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Escribe:
José Castillo
La crisis mundial llega a la Argentina
La crisis mundial originada en 2007 se profundiza cada día más. Los bancos europeos se bambolean y se discute si Grecia entra o no en “default” (léase, deja de pagar su deuda externa emitida en bonos en poder de esos bancos). Los gobiernos europeos se la pasan de reunión en reunión, sin ponerse de acuerdo sobre qué tipo de “salvataje” implementar. Mientras tanto, la economía estadounidense “no despega”, con su desocupación clavada en el 10%.
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En Grecia convocan a una nueva huelga general contra el ajuste |
Mientras pasaba todo esto, Cristina se cansó de propagandizar las “bondades del modelo”. “Éramos distintos”, “estábamos blindados frente a la crisis”, “pasara lo que pasara, seguiríamos creciendo”. ¡Mentira! Anotemos: bajó el precio de la soja; los brasileños devaluaron el real y su economía empezó a frenarse; el crecimiento chino se desacelera; y, en nuestro país, la fuga de capitales va camino a los 11.000 millones de dólares a fin de año.
Los primeros síntomas
Es que el famoso “modelo” de Cristina no es otra cosa que atarnos a algunos nichos del capitalismo mundial. La economía depende de que la soja siga a valores siderales y que las multinacionales (particularmente las automotrices) continúen exportando utilizando el Mercosur. Hay que decirlo sin vueltas: los Kirchner (Néstor primero y Cristina después) nos ataron al capitalismo mundial. Vivimos todos estos años de la “lluvia de dólares” de los precios inflados especulativamente de la soja y los otros granos (trigo, maíz), y de los super beneficios que utilizaban algunas grandes empresas para vender en el mercado brasileño. Y todo ese dinero se usó para “normalizar” la relación con los pulpos financieros internacionales, pagando en efectivo decenas de miles de millones de dólares en concepto de deuda externa. Y para garantizarle las ganancias a las privatizadas con un mar de subsidios. Ya hace algunos años (exactamente desde que se desató la crisis mundial en 2007) que no alcanza exclusivamente con “los dólares de la soja”. Por eso el gobierno echó manos a la caja del Anses y a las reservas del Banco Central.
Por eso ahora tanto discurso de que la crisis no nos tocaba se desvanece en el aire. Alpargatas, propiedad de la multinacional brasileña Camargo Correa, “anticipa vacaciones” y suspende a sus trabajadores. La Fiat estuvo a punto de lanzar un plan de suspensiones. Ya es vox populi que el gobierno, al no poder seguir garantizando exclusivamente con subsidios sus ganancias a las privatizadas, está evaluando aumentos de tarifas domiciliarias de gas y electricidad del 20%. Lo mismo se rumorea para el transporte automotor y los trenes. Al mismo tiempo, Cristina presupuesta pagar 40.000 millones de pesos en efectivo en concepto de deuda externa para conseguir, a cambio, “nuevo financiamiento”, que seguramente será a tasas siderales. Léase: vamos a un nuevo ciclo de crecimiento de la imparable bola de nieve de la deuda externa. Y, al mismo tiempo, se prepara, conjuntamente con la burocracia sindical adicta, para ponerle un “techo” de entre el 12 y el 15% a los incrementos salariales de 2012, muy por debajo de la inflación.
Que los trabajadores no paguemos la crisis
El “modelo” de Cristina, con más del 40% de la fuerza laboral en negro o tercerizada y con un salario promedio de 2.800 pesos, está muy lejos del declamado “cumplimiento de deudas sociales históricas” que demagógicamente declama la presidente. Pero ahora también va quedando claro que este modelo tampoco nos “salva” de las consecuencias de la crisis mundial. Y anticipamos, el gobierno kirchnerista no actuará distinto a todos los gobiernos capitalistas del mundo: dirá que “tenemos que afrontar las consecuencias” y tratará que sea pagada por los trabajadores.
Por eso, hoy más que nunca, es necesario votar y meter diputados del Frente de Izquierda. Para fortalecer a la única fuerza que estará incondicionalmente con aquellos que pelearán cuando se los quiera poner como el pato de la boda para garantizarle sus ganancias a los empresarios. Ya en 2009, ante la primer oleada de despidos y suspensiones, nuestra legisladora cordobesa Liliana Olivero dio un ejemplo de lo que hay que hacer, al proponer un proyecto de ley prohibiendo las suspensiones y los despidos ante la crisis. Por eso, frente a esas consecuencias que indefectiblemente “se vienen”, planteamos con claridad nuestra salida: salario igual a la canasta familiar, terminar con el trabajo en negro y la tercerización, dejar de pagar la deuda externa, nacionalizar la banca y el comercio exterior, reestatizar las privatizadas y ponerlas a funcionar bajo control de los trabajadores. Esa es una batería simple y clara de medidas para que, esta vez, la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.
