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Panorama Político¿Qué hay detrás de la pelea con Clarín?
El largo discurso pronunciado por Cristina Kirchner el pasado martes 24 de agosto, denunciando la compra bajo presión de Papel Prensa durante la última dictadura militar, abrió un amplio debate. Rápidamente salieron en defensa del informe preparado por el patotero Guillermo Moreno, varios plumíferos del oficialista Página 12. “Fue mas allá que todos los discursos de los presidentes argentinos hasta la fecha, incluidos Perón y Evita”, escribió el filósofo José Pablo Feinmann. “Una impresionante pieza oratoria desplegada por la Presidenta”, señaló el periodista Eduardo Aliverti. El inefable Horacio Verbitsky agregó: “Mientras Cristina enfrenta a las corporaciones la oposición pide instrucciones al grupo Clarín”. Según este modo argumental, estaríamos en presencia de un nuevo hecho protagonizado por un gobierno “nacional, popular y progresista”, destinado a enfrentar a los monopolios y a la derecha. Nada más alejado de la realidad. Debilidad y doble discurso El trasfondo de las altisonantes “iniciativas” del gobierno y su manía de polarizar con algún enemigo (Clarín, la Iglesia o la oposición patronal), obedece a su denodado intento por ganar en primera vuelta las elecciones de 2011. Pretende mantener a su electorado movilizado tras “una causa popular”, dando concesiones fundamentalmente en el conurbano bonaerense -distrito estratégico donde perdió en 2009-, y recuperar así a sectores del electorado que fue perdiendo a lo largo de estos años, en especial a la clase media. Pero tuvo sus tropiezos. El gobierno, luego de levantar algunos puntos al apropiarse del triunfo de la aprobación del matrimonio igualitario (que los Kirchner cuando tenían mayoría nunca impulsaron), fue corrido “por izquierda” por la oposición patronal con el 82% para las jubilaciones aprobado en el Congreso. Contraatacó sacándole la licencia a Fibertel -del grupo Clarín-, para entregarle el negocio a las Telefónicas, creyendo que, además, le sería redituable políticamente. Pero resultó lo opuesto, generando un amplio repudio entre los usuarios de ese servicio. El furor por desempolvar la venta de Papel Prensa tuvo el mismo objetivo. Utiliza el caso de pantalla para alardear que va contra los negocios de la dictadura, cuando el máximo hecho mafioso y de saqueo de entonces, la deuda externa, la paga puntualmente. Usa de pantalla los ataques a Clarín para ir formando un nuevo monopolio mediático kirchnerista que sólo difunda los “logros” de su modelo económico, como lo hace Canal 7 o la publicidad oficial en la transmisión de Fútbol para Todos. Usa su doble discurso para intentar tapar la inflación, los bajos salarios, la desigualdad social, los casos de corrupción, su reforma política proscriptiva y la sumisión al imperialismo, con la designación del derechista Mac Laughlin para recomponer relaciones con el FMI y pagar la deuda al Club de París. Si bien inmediatamente después de pronunciado el discurso sobre Papel Prensa generó simpatía en algunos sectores de la población -creyendo que el gobierno lo hizo para desentrañar los delitos económicos de Clarín y Videla-, a medida que se fueron conociendo los entretelones del caso, el plan oficial se empantanó. Hecho que puede abrir una verdadera Caja de Pandora. Ya empezaron a salir a la luz los roles que jugaron oscuros personajes en el gobierno de Isabelita y la Triple A -organización que inició el terrorismo de Estado con el gobierno peronista de los 70-, como Osvaldo Papaleo, ex secretario de prensa del PJ de esa década, Héctor Timerman, el actual canciller, director del diario golpista La Tarde u Osvaldo Cornide, empresario de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), uno de los pocos que se animó a acompañar a Cristina cuando leyó el informe, el mismo que firmaba en los 70 solicitadas a favor de los militares golpistas. El faltazo de la UIA, los negocios de Moyano y la crisis del PJ La foto de empresarios y políticos con Magnetto, el CEO de Clarín, puso los pelos de punta al matrimonio gobernante. Quisieron repetir la postal invitando a la UIA para el anuncio de Papel Prensa haciendo todo tipo de presiones para que asista. Pero los industriales pegaron el faltazo. Un nuevo roce con un sector patronal que se agrega a la división que ya traían con la Mesa de Enlace. Sin embargo, el desplante de dichas patronales es relativo. Saben que este gobierno les garantiza fabulosas ganancias y subsidios millonarios. Por eso, UIA-gobierno ya acordaron hacer las paces, participando conjuntamente el 19 de noviembre próximo en la clausura de la conferencia anual de la central fabril. Por su parte, el titular de la CGT sigue tejiendo cuidadosamente su relación de mutua conveniencia con los Kirchner. Por un lado, Moyano acrecienta su poderío sindical, político y empresarial al amparo del gobierno. Por otro, le viene devolviendo favores mediante su invalorable servicio de contener la protesta social -cosa que a veces no logra-. Es que se necesitan mutuamente. Aprovechando el estado vegetativo del titular del PJ bonaerense, Alberto Balestrini, Moyano hizo un acto junto a Sciolí y Kirchner para asumir “temporariamente” ese cargo. Un importante dirigente aseguró: “Los que estaban en el escenario no eran de la provincia”. Muchos intendentes no fueron, mostrando su rebeldía, lo que hace peligrar el apoyo para los K