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Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
José Castillo
Deuda externa
El mayor crimen económico de la dictadura sigue impune
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Revista actualizada de la Deuda Externa. Nuestro partido viene denunciándo este saqueo desde hace décadas. |
La dictadura militar cometió los crímenes más aberrantes y atroces. Fue, sin lugar a duda, el régimen más represivo de la historia argentina. Hizo desaparecer a 30.000 compañeros, torturó, asesinó a mansalva y robó bebes nacidos en cautiverio. Las bandas represivas también se dedicaban sistemáticamente a robar casas, coches, llevarse electrodomésticos y cuanto encontraron a su paso. La clase trabajadora, sus activistas y la izquierda en general, fueron su blanco principal.
Desde el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de entonces -del cual Izquierda Socialista se considera su continuidad histórica-, también prohibido y enviado a la clandestinidad por la dictadura, denunciábamos todos y cada uno de las violaciones a las libertades democráticas y los derechos humanos que se cometían. Incluso, cuando era contra dirigentes de partidos patronales y burócratas sindicales. Así reclamábamos la libertad de la ex presidente Isabel Perón y la del jefe de las 62 Organizaciones, Lorenzo Miguel. En ese marco se suma nuestro más absoluto repudio a las aberraciones que tuvieron que soportar los Graiver.
Hoy se ha abierto el debate sobre la connivencia de los dueños de Clarín y La Nación, presionando a los Graiver para venderles Papel Prensa. Sin abrir un juicio definitivo sobre los hechos, que en detalles desconocemos, afirmamos que es posible que haya ocurrido, todo en el marco de ese régimen genocida en el que se practicó la transferencia de propiedades bajo tortura. También es cierto que Clarín y La Nación apoyaron a la dictadura (como también lo hicieron La Razón, La Prensa, Crónica, La Opinión de Jacobo Timmerman y el diario La Tarde dirigido por el actual canciller Héctor Timmerman y financiado por el propio Graiver).
Durante la dictadura hubo crímenes económicos, sin duda. Pero en sus “denuncias” recientes -oportunistas, ya que su único interés es la pelea actual con el Grupo Clarín-, Cristina “se olvidó” de que la más importante herencia de la dictadura, que ningún gobierno de 1983 a esta parte se animó a tocar, tiene un nombre concreto: deuda externa. Una historia de corrupción, colonización y estafa que fue probado hasta el detalle en el fallo del Juez Ballesteros en el año 2000. Pero no hay nadie preso (Martínez de Hoz lo está por otra causa, pero en la de la deuda se declaró que su delito “prescribió”); los restantes funcionarios (como Cavallo o Machinea) no sólo siguen gozando de su libertad y fortuna, sino que se han dado el lujo de renegociar “en nombre de Argentina” la deuda en los períodos posteriores. Y los banqueros autores de los desfalcos y estafas son, en muchos casos, los mismos que siguen “prestándonos” o son elegidos como colocadores de los nuevos bonos de deuda en el exterior. El gobierno de los Kirchner no han hecho nada para modificar esta escandalosa situación: peor aún, son quienes más deuda en efectivo han pagado en el conjunto de la historia argentina.
La deuda sigue siendo el gran problema
El gobierno nos dice que todo eso “ya es historia” y que la deuda hoy “ya no es un problema”. Mentira. Afirma que “la deuda pública argentina se redujo sustancialmente en relación a nuestro PBI”. Falso absolutamente. Dicen que, en 2002, en el peor momento de la crisis e inmediatamente después de la devaluación, la deuda representaba el 139% del PBI, mientras que actualmente (con datos de fines de 2009) “bajó” al 49,1%. Pero esa comparación es falsa. Si nos preguntamos cuánto era esa misma proporción a mediados de 2001 (antes de la devaluación y el brutal descenso del PBI), el porcentaje de endeudamiento era del 50%, casi exactamente igual al actual. ¡Pagamos más que nunca en la historia, el PBI creció durante varios años a tasas chinas, y seguimos proporcionalmente debiendo lo mismo que en vísperas del Argentinazo!
Pero es peor aún: el número “oficial” de endeudamiento a fines de 2009 era de 147.119 millones de dólares. Pero ese valor no incluye a los acreedores que todavía quedaron afuera del canje, ni los intereses de los bonos en manos de los acreedores, ni los casi 30.000 millones de deuda externa provincial, ni los 50.000 millones de deuda privada (que, como muestra la historia, termina “estatizándose”). Conclusión: la deuda externa argentina sobrepasa largamente los 250.000 millones de dólares. ¿De qué desendeudamiento se habla entonces?
Nos dice también el gobierno que no habría problema porque “la deuda está en pesos”. ¿Y? Eso es un negocio para los acreedores, no para nosotros. Esos bonos crecen siguiendo los índices de inflación y tienen tasas de interés superiores a los que están en moneda extranjera. Y, lo más importante, los acreedores cada vez que cobran los pasan a dólares y los sacan del país.
Tampoco es cierto que “pagarla” no nos afecta. Ya desde 2008 se acabó el superávit fiscal real. Los impuestos (aportados en su mayor parte por los trabajadores y la clase media) alcanzan para financiar todos los gastos del Estado, pero sin contar los pagos de la deuda; cuando los incluimos, hay un déficit. El gobierno se financia usando diversas cajas, como la del Anses, Lotería, o el Banco Central. Seamos claros: la plata se usa para eso, por eso no alcanza para otros destinos (como confesó Boudou hace poco: “si pagamos el 82% a los jubilados, en tres meses entramos en default”). Tampoco es cierto que, con los 50.000 millones de dólares de las reservas del Banco Central, estamos “blindados” frente a cualquier crisis. Ese monto, exactamente, fue lo que se fugó de la Argentina en la segunda mitad de 2001, cuando se vio que el país no podía seguir afrontando los vencimientos de deuda. Lo mismo va a pasar en el futuro próximo: la deuda creciendo cual bola de nieve, se va a terminar comiendo todas las cajas habidas y por haber. No existe ningún proyecto económico viable mientras se siga con esa hipoteca que nos chupa la sangre.
El mayor crimen económico de la dictadura sigue impune. Y se sigue cometiendo día a día, cada vez que el gobierno paga miles de millones a los pulpos acreedores en vez de resolver las urgentes necesidades del pueblo argentino. Ir por el poder económico que estuvo detrás de la dictadura es, entonces, dejar de pagar la fraudulenta, ilegal e inmoral deuda externa. Y junto con ello, juzgar y encarcelar a sus responsables civiles, funcionarios y banqueros. El gobierno de Cristina está en las antípodas de esto.
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