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Editorial
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La diputada Liliana Olivero haciendo uso de la palabra en el acto de cierre junto a la fórmula presidencial |
En las páginas subsiguientes de esta edición exponemos nuestros análisis y principales conclusiones sobre las mal llamadas “internas abiertas” del pasado domingo. Los comentarios sobre estas elecciones coparán “la realidad del país” por unos días. Pero rápidamente los problemas cotidianos de los trabajadores, la juventud, nuestros jubilados y amas de casa volverán a estar en el centro de las preocupaciones.
Ante el hecho que todos los partidos y alianzas ya habían definido de antemano sus candidatos, de estos comicios centralmente sólo se esperaba conocer los resultados de tres cuestiones. Una, por cuántos votos ganaría Cristina Fernández. Dos, quién de la oposición patronal quedaría segundo y a qué distancia. Tres, si el Frente de Izquierda podía derrotar el intento de proscripción.
El triunfo de Cristina fue más amplio de lo esperado, incluso para ellos. La oposición patronal tuvo un rotundo fracaso, quedando sin un claro referente y lejos de la ilusión de pelear el balotaje en octubre. Y, mal que les pese, la izquierda consecuente logró sortear la trampa proscriptiva obteniendo más de medio millón de votos en todo el país.
Nuestra campaña fue muy clara. Planteamos votar por la unidad de la izquierda y en contra de la proscripción. Denunciando que estas elecciones eran un intento de silenciar a la izquierda, a sus denuncias y propuestas. Querían dejar sin la posibilidad que en octubre centenares de luchadores pudieran votar a la fórmula presidencial del Frente y demás candidatos. Querían terminar con los partidos que hoy son “chicos” e intentar recuperar el bipartidismo liquidado con el Argentinazo de 2001. Por eso buscamos el apoyo popular para romper esta trampa. Denunciamos esta maniobra y pedimos el voto para que la izquierda no fuera proscripta. No fue, como algunos dicen para menospreciar nuestra votación, un “voto lástima”. Dimos el enorme paso de unir a los principales partidos de izquierda, reclamo histórico de los luchadores sindicales y juveniles. Hicimos una fuerte campaña a pulmón, lejos de las millonarias y obscenas campañas de los demás candidatos. Hablamos de los problemas cotidianos, como la represión, la inflación, las jubilaciones miserables, la crisis de la educación y salud públicas, la falta de futuro de nuestros jóvenes, la tercerización, contratos basura y superexplotación de los trabajadores y la falta de vivienda. E hicimos propuestas para dar soluciones de fondo a esos problemas, diciendo de dónde sacar el dinero para resolverlos, como dejar de pagar la deuda, reestatizar las privatizadas, acabar con los monopolios de las multinacionales y la banca.
Para poder seguir denunciando y dando pelea por estas propuestas, pedimos 400.000 votos para el Frente de Izquierda. Y conseguimos más de 500.000.
Nuestra campaña contó con el apoyo de miles de trabajadores, jóvenes, intelectuales, artistas y profesionales. Fue con el esfuerzo de todos que logramos romper la proscripción. En todo el país, miles se organizaron para pelear el voto. Repartiendo volantes en plazas, fábricas, escuelas, universidades, estaciones de trenes, peatonales, hospitales y demás lugares de trabajo. Haciendo pegatinas y pintadas, luchando contra los aparatos que trataban de borrarnos de las paredes. Hicimos cadenas de votos con familiares, amigos, vecinos y compañeros. Hasta el mismo día de la elección en muchas escuelas y barrios se consiguieron votantes que, al saber quienes eran los candidatos del Frente de Izquierda, decidían votarnos. Logramos tener miles de fiscales que garantizaron desde la madrugada que estuvieran las boletas del Frente y se repusieran cuando las hacían desaparecer. Que pelearon voto a voto en los escrutinios y, ya a la medianoche, volvían de las barriadas a los locales trayendo firmadas las planillas. Agotados pero contentos porque ya se divisaba la buena votación. Allí la algarabía se trasladaba a los cánticos: “no nos pudieron silenciar”. De esa forma, el Frente estará con sus candidatos y propuestas en octubre.
Ese voto “democrático” que permitió superar el piso también reflejó un reconocimiento a que “la izquierda siempre está” cuando hay luchas obreras, populares y juveniles. Y que debe seguir estando.
Desde Izquierda Socialista estamos orgullosos de haber sido impulsores del Frente llamando a través de una carta pública a PO, PTS y demás fuerzas de izquierda a conformarlo. Ahora, confirmados nuestros pronósticos de la importancia de la unidad de los luchadores y la izquierda, debemos profundizarla para que antes, durante y después de las elecciones la izquierda actúe unificadamente contra la política del gobierno, las patronales y los burócratas sindicales de todo pelaje. Para ir a las luchas ayudando a que triunfen, para unir a los luchadores y echar a los burócratas sindicales, para seguir forjando una juventud socialista, para darle más fuerza a la pelea electoral de octubre, para avanzar en la unidad de la izquierda y tratar de lograr más diputados de izquierda, como lo hicimos en Córdoba con Liliana Olivero y en Neuquén. Para todo esto es que llamamos a todos los que trabajaron con nosotros a que se sumen a Izquierda Socialista. Para hacer más fuerte al Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
El Socialista número 200
Con esta edición estamos llegando a las doscientas publicaciones de nuestro semanario. Desde aquel primer número editado el 8 de junio de 2005 han pasado ya más de seis años, al servicio de difundir las luchas de nuestra clase obrera y del mundo, y las políticas del socialismo revolucionario. Son numerosas las salutaciones que han llegado a nuestra redacción por parte de lectores y militantes. Lo cual nos motiva para seguir adelante con más fuerza.
Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.
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