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Macri y Cristina quieren privatizar la educaciónNadie duda que Macri quiere reventar la educación estatal. Cada vez le da menos plata y subsidia con más fondos a las privadas. Pero el gobierno de Cristina, aunque dibuje los números, también está liquidando la escuela pública La rebelión de los secundarios puso al descubierto lo que miles de docentes, estudiantes y padres ya sabían y venían denunciando con escasa difusión: la crisis terminal de la educación pública en la Ciudad de Buenos Aires. La gestión de Macri ha llevado hasta el final una tendencia sostenida por todos los anteriores gobiernos de la Ciudad: hacer que la mayoría de los chicos de la capital vayan a escuelas privadas (la mayoría de ellas subsidiadas por el estado) y mantener como “educación de segunda”, en condiciones deplorables, a la educación pública, casi como un servicio social de “contención” para los chicos de familias más pobres. Los números hablan por sí solos: en 2008, por primera vez en la historia, la matrícula privada superó a la pública (350.000 contra 320.000). Durante su gestión, el presupuesto para inversión en infraestructura se viene reduciendo sistemáticamente e, inversamente, suben los subsidios a la educación privada (ver Números...). ¿Y la educación nacional? “Me siento Sarmiento”, dijo Cristina hace un par de meses, mientras anunciaba a trocha y mocha el reparto de netbooks, aumentos siderales del presupuesto educativo y números increíbles de aumento de la escolarización. La verdad es que el gobierno nos tiene acostumbrados a sus dobles discursos, pero esta vez logró colmar nuestra capacidad de asombro. Repasemos: sostuvo que, tal como estaba pautado en la ley de financiamiento educativo, el gasto en educación subió del 2,1% al 6% del PBI; que se avanzó para que todos los chicos tengan doble jornada de escolaridad y aprendizaje de un segundo idioma; que se están repartiendo tres millones de netbooks para resolver la brecha tecnológica y que decenas de miles de chicos “volvieron a la escuela”, a partir de la obligatoriedad que exige la Asignación Universal por Hijo. Si algo de esto fuera cierto, efectivamente, nadie habría hecho más por la educación pública desde la época de Sarmiento. Pero bajemos a la triste realidad. El presupuesto aumentó al 6% del PBI, es verdad, pero es incorrecto compararlo con el 2,1% del momento de derrumbe de 2002. En 2000, plena gestión De la Rúa, estaba en el 4,9%. O sea que mientras la economía creció a tasas chinas durante seis años y, con una educación en estado de emergencia, con analfabetismo y deserción en aumento astronómico y con docentes con sueldos de hambre, la “gran inversión” fue…aumentar el presupuesto el 1,1% del PBI. Las consecuencias están a la vista: basta recorrer las escuelas del conurbano o preguntarle a cualquier docente qué opina de su salario. Miremos qué sucede con los resultados concretos: el 30% de los jóvenes no termina la secundaria y el 40% que lo hace culmina con déficits educativos importantes (Agustín Salvia, Observatorio de la Deuda Social-UCA). La “promesa kirchnerista” de generalizar la doble jornada escolar quedó en la nada: hoy apenas el 6% de los chicos argentinos tienen doble escolaridad. Con respecto a la enseñanza de segunda lengua en la escuela, en los dos últimos años descendió un 27% el porcentaje de estudiantes que no estudiaba ningún idioma, siendo actualmente del 40% el número de los alumnos primarios de todo el país que no aprenden otra lengua (datos Barómetro Deuda Social de la Infancia-UCA). En cuanto a resolver “la brecha digital”, se “repartieron” apenas 100.000 netbooks, la mitad de las cuales no está en funcionamiento por falta de dinero para contratar a los técnicos para las clases o por ausencia de infraestructura (carecer de red informática o en algunos casos incluso de electricidad). Muchos directores las tienen bajo llave en su oficina porque no pueden garantizar siquiera que no se las roben. Las escuelas sin infraestructura ni espacio recibieron a principios de año un aluvión de chicos que eran inscriptos como requisito para que sus padres cobraran