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Esta vez, Trotsky vivió para contarlo“Stalin quiere mi muerte”“Los tiros venían de todas partes; era difícil decir exactamente de dónde. [...] nos disparaban de la misma habitación, aunque no podíamos ver a nadie. Mi impresión es que se tiraron alrededor de doscientos tiros [...] En todas direcciones volaban trozos de vidrio de las ventanas y astillas de las paredes. Poco después sentí que tenía dos heridas leves en la pierna derecha. “Cuando se acalló el tiroteo oímos a nuestro nieto que gritaba en la habitación de al lado: ‘¡Abuelo!’ La voz del niño sonando en la oscuridad es el recuerdo más trágico que tengo de esa noche. “[...] puede parecer incomprensible que la camarilla de Stalin me exilie primero y luego intente matarme en el extranjero. ¿No hubiera sido más simple matarme en Moscú, como a tantos otros? “La explicación es la siguiente: en 1928, cuando fui expulsado del partido y exiliado al Asia central, todavía era imposible hablar, no digamos de fusilamientos, ni siquiera de arrestos. Toda la generación con la que viví la Revolución de Octubre y la guerra civil aún estaba con vida. El Buró Político se sentía rodeado por todos lados. “En Asia central pude mantenerme en contacto directo de la Oposición. En esas condiciones, Stalin, después de vacilar durante un año, decidió apelar al exilio en el extranjero, considerándolo el mal menor. [...] Me informaron que Stalin admitió varias veces que mi exilio al extranjero fue un ‘gran error’. No hay otra manera de rectificar el error que apelar a un acto terrorista. [...] “Stalin organiza un atentado para asesinarme con una intención clara: destruir a su enemigo número uno. [...] “El hecho de que por accidente haya fallado el atentado, tan cuidadosa y hábilmente preparado, constituye un serio golpe para Stalin. La GPU debe rehabilitarse ante él. Stalin tiene que demostrar su poder. Es inevitable que el atentado se repita.”[1] El preciso pronóstico de Trotsky se confirmó trágicamente sólo 88 días después, cuando lo hirió mortalmente el enviado directo de Moscú, Ramón Mercader. 1. “Stalin quiere mi muerte” (8 de junio de 1940). Escritos, tomo XI, vol. 2. Editorial Pluma, Bogotá, 1979. Se publicó en agosto de 1941, cuando Trotsky ya había sido asesinado. |
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