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“Me dió de baja el Rectorado por cumplir 65 años”
Entrevistamos a Eduardo Grüner. Destacado intelectual, sociólogo y docente universitario, es miembro de la Asamblea de Intelectuales en apoyo al FIT. El rectorado de la UBA, cogobernado por radicales y kirchneristas, intentó despedir a este valioso académico en forma vergonzosa.
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Grüner integra la Asamblea de Intelectuales en apoyo al Frente de Izquierda |
Eduardo, ¿qué es lo que ocurrió?
Lo que sucedió, simplemente, es que cuando fui a retirar dinero del Banelco me percaté de que no tenía depositado mi salario del mes de abril (es decir, entendámonos, del mes ya trabajado). Hecha la consulta en la Facultad de Filosofía y Letras, la oficina de “Liquidaciones” -valga el significante- me informa que he sido “dado de baja” por el Rectorado, por haber cumplido los 65 años. Nadie se había tomado el trabajo de avisarme nada, después de 25 años de servicio ininterrumpido en la UBA (que no fueron más por la obvia razón de que durante la dictadura yo, como tantos otros, no podía pisar la universidad). Nadie tampoco tomó en cuenta que yo había presentado, a fines del 2011 y previniendo esta posibilidad, una carta explicitando mi opción a permanecer en la cátedra por 5 años más, amparado por la Ley 26508 votada por el Congreso de la Nación a fines del 2009. Por supuesto, el problema no era sólo conmigo, sino con 19 colegas simultáneamente, que vienen a sumarse a los aproximadamente 700 de toda la UBA con quienes se tomó inopinadamente esta medida compulsiva, humillante, desconsiderada y para colmo ilegal, sin que ninguna autoridad nacional, juez, fiscal, cortesano supremo o lo que fuere parezca creer pertinente llamarle la atención al Rectorado sobre el hecho inaudito, rayano en el delito, de poner a una institución educativa estatal por encima de la máxima autoridad legislativa nacional: a los “republicanos” que tanto pululan ¿esto no les parece un atentado contra la “calidad institucional”? Para colmo de obscenidad perversa, para hacer eso se invoca nada menos que la… autonomía universitaria. Esa gran conquista de la Reforma de 1918 se bastardea, pues, usándola para perjudicar a los propios miembros de la comunidad universitaria (hay que aclarar que la UBA es la única universidad nacional que lo está haciendo).
¿Cuál fue la reacción de tus colegas y de la asamblea de intelectuales del FIT ante el intento de despido?
Afortunadamente, esta vez la reacción en contra ha sido espectacular: gracias a la inmediata movilización de la AGD, la Asamblea de Intelectuales en apoyo al FIT y una enorme cantidad de compañeros, colegas e intelectuales de todos los colores políticos (vinculados a grupos como Carta Abierta, Plataforma, Argumentos, etcétera), y también de una sorprendente cantidad de estudiantes, parecería que va a lograr revertirse esta última medida, aunque no está claro si por un mes, un cuatrimestre o un año. Hay circulando un petitorio y repudio de la medida que ya se acerca a las 2000 firmas. De todas maneras, más allá de lo que suceda con estos casos particulares, lo importante ahora es sacar de una vez por todas este debate a la calle. La sociedad en su conjunto -que es en definitiva la que sostiene a la UBA y paga nuestros salarios- tiene que saber qué está haciendo con su dinero el gobierno, tanto el nacional como el universitario. Parecería haber -por razones que habría que discutir políticamente y a fondo- una estrategia sistemática de degradación de la enseñanza superior. Este caso es sólo un ejemplo entre tantos (como la infamia de la persistencia de un tercio de los docentes como ad honorem, algo que lejos de ser un “honor” es lisa y llanamente cercano al trabajo esclavo) que demuestra que la situación ha pasado el techo de lo tolerable. El argumento de que los “viejos” tienen que dejarle lugar a los jóvenes (la ironía viene a cuento de que un docente, investigador o intelectual, a los 65 años está en su plena capacidad productiva. Claude Lévi-Strauss murió a los 101 años, Hans-Georg Gadamer a los 104, y ambos seguían escribiendo y enseñando, que no en la UBA) es tan indefendible y perverso como el de la autonomía. Quiero decir: yo estaría plenamente a favor de ese argumento si viera, por ejemplo, que el rectorado lucha por la triplicación de un presupuesto hace mucho atrasadísimo (la UBA es la universidad más grande del mundo, y tiene 14 veces menos presupuesto que la UNAM), con el objeto de desdoblar cátedras que están sobresaturadas y darle lugar a todos los jóvenes que lo merezcan. Pero no. En lugar de eso se arremete con una “guerra del cerdo” contra los profesores que todavía pueden darle mucho. Decididamente, hace falta una segunda reforma universitaria. Barajar y dar de nuevo.
¿Qué acciones se propone la asamblea y la AGD?
Por ahora, seguimos en la lucha. La AGD y un grupo de colegas están organizando una serie de acciones para las próximas semanas, la central de las cuales es un gran acto el 1° de junio (posiblemente en la Facultad de Derecho) con el formato de una “clase magistral” a cargo de algunos de los profesores afectados, y al que se va a invitar a los medios y a los legisladores que en 2009 votaron esa Ley que la UBA está incumpliendo. Desde ya, serán bienvenidos a ese acto el señor rector, las autoridades educativas nacionales, los miembros del Consejo Superior y demás. Sería una magnífica oportunidad para que explicaran sus razones.
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