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Elecciones en BoliviaVoto castigo al MAS en La Paz, Oruro y El AltoEl MAS, partido de Evo Morales, ganó las elecciones (departamentales y municipales) en 6 de los 9 departamentos: La Paz, Oruro, Cochabamba, Chuquisaca, Beni y Potosí. Perdió Santa Cruz, Tarija, Pando (de la llamada “Media Luna). Pero también perdió las municipales en 7 de las 10 principales ciudades, entre ellas La Paz (ciudad) y Oruro, ciudades de Occidente que eran su baluarte. Y ganó en El Alto, pero sólo con el 40%, bajando su votación a la mitad. El contradictorio resultado se explica porque sectores obreros y populares, de la base masista, están descontentos con la política oficial y su marcado giro a la derecha. En primer lugar, por una cuestión democrática. Evo Morales impuso los candidatos locales a dedo, desplazando a dirigentes representativas que, en muchos casos, rompieron. Esto se agravó porque muchos de los candidatos impuestos por Evo fueron políticos provenientes de los partidos derechistas o burócratas odiados por la gente. A su vez, el resultado se explica porque crece también un sordo descontento social. El proyecto oficial de “capitalismo andino amazónico” y alianza con las transnacionales, tiene como consecuencias sociales que, aunque haya habido mejoras menores para los sectores populares, sigan los dramas estructurales como los salarios bajísimos, precariedad laboral, la desocupación, falta de tierras para los campesinos mientras los terratenientes mantienen sus latifundios. Incluso aparecieron problemas nuevos como escasez de gas en garrafa, combustible básico de la mayoría, sólo explicable porque la llamada “nacionalización” no fue tal y las transnacionales siguen controlando los hidrocarburos. Además, el gobierno tiene un proyecto de nuevo Código de Trabajo con flexibilización laboral y criminalización de las huelgas, que ya fue respondido con una importante movilización obrera en enero. Este descontento se manifestó en las elecciones del último domingo (para gobernadores, asambleístas departamentales, alcaldes y concejales), mediante el llamado “voto cruzado”. Muchos votaron contra los candidatos municipales del MAS y a favor de los candidatos a gobernación del mismo partido. Y este voto de la base obrera y popular, y en algunos lugares también la campesina, contra los candidatos masistas locales, no fue centralmente a partidos de la vieja derecha, sino que se canalizó en su mayor parte a través del Movimiento Sin Miedo (MSM), que fue aliado del MAS hasta las últimas elecciones nacionales de 2009 y tuvo la táctica de ofrecer su sigla para las candidaturas de dirigentes locales disidentes del MAS. Esto sucedió en El Alto con la candidatura por el MSM de Abel Mamani, ex dirigente de la Fejuve y ex ministro de Evo, que obtuvo el 24%. Ganó Edgar Patana, el candidato del MAS, pero sólo con el 40%, la mitad de lo que sacó en las presidenciales hace 4 meses. Esta ruptura ocurrió también en localidades pequeñas del altiplano o los valles de Cochabamba, que antes eran cerradamente masistas. Entre ellas, en Copacabana, localidad aymará a orillas del Titicaca, donde el FRUP, una agrupación de trabajadores de izquierda, disputó voto a voto la alcaldía con el MAS, ganando éste por 50 votos, logrando la alcaldía y 3 concejales, y el FRUP, 2 concejales (son 5), por lo cual los compañeros merecen ser felicitados por la batalla electoral que han librado. En Santa Cruz, Tarija y Pando ganaron los sectores políticos representativos de la derecha oligárquica local, que ya gobernaban, y que ahora, como el gobierno del MAS pactó con ellos garantizándoles constitucionalmente mantener sus latifundios, se han consolidado políticamente y actúan posando de “demócratas”. Pero la vieja derecha política nacional está en desbandada. El partido Podemos, de Tuto Quiroga, el segundo partido en 2005, y el NFR de Manfred Reyes Villa, el segundo partido, con el 27%, en diciembre de 2009, están desaparecidos y Reyes Villa prófugo por sus múltiples delitos. La incipiente ruptura de un sector de la base masista no apoyó a los partidos de derecha y, por el contrario, les dio la espalda. El Movimiento sin Miedo sí fue un canal electoral. Pero no es una oposición por la izquierda al MAS, no criticó ninguna de sus políticas de pacto con la derecha y el imperialismo. Por eso es necesario construir una alternativa revolucionaria. Como lo señalaron Carlos Rojas, Froilán Calcina y Nicolás Samo, ex dirigentes de la Fejuve (Federación de Juntas Vecinales de El Alto) en las insurrecciones populares de 2003 y 2005: “Debemos reencausar la Agenda de Octubre de 2003 a través de nuestras luchas porque no hubo una verdadera nacionalización con expulsión de las transnacionales, el gas primero para los bolivianos, no al saqueo de nuestros recursos naturales, acabar con los grandes empresarios nacionales y transnacionales, con los terratenientes, que lamentablemente el actual gobierno protege” (periódico La Protesta Nº1). |
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