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La pelea Moyano-CristinaA lo largo de toda su gestión, el kirchnerismo encontró en la conducción de la CGT un aliado fundamental. Con Moyano a la cabeza, ésta actuó como garante de la contención del conflicto social al punto tal que no realizó una sola huelga general en todos estos años. Moyano se movilizó en apoyo al gobierno e hizo actos pidiendo el voto para Cristina. Sin embargo, es evidente el desgaste de este “matrimonio por conveniencia”. Esto se evidencia tanto en la renuncia efectiva de Moyano al PJ -al que acusó de ser una “cáscara vacía” en el acto de Huracán del año pasadocomo en el intento del kirchnerismo de desbancarlo en las próximas elecciones de la central obrera. El kirchnerismo salió al cruce: “Moyano creció en la década del 90. Aprovechó las privatizaciones y se llevó los camioneros de todas las empresas del Estado” (Clarín 2/2). Algo que, curiosamente, no habrían advertido en el periodo anterior. Desde el moyanismo respondieron con munición gruesa. “La sintonía fina me recuerda a menemismo. Es como cuando hablaban de flexibilización laboral”, denunció Moyano. ¿A qué se debe esta escalada verbal? ¿Cristina quiere combatir a la burocracia sindical? ¿Moyano quiere un sindicalismo combativo? Ninguna de las dos cosas. El gobierno quiere reemplazar a Moyano de la CGT para contar con un aliado incondicional y fácilmente manejable en un escenario en el que se prepara un ajuste, aumentos de tarifas y techos salariales. Alguien como Moyano, con juego propio, cierto poder sindical y denunciante de los “faltantes” del modelo, se convierte en un elemento no deseable. Como señaló el jefe de los senadores kirchneristas, Miguel Pichetto, “quien conduce la CGT debe estar en línea con la Presidenta”. Es decir, la política del gobierno pretende avanzar en un disciplinamiento liso y llano del movimiento obrero mediante otros burócratas adictos. Moyano lo fue y ahora no tanto. Por eso es que desde hace rato intentan marcarle la cancha. Así lo hicieron con el armado de las listas del PJ en las elecciones pasadas, donde el moyanismo quedó desplazado por debajo de los jóvenes de La Cámpora. Lo mismo ocurrió mediante el avance de las causas por los medicamentos truchos -hasta entonces dormidas- hacia dirigentes cercanos al camionero. Y la retención de los fondos de las Obras Sociales por parte del gobierno. Viendo ese panorama, Moyano se distanció. Trata de no perder poder y cuidar su caja millonaria. ¿Va a romper Moyano con el gobierno y a llamar a luchar al conjunto del movimiento obrero? Hasta ahora sus declaraciones no han sido más que bravuconadas. En estos días, por ejemplo, descartó la posibilidad de un paro general, en tanto, dice, “por ahora no hay motivos”. La pulseada está abierta y habrá que ver qué ocurre en estos meses en vistas al 12 de junio, cuando se lleven a cabo las elecciones de la CGT. Ante el avance del armado del kirchnerismo, el moyanismo amenaza con la posibilidad de reformar los estatutos para impulsar el voto directo de los trabajadores, si ve que los números de los delegados no le dan para permanecer en la titularidad de la central. Sin generar ninguna expectativa en la burocracia sindical de ningún pelaje, llamamos a los trabajadores a aprovechar estas fisuras por arriba, reclamando a Moyano un plan de lucha. Que se convoque a un congreso de base de la CGT para discutir el método de elección vigente y a impulsar el nuevo sindicalismo combativo, encarnado en nuevas conducciones democráticas y de lucha, en camino de lograr una nueva conducción obrera para el conjunto de los trabajadores. |
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