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Escribe:
Luis Covas
“Pepe” Mujica, la vaca y la gallina
La disertación del presidente electo del Uruguay, el “Pepe” Mujica, con más de 1.000 empresarios uruguayos y extranjeros, entre ellos unos 400 argentinos, causó un gran impacto. El evento se hizo en el lujoso Hotel Conrad de Punta del Este. Junto a Mujica estaba el empresario López Mena, dueño de Buquebus y ahora también productor lechero con su megatambo ubicado en Punta Ballena. Entre los empresarios argentinos estaban, entre otros, Ratazzi, presidente de Fiat; Héctor Méndez, presidente de la UIA y Eurnekian, del grupo del mismo nombre.
El Pepe dijo lo que querían oir los empresarios: “Vengan a invertir… acá no te la van a expropiar… ni te van a doblar el lomo con impuestos”. Todo esto en boca de un ex tupamaro que asaltaba bancos y que estuvo varios años preso. Todo dicho en un tono melodramático antiguo, más cerca de las voces de los radioteatros de los años 50. El ex presidente Lacalle saltaba en una pata: “De decir que iban a construir el socialismo a defender la inversión nacional o extranjera… Bienvenido en la persona y las opiniones del presidente Mujica” (Clarín, 12-2).
Los empresarios argentinos y los medios de prensa patronales ponderaron al Pepe como un ejemplo, en comparación con el gobierno K. Los sectores “progres” que aún apoyan al gobierno, usaron esto, para otra vez querer mostrar que el gobierno de Cristina es “nacional y popular”, que “limita la ganancia de los grandes grupos económicos”, … “por eso lo atacan”. Nada más alejado de la realidad. Lo que los grandes empresarios envidian de Mujica y del gobierno del Frente Amplio uruguayo es su “prolijidad” y que, por ahora, hayan evitado el desborde del movimiento obrero y popular. Cosa que aquí no pueden conseguir, más después del Argentinazo y la crisis política y económica del 2001. Añoran la circunstancial “estabilidad” uruguaya, traducida en “respetan la propiedad privada”.
Por otro lado, el Pepe vende su discurso como “realista” para el pueblo trabajador. Por su origen, le gusta usar comparaciones campestres. Según él, “no se puede recaudar aumentado los impuestos sobre la riqueza…porque matamos la gallina de los huevos de oro”. Durante la campaña había dicho “que la burguesía era como la vaca. Algunos vivos la quieren matar para comerse un asado. Lo inteligente es dejarla pastorear para seguir ordeñándola”. O sea, el ex tupamaro Pepe, nos viene con el viejo cuento que hacen todos los gobiernos de centroizquierda, que hay que gobernar con las multinacionales con “viveza” para “redistribuir la riqueza entre los pobres”. Ese verso lo conocen los trabajadores argentinos, porque llevamos ya seis años del mismo cuento K. Pero en Uruguay también se demuestra que ese verso político no le sirve al pueblo trabajador. Lo que crece es la desigualdad social. El 50% de los niños menores de 5 años está por dejado del nivel de la pobreza (trabajo de Baneix y Roca). El salario mínimo es 10 veces menor que el costo de la canasta familiar. La entrada de más inversión extranjera no ha sacado de la pobreza al pueblo uruguayo y ha hecho a los ricos más ricos.
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