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Escribe:
Miguel Lamas
Cólera y rebelión contra la ONU en Haití
El estallido de la epidemia de cólera en Haití no es un “desastre natural”, como no lo fueron los terribles efectos del terremoto, sino el resultado de la pobreza extrema a la que el capitalismo imperialista condenó a la primera república negra. La rebelión del pueblo haitiano contra las tropas invasoras de la ONU (bajo la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) que componen EE.UU, Brasil, Argentina y otros países latinoamericanos, señala a los verdaderos culpables. El domingo último hubo elecciones nacionales para presidente y parlamento. Gran parte del pueblo no fue a votar y otros muchos denuncian un fraude masivo.
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Hace 10 meses hubo un terremoto que provocó 230.000 muertos y un millón y medio de refugiados en la calle, con carpas, sin baños, ni agua. Hubo promesas de ayuda millonaria. Pero pasaron 10 meses y ahí sigue el millón y medio de refugiados. No se ha hecho nada para reparar las infraestructuras en ruinas de Haití, en un estado calamitoso ya antes del terremoto. Apenas se ha retirado de Puerto Príncipe, la capital, el 2% de los escombros, condición previa para empezar cualquier reconstrucción.
Estados Unidos prometió una ayuda de 1.150 millones de dólares. Pero no envió ni un centavo. Ni siquiera el dinero que reunieron miles de ciudadanos donantes, muchos de ellos trabajadores negros norteamericanos.
Y “sobre llovido, mojado”, la epidemia de cólera.
El pueblo haitiano sigue pagando haber sido precursor de la lucha por la libertad, la primera república negra del mundo, en 1804. Desde entonces todos los poderes imperiales y especialmente Estados Unidos y Francia (su antigua metrópoli colonial), estuvieron en guerra contra el pueblo haitiano, invadiéndolo, sometiéndolo a bárbaras dictaduras y cobrándole una deuda eterna originada en el siglo XIX… ¡para la indemnización a los antiguos esclavistas por haber suprimido la esclavitud!
Contra las tropas de la ONU
Las insurrecciones del pueblo haitiano terminaron destruyendo al ejército semicolonial sirviente de Estados Unidos. Y por eso, la única forma que tienen hoy de mantener la esclavitud de Haití, es con tropas invasoras.
Las tropas de la ONU están ahí reemplazando a un contingente yanqui que fue enviado a invadir Irak. Los países latinoamericanos, y algunos asiáticos, se prestaron para esta vergonzosa invasión que en nada ayuda al pueblo haitiano. Están apoyando a un régimen semicolonial que no puede sostenerse solo, porque sería barrido por la insurrección popular. Están defendiendo a las maquilas de la zona franca, enormes fábricas de multinacionales liberadas de impuestos que utilizan la mano de obra barata haitiana, sin derechos sindicales, con sueldos por debajo de 100 dólares.
En ese marco de ocupación militar se realizaron las elecciones, que fueron denunciadas como fraudulentas para que gane el candidato oficialista por gran parte de los candidatos, y enardecidas movilizaciones populares que exigen anulación de los comicios.
Por todo eso la acusación popular a las tropas de la ONU por el desastre del cólera cae sobre un terreno abonado. La misión de la ONU es odiada. Y la cuestión es que parece cierto que soldados nepalíes de la ONU arrojaban sus excrementos a un río. En Nepal existe el cólera. En Haití no existía. A medida que el número de fallecidos se fue elevando, la población salió a las calles a protestar. Formaron barricadas, quemaron vehículos y hubo tiroteos con cascos azules que asesinaron a 3 haitianos.
Es repugnante que los gobiernos latinoamericanos sean cómplices activos de la ocupación imperial de Haití. En particular Argentina tiene un contingente importante. ¡Exigimos al gobierno nacional el retiro inmediato del contingente argentino! ¡Que el Estado envíe medicamentos, médicos y enfermeros voluntarios con salario de convenio para apoyar al pueblo haitiano! ¡Fuera las tropas de la ONU (MINUSTAH)!
La miseria es la causa
El cólera se contagia por agua contaminada por heces humanas, como la que toma gran parte de la población haitiana. Con sistemas sanitarios adecuados y agua potable para todos, el cólera no sería un problema, como no lo es en gran parte del mundo. Esta enfermedad intestinal provoca diarrea y vómitos incontrolables que si no se tratan pueden matar en horas por deshidratación.
Según un informe del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, en las zonas rurales, donde viven la mayoría de los haitianos, menos del 8% de la población tiene acceso a agua potable segura. En los campos de refugiados de Puerto Príncipe, donde más de un millón y medio de personas viven en tiendas de campaña provisionales, prácticamente no hay agua corriente. Y donde las hay, fueron destruidas en gran parte por el terremoto. Ya hay 1.800 muertos de cólera y la epidemia se extiende a gran velocidad. Se calcula que puede infectar a 200.000 personas en las próximas semanas y causar decenas de miles de muertos.
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