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Elecciones nacionales en Bolivia¿Adónde va Evo Morales?Todas las encuestas prevén un cómodo triunfo de Evo Morales en la primera vuelta electoral de las elecciones a realizarse este domingo 6 de diciembre. La mayoría popular sigue creyendo en que Evo, en su segundo mandato, realizará un cambio de fondo que termine con la marginación y la miseria. Sin embargo, el MAS pactó con la oligarquía y gira a la derecha.
Además del apoyo electoral de obreros, campesinos y sectores pobres urbanos, en las últimas semanas hubo insólitas adhesiones al MAS: empresarios, algunos agroindustriales de Santa Cruz, y hasta los matones fascistas de la Unión Juvenil Cruceñista, que apaleaban campesinos hace un año. Evo Morales llegó al gobierno después de un proceso revolucionario que barrió a dos gobiernos neoliberales encabezados por Sánchez de Lozada, y su sucesor, Carlos Mesa. Y a los viejos partidos de derecha. El MAS ganó prometiendo nacionalización e industrialización de los hidrocarburos y reforma agraria a través de una Asamblea Constituyente (el 80% de la tierra está en manos de 1000 familias terratenientes). Promesas incumplidas La “nacionalización” decretada en 2006 se transformó en un aumento de impuestos y compra de acciones por parte del Estado. Pero el negocio siguió controlado por las transnacionales como Petrobrás, Repsol y otras. Hubo aumento en los ingresos estatales que permitió algunas concesiones menores al pueblo, como pequeños bonos a mayores de 60 años, a niños en edad escolar y a mujeres embarazadas. Nada más. La reforma agraria que aprobó la Constituyente en Oruro en 2007, con mayoría del MAS, limitaba a 5.000 hectáreas el máximo de tierra en manos de cada latifundio. Contra la aplicación de esa Constitución la derecha llegó a intentar un golpe de Estado y la división de Bolivia en septiembre de 2008, asesinando a 18 campesinos en Pando. La respuesta popular fue una inmensa movilización y el cerco de decenas de miles de campesinos y pobladores del plan 3000 de Santa Cruz a los fascistas cruceños. Pero Evo llamó a frenar la movilización, presionado por Unasur (Unión Naciones Sudamericanas) y especialmente Brasil, que tiene fuertes intereses económicos en Santa Cruz, y firmó un pacto con la derecha que cambió en 144 artículos la Constitución y aseguró la tierra para los latifundistas. A partir del pacto, la derecha abandonó los intentos golpistas o divisionistas. El MAS, que desde un comienzo se propuso gobernar en acuerdo con sectores de la oligarquía y de las transnacionales, logra su objetivo. También volvieron los acuerdos con la banca imperialista (Banco Mundial) con el que está gestionando un enorme crédito de 10.000 millones de dólares. Al mismo tiempo corrompió a dirigentes de la COB y CSUTCB (central campesina), que hoy defienden al gobierno incondicionalmente sin plantear ninguno de los reclamos de sus bases. Panorama electoral La derecha tradicional no se recuperó. El más importante partido histórico, el MNR, no se presenta como tal. La principal fórmula electoral de derecha es la de Manfred Reyes Villa y Leopoldo Fernández, ambos comprometidos en masacres a campesinos. Y Fernández estuvo preso por los asesinatos en Pando. En la izquierda opositora no se logró un frente para presentarse a las elecciones. En esta situación, el MAS es imbatible y las encuestas le dan entre el 55 y el 60%. Pero hay descontento en sectores populares por falta de solución a los problemas sociales básicos. Una expresión de este descontento fue el paro que organizó la Fejuve (Federación de Juntas Vecinales) de El Alto, protestando contra bajas del aporte nacional al presupuesto municipal. Grupos organizados por concejales del MAS tomaron violentamente el local de la Fejuve como respuesta. En la Universidad Pública de El Alto (UPEA), que tiene voto universal (mayoría estudiantil), el MAS perdió las elecciones para rector a manos de un candidato indigenista opositor. Y la izquierda independiente logró el 30% de los votos. Pequeñas organizaciones de izquierda, entre ellas la que integran compañeros de la Unidad Internacional de Trabajadores (UIT-CI) en Bolivia, como Carlos Rojas, ex dirigente de la Fejuve, así como otros dirigentes sociales, especialmente de El Alto, convocaron a “voto nulo o abstención”. El dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB), Felipe Machaca, explicó que “Morales no es revolucionario ni de izquierda, porque… no ha realizado una verdadera nacionalización de los hidrocarburos, ha constitucionalizado el latifundio y está rodeado de ministros de la derecha”. Más allá del resultado electoral, los problemas populares básicos quedarán irresueltos. El giro a la derecha del MAS en su acuerdo con la oligarquía y el imperialismo se traducirá en una política antipopular que defraudará las expectativas que hoy existen. Esto, muy probablemente, hará que el MAS choque con gran parte de sus propios votantes y que resurja la lucha por empleos, salarios, estabilidad laboral, jubilación, por defender los recursos naturales, recuperar la tierra para el campesino, expropiar y expulsar a las transnacionales. Y, para esta lucha, son necesarias nuevas direcciones sindicales y políticas revolucionarias. |
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