Declaración del FIT ante la crisis capitalista
* Ya nadie habla de “blindaje”, “desacople’, ni de la “solidez del modelo”: los bancos y los grandes capitales están sacando decenas de miles de millones de dólares de Argentina, la producción industrial ha comenzado a caer y se están cortando las horas extras en las principales empresas; la inflación sigue sin parar. La fábrica Alpargatas de la localidad tucumana de Aguilares suspendió a 1.300 trabajadores por diez días, mientras que Fiat Córdoba amenazó hacer lo mismo con 400 obreros. Como en 2009, las patronales se preparan para despedir a miles de contratados.
Los especuladores y los monopolios capitalistas se llevan del país los beneficios que obtuvieron con la explotación obrera y con los cuantiosos subsidios o créditos que recibieron del gobierno. Fugan esos fondos para rescatar a sus casas matrices de la quiebra y para prevenirse de una fuerte devaluación del peso, cuando Brasil ya devaluó el real un 20% en pocos días. Entretanto, al calor de la recesión mundial, el precio de la soja se desplomó en las últimas semanas provocando una significativa baja en los ingresos fiscales.
¿Qué hace el gobierno frente a esta sangría y qué plantean los que se dicen opositores? El gobierno está financiando esta fuga de capitales con la entrega de las reservas del Banco Central y de la Anses. ¡Se está usando la plata de los jubilados y los aportes de los trabajadores a la Anses para rescatar al capital! Los trabajadores estamos pagando la bancarrota capitalista.
* ¿Qué propone el gobierno de aquí en más? Propone buscar financiamiento en el exterior a la tasa usuraria del 10% anual; el cordobés Schiaretti, el bonaerense Scioli, el porteño Macri ya lo están haciendo con el aval del gobierno de la Nación.
Prepara, igualmente, tarifazos, como ya ocurre con la nafta y la electricidad.
Apoya a las burocracias sindicales que en 2009 dejaron pasar miles de despidos de contratados y cierres de empresas, como Paraná Metal y Massuh.
La llamada oposición apoya estas medidas antinacionales y antiobreras.
La factura de deudas y rescates que exige el capital es una carga demasiado pesada para la mayoría que trabaja, que hoy cobra un salario promedio de 2.800 pesos.
* El Frente de Izquierda plantea una salida frente a la desorganización económica y la sangría que preparan los capitalistas contra el país y sus trabajadores:
1. Ningún despido ni suspensión. Reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores ocupados y desocupados sin afectar el salario. Salario mínimo igual a la canasta familiar, indexado con la inflación, y 82% móvil para los jubilados. Pase a planta permanente de todos los contratados.
2. Ningún tarifazo contra el pueblo. Basta de financiar las ganancias de los capitalistas privatizadores: renacionalización del petróleo, el gas, los ferrocarriles y la electricidad para ponerlos a funcionar bajo el control de sus trabajadores.
3. Eliminación del IVA y de todo impuesto al salario. Impuestos progresivos a las grandes fortunas.
4. Prohibir de inmediato la remisión de utilidades y dividendos al exterior.
5. Cese del pago de la deuda externa usuraria.
6. Abrir los libros de contabilidad de las corporaciones económicas y establecer el control obrero.
7. Expropiación de los bancos privados y la concentración de todo el sistema de crédito en manos del Estado: por una banca nacional única. Nacionalizar el comercio exterior y establecer con sus recursos un fondo para la reindustrialización nacional, vivienda y obra pública bajo control de los trabajadores. Por la expropiación de la oligarquía terrateniente, de los grandes pools de siembra, así como de los monopolios cerealeros, aceiteros y frigoríficos.
8. Cese de la intervención de la Anses. Por un directorio electo y revocable por los jubilados y los trabajadores.
Para evitar que la crisis la paguen una vez más los trabajadores, es necesario luchar por recuperar los sindicatos y las organizaciones obreras que hoy se encuentran en manos de la burocracia sindical, defender a los delegados y activistas antiburocráticos de toda persecución, rodear de solidaridad activa cada conflicto contra las suspensiones, despidos y cierres de empresas. Es necesario poner en pie una alternativa política de los trabajadores en las calles y en el Congreso, para evitar que la crisis capitalista se lleve puesta las conquistas sociales de los trabajadores.
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