en la contienda electoral del año próximo. Y se volvieron a repetir enfrentamientos entre Camioneros y la UOCRA-La Plata comandada por el “Pata” Medina, parte de la burocracia sindical que se prepara de recambio para el pos-kirchnerismo. Por eso el acto fue fugaz. Moyano habló sólo unos minutos. Una muestra de la crisis del PJ bonaerense y la pelea por su aparato, azuzada por la designación de Moyano. Éste está adquiriendo un gran poder en los negocios con los kirchner. Scioli acaba de entregarle la distribución de alimentos del plan Más Vida a la empresa Covelia S.A., vinculada a Moyano, pagándole $8,5 millones anuales, y $70 millones más, por distribuir leche en el interior de la provincia. Covelia es la empresa que recoge residuos en más de 15 municipios bonaerenses. El de Lanús, por ejemplo, paga 25% de su presupuesto anual por dicho servicio. Covelia invirtió $6,4 millones en compra de divisas y contribuyó a la fuga de capitales (La Nación, 4/09). El poder que fue construyendo el cacique de la CGT -pasó de tener 70.000 afiliados a 200 mil-, lo hizo aprovechándose del desmantelamiento de los ferrocarriles con el menemismo, en beneficio de las patronales camioneras, y el apriete para que afiliados a otros gremios pasen a Camioneros. Moyano y su familia poseen además la ART Caminos Protegidos, participan del control de camiones en el puerto, tienen intereses en algunos clubes de fútbol y relación con las barras bravas. Todo a cambio de pactar con el gobierno, lo que ha llevado a que la CGT no haya hecho una huelga general en la última década. Poder y negocios que generan importantes peleas intestinas dentro del peronismo. La oposición patronal en problemas A meses de anunciar que iban a presentarse unidos para derrotar a los Kirchner, empezaron los primeros cortocircuitos en el PJ disidente. De Narváez se reunió con Solá, Das Neves y Rodríguez Saá, dejando afuera a Duhalde. Quieren persuadir a Macri, pero las escuchas ilegales y la rebelión de los secundarios no le auguran buen futuro. Reutemann sigue encerrado con su indefinición presidencial. Por su parte, Carrió le dio un portazo al Acuerdo Cívico y Social (UCR-Socialismo) acusándolo “de ser la Alianza”. Alfonsín, agrandado con su triunfo en las internas de la UCR, se saca las pestañas con Cobos por la candidatura a la presidencia. “Debemos disimular nuestras flaquezas”, se confiesan entre ellos. Un verdadero aquelarre. Muchos trabajadores dicen: “Ustedes tienen razón en varias de las críticas al gobierno, pero la oposición es un zafarrancho”. Es cierto. El PJ disidente y la UCR sufren la crisis que golpea desde hace años a los dos partidos patronales tradicionales. Pero esto no debe llevar al equívoco de apoyar a los Kirchner como el “mal menor”. O que otros, ante el odio que le tienen al gobierno, piensen en apoyar a la UCR, al peronismo disidente o la Coalición Cívica. Ninguno tiene un plan en beneficio de los trabajadores y el pueblo. Unidad para dar mejor la pelea sindical y política El gobierno cuenta a su favor con reservas por la recaudación récord vía las retenciones y la inflación. Eso le permite otorgar aumentos salariales, aunque en menor porcentaje que la inflación, y seguir subsidiando las tarifas públicas, postergando de esa forma mayores choques con el movimiento obrero. Pero, a la vez, los Kirchner no resuelven ningún problema de fondo. Por eso siguen los reclamos. Por salario, como los estatales y petroleros de Santa Cruz y de otras provincias. En defensa de la fuente de trabajo, como los trabajadores de Paraná Metal, que reclaman paro nacional a la UOM y a la CTA. Los tercerizados del Roca contra la precarización laboral. Los secundarios de Capital y estudiantes de la UBA por mayor presupuesto educativo y contra la crisis edilicia. Los vecinos de Gualeguaychú, quienes vuelven al corte porque el gobierno les mintió y les mantiene las denuncias penales en su contra, mientras Botnia sigue contaminando. Criminalización de la protesta que se extiende a otros luchadores, como a Néstor Segovia del subte, el “Pollo” Sobrero y demás ferroviarios combativos, entre otros. A caballo de estas luchas sociales, sindicales y estudiantiles -de las cuales sólo mencionamos las más importantes-, se seguirá fogueando una vanguardia combativa y antiburocrática. Cosa que se viene dando en los conflictos, en algunas elecciones sindicales y entre los estudiantes, como en la asamblea estudiantil en Sociales (ver página 5) donde más de 1.000 denunciaron al gobierno. La tarea a desarrollar por parte de los luchadores, el nuevo sindicalismo y la izquierda, es muy importante. Hay que impulsar la mayor unidad posible para apoyar y coordinar las luchas hasta que triunfen. Enfrentando a las patronales y a la burocracia sindical, tanto de la CGT como de la CTA. Levantar un plan obrero y popular alternativo con medidas de fondo. Y bregar por la unidad de la izquierda para enfrentar al gobierno, a la oposición patronal y a la centroizquierda que ya fracasó. Política que debe estar al servicio de construir una verdadera alternativa política de los trabajadores. Para seguir batallando por ello es que invitamos a sumarse a Izquierda Socialista. Porque fortalecer a nuestro partido, es hacer más fuerte un polo de referencia para concretar ese llamado, en el camino de ir forjando una nueva dirección sindical y política de la clase trabajadora. |
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