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“The Wall”Derribando murosUnas 200 mil personas van a ir al estadio de River para ver la representación que el músico Roger Waters realizará del disco “The Wall” (“El Muro”). Éste fue fue el onceavo disco de estudio de Pink Floyd, el punto más alto de su carrera. En “Animals” (disco inspirado en el libro “Rebelión en la Granja”), Waters ya había tomado la posta de las letras y la composición. En 1979 compuso una de las mejores grabaciones de la historia. La trama de The Wall merecía una película. Y así fue que en 1982 se estrenó, dirigida por Alan Parker, instaurándose como una de las obras de arte más populares y relevantes del siglo XX. A Waters se le había ocurrido la idea de levantar un muro durante los shows de la banda después de escupir a un fan que se había subido al escenario en un recital en 1977. Sin embargo, la idea original tomaría mucho más vuelo. En la película y en las presentaciones en vivo vemos cómo en los primeros temas el muro va construyéndose hasta que el protagonista o la banda quedan completamente aislados del exterior. Luego se derriba el muro, obligándolos a “ser expuestos delante de sus pares”. ¿Qué genera el aislamiento, esa incapacidad de estar colectivamente? No hay una única respuesta. Seguramente Waters no pensaba lo mismo en 1979 que ahora. En el original podríamos decir que el muro es tener que afrontar la pérdida de un ser cercano, la relación que impone una madre sobreprotectora, el “control de pensamiento” que ejerce la escuela, las relaciones del artista con su representante. Esta idea puede ser pensada con mucha mayor profundidad. No es casual que hoy en día, cuando en todo el mundo hay una enorme crisis, el muro de los recitales de Waters diga “capitalismo” escrito con la tipografía de Coca-Cola. Ni que el tema que hacía referencia a la madre, ahora quede ligado más a la idea de los gobiernos que quieren vigilar y controlar todo. El muro es también hoy el muro que encierra a los palestinos, causa con la que Waters es solidario. No siempre coincidimos con las opiniones de Waters. Pero esta obra es una invitación a sentirnos incómodos con la forma en que vivimos y nos relacionamos, con la injusticia que debe ser de una vez por todas derribada para empezar todo nuevamente, pero de una forma mucho más humana, sin muros que nos separen. |
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