la Asignación Universal por Hijo. Obviamente, en esas condiciones las escuelas se transformaban en sitios para “contener”, no para enseñar nada. Tal como era de esperar, en los meses siguientes una enorme cantidad de esos estudiantes, “formalmente” anotados en las escuelas, ya ha desertado. Como vemos, ni Cristina ni Macri hacen nada por la educación pública. Podrán diferir en el discurso, pero son la perfecta continuidad de décadas de destrucción. Como todos los gobiernos anteriores, priorizaron la educación privada, favoreciéndola con millonadas de subsidios. Macri directamente redujo el presupuesto. Cristina sigue la senda de sus antecesores: jamás la plata para educación fue más que la que se destinó al pago de la deuda externa. | |||
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Capital Masivo paro de 48 horasComo parte de la lucha en defensa de la educación pública, los docentes porteños llevamos a cabo un masivo paro de 48 horas, los días 15 y 16. Además, fuimos centenares los que marchamos en el recordatorio de La noche de los Lápices junto a los estudiantes, a pesar de la patoteada de la columna kirchnerista, que a través de un cordón de sus militantes quiso impedir que docentes y estudiantes marcháramos juntos. La firme determinación de los docentes impidió esta maniobra. Es que el kirchnerismo trata de aplacar esta lucha. Por eso la conducción Celeste de la Ute, no lleva adelante una lucha consecuente en defensa de nuestro salario y las condiciones laborales, llamando a medidas de fuerza aisladas e inconsultas. En ese sentido, la última asamblea de Ademys ha resuelto llamar a un nuevo paro de 72 horas para la próxima semana, convocando a que los demás sindicatos docentes de la ciudad también lleven adelante esta medida, que será refrendada en una nueva asamblea abierta en base a mandatos de escuela, este viernes 24. Desde Docentes en Marcha llamamos a debatir en las escuelas, llevar mandatos para asistir a la asamblea y a continuar con esta lucha hasta que Bullrich y Macri cumplan con nuestras demandas. Números de terrorDe Macri en la Ciudad: El presupuesto para infraestructura educativa en la Ciudad de Buenos Aires en 2008 era de 317 millones. En 2009 bajó a 270 millones y en 2010 a 120. Esto da un recorte financiero para la educación pública del 60%. Encima, ni siquiera se ejecutaron la totalidad de esas partidas: en 2008 se ejecutó el 55 por ciento, en 2009 el 49 por ciento de los 270 y en el primer trimestre de 2010, apenas el 7 por ciento, a pesar de que lo habitual es reparar las escuelas en el período estival. Como contrapartida, los subsidios a escuelas privadas, que eran de 404 millones de pesos en 2008, subieron 700 millones en 2009 y a 800 millones en 2010. El ejemplo más escandaloso se da con las escuelas ORT (institutos privados de enseñanza técnica con cuotas superiores a los 1.000 pesos), que recibieron, según datos oficiales del Ministerio de Educación de la Ciudad, 12.886.000 pesos en concepto de subsidios durante 2009. De Cristina en la Nación: Mientras que lo presupuestado para deuda en 2010 son 26.000 millones de pesos, para el rubro educación figuran apenas 17.000 millones y otros 10.000 para universidades. El presupuesto nacional educativo ascendió apenas 1,1% en todos los años de crecimiento económico kirchnerista (ver explicación en nota central). El gobierno de Cristina sigue la tendencia a privilegiar la educación privada por sobre la pública. Como dato comparativo, mientras que, a nivel primario, en 1950, apenas el 8% de los estudiantes concurría a establecimientos privados, ese valor había ascendido en 1990 al 19%. Pasada la “década menemista” y el gobierno de la Alianza, en 2009 los porcentajes de educación privada seguían en ascenso, llegando ahora al 21% (datos Ministerio de Educación de Nación). En la actualidad, el porcentaje de escuelas privadas con subsidio asciende al 75% en el nivel primario y al 70,6% en el secundario (Datos: PREAL, Morduchowitz, 2008). El monto de subsidios a la educación privada, que era de 704 millones en 1993, ya se había multiplicado a 1426 en 2005. |
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