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Mineras y petrolerasLos privilegios del saqueoLas petroleras encabezan las empresas que más facturan en el país. La operatoria es escandalosa: extraen sin hacer nueva exploración, las reservas de petróleo y gas se van reduciendo año a año, no garantizan el consumo interno (de hecho este año ya somos importadores netos de combustibles) y siguen recibiendo de los gobiernos provinciales concesiones a 30 o 40 años. Mientras tanto, hasta ahora tenían la obligación de ingresar al país apenas el 25% de las divisas que obtenían por sus ventas (ventas que, a su vez, no controlaba nadie, o sea, eran “declaraciones juradas” de las empresas). Con la minería la situación es más escandalosa aún. Acá se trata de un negocio puramente “kirchnerista” desarrollado de 2003 en adelante. Estas empresas, con la Barrick Gold a la cabeza, destruyen regiones enteras con su minería a cielo abierto, volando montañas, contaminando ríos con arsénico y haciendo desaparecer glaciares. Se les da un régimen jurídico que les otorga a sus zonas de explotación mayor autonomía de la que tiene una provincia, como el caso del emprendimiento binacional Pascua-Lama, donde se ha creado una jurisdicción que es de hecho independiente tanto de Argentina como de Chile. Estas empresas, además de gozar de todo tipo de exenciones impositivas y subsidios, apenas si pagan un canon provincial del 3% sobre lo que exportan (nuevamente, sin ningún tipo de control). Y no tenían, hasta ahora, la obligación de reingresar al país un solo peso de lo que vendían. Terminar con el saqueo impone reestatizar YPF-Repsol y todo el complejo gasífero petrolero, poniéndolo a funcionar bajo control y gestión de sus trabajadores y técnicos al servicio de un proyecto de desarrollo nacional. Y rescindir todas las concesiones mineras, estatizando los yacimientos y poniéndolos a producir, preservando estrictamente el equilibrio ecológico de las regiones donde se encuentran. J.C. |
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