viviendo en suntuosas mansiones, con guardaespaldas y choferes personales. El modelo sindical de las patotas, encargadas de amedrentar y golpear a quienes se atrevan a desobedecer sus órdenes o, sencillamente, a quienes salen a pelear por su propia cuenta. Así sucede en el Subte, donde los trabajadores tienen que enfrentar a la patota de la UTA plagada de matones a sueldo y barrabravas, en el ex Hospital Francés, el INDEC, entre otros lugares. Pese a las innumerables trabas, un nuevo sindicalismo democrático y combativo ha venido surgiendo, fogueado por las constantes luchas obreras. Es necesario brindar todo nuestro apoyo a estas nuevas experiencias, para que surjan y se desarrollen, en el camino de barrer con toda la vieja burocracia sindical traidora. |
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Barras bravas KLa relación entre los partidos patronales -en este caso el PJ, la burocracia sindical y las barras bravas- sigue dando que hablar. Dos nuevos episodios se han sumado a una historia que lleva décadas. En ocasión de la 13º fecha del Torneo Apertura hicieron su aparición en forma simultánea banderas de apoyo al matrimonio Kirchner en las tribunas de 12 clubes de primera división. En letras negras sobre fondo celeste y blanco las mismas rezan “Hinchadas Unidas Argentinas” junto a la figura de un pingüino y las siglas “KV” (Kirchner Vuelve). Desde el gobierno nacional nadie se hizo cargo de esto, mientras trascendidos periodísticos hablan de un acuerdo entre barras y el gobierno nacional por el cual los primeros brindan “apoyo, publicidad y presencia en actos políticos a cambio planes sociales y viajes al Mundial de Sudáfrica”. Quienes se encargaron de la negociación habrían sido dos fieles laderos de Néstor Kirchner, su ex chofer Rudy Ulloa y Juan Carlos Mazzón, operador político eterno del peronismo. También en las últimas semanas y a la luz del conflicto de los trabajadores del subte se pudo conocer nuevos detalles de la vieja y conocida relación entre la burocracia sindical y los barras. La UTA, con la complicidad de la patronal del grupo Roggio, ha hecho entrar como nuevos trabajadores a “empleados sin escalafón técnico, entre quienes se colaron algunos barrabravas de River y Boca” (Pagina12, 9-11). Su función es recorrer líneas con los representantes de la burocracia amedrentando a los trabajadores, agrediendo a los delegados, romper asambleas y un largo etcétera. Ninguno de estos hechos causa sorpresa. Lo que sí causan es indignación. El mismo sentimiento que se siente cada vez que se escucha la hipocresía de Aníbal Fernández o algún otro funcionario rasgándose las vestiduras por la violencia en las canchas. Pura hipocresía que queda una vez más al desnudo. |
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Constituyente SocialQue la CTA llame al paro nacionalLos días 20 y 21 de noviembre se realizará en Neuquén un nuevo evento de la Constituyente Social. La misma es impulsada por la CTA, tanto por el sector Yasky como el de De Gennaro. La Constituyente Social que se reunió en Jujuy a fines del año pasado terminó sin ninguna propuesta de lucha nacional contra los despidos y por el salario; no denunció al gobierno, ni tampoco levantó una alternativa política de los trabajadores. Lamentablemente la CTA no ha llamado a ninguna medida de fuerza en solidaridad con la lucha de estatales y docentes de varias provincias. Tampoco en apoyo a los trabajadores del subte a pesar que Yasky está por el reconocimiento del nuevo sindicato. Ni siquiera Ctera convocó a una medida unificadora ante los conflictos docentes. Es que su preocupación central es su reconocimiento y la “libertadsindical” por parte del gobierno. Cuando fue el conflicto de Kraft, uno de los voceros de la CTA Capital planteó en un plenario que para que la CTA llame a un paro tiene que haber “un muerto”, como cuando fue lo de Fuentealba. En cambio, Yasky se ha movilizado junto a la CGT para apoyar medidas del gobierno, como la Ley de Medios, entre otras. El propio Yasky reconoció su verdadero rol: “…las veces que nos reunimos con el ministro de Trabajo fueron gesPetiones no oficiales, tratando de actuar como bomberos, apagando incendios…” (Página12, 16-11). Por eso su accionar se limita a algunas marchas como las que se anuncian para pedir que se voten algunas leyes en el Congreso. Algunos medios han abierto el interrogante si la CTA en la Constituyente Social llamaría a un paro nacional. ¡Ya lo tendría que haber convocado! Hay que exigírselo a Yasky-De Gennaro, en apoyo a los trabajadores del subte y a los docentes y estatales en lucha. Y que le den continuidad en un plan de lucha nacional escalonado, con medidas progresivas. A.S. |
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Izquierda Socialista en Internet: |
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