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Marcha a Plaza de MayoPrimera acción masiva de los trabajadores contra CristinaLa movilización convocada por la CGT Moyano el pasado miércoles 27 de junio fue la principal y más importante acción de los trabajadores contra la política del gobierno kirchnerista en estos nueve años. Cristina y el gobierno, a pesar de los esfuerzos por debilitar la convocatoria, recibieron un importante revés. Un cambio de la realidad nacional enmarcado por las luchas, que provoca un antes y un después en la vida política del país.
Fue una movilización sindical muy importante que golpeó duramente la política del gobierno de seguir robando el salario de gran parte de los trabajadores con el impuesto a las Ganancias. Se congregaron más de 50.000 trabajadores con un fuerte paro camionero y de docentes en la Provincia de Buenos Aires. Otros sectores pararon a partir del mediodía para participar de la marcha, como los ferroviarios del Sarmiento. Junto al predominante color verde de los camioneros, se concentraron en la Plaza innumerables gremios de la CGT y distintos cuerpos de delegados combativos. También sobresalieron las banderas rojas de la izquierda. A su vez, hubo dirigentes y sectores del peronismo y la UCR. Pino Solanas estuvo en el palco. El reclamo fue acompañado por amplios sectores de trabajadores que, si bien no asistieron, no quieren que siga el robo del gobierno con el impuesto al salario y exigen que se paguen las asignaciones familiares. Días previos a la medida, el gobierno y la Cámpora, junto a los “Gordos” de la CGT y hasta el oficialista Yasky, lanzaron una brutal campaña para dividir y confundir a los trabajadores demonizando la jornada de lucha con el objetivo de que no se concurriera a la Plaza. Apoyándose en la desconfianza que genera el propio Moyano y señalando que ir a la marcha significaba “hacerle el juego en la interna de la CGT”. Además, dijeron que era un “acto político”, una “conspiración” y un “golpe”. En la cumbre del Mercosur, el embajador Timerman comparó la situación con Paraguay, afirmando que “hay intereses que quieren voltear a la presidenta”. Incluso, el gobierno salió a disciplinar al resto de la burocracia sindical para que no adhiera, con el reparto a “sindicatos amigos” de fondos de las obras sociales y distintas prebendas. Dicen que el ex moyanista Viviani era el encargado de esa tarea. Estos argumentos fueron debatidos en los lugares de trabajo y estudio. Pretendían evitar que los trabajadores se expresen en la calle con el fin de ocultar que el verdadero responsable de esta situación es el gobierno que quiere descargar los efectos de la crisis capitalista sobre los trabajadores. Pero la campaña les fracasó. Por primera vez en nueve años el gobierno peronista de los Kirchner tuvo que soportar un gran acto de trabajadores en contra de su política antiobrera. Esto abre una nueva coyuntura para los trabajadores que consolida la fuerza de los reclamos y la exigencia a Moyano de que ahora le de continuidad con un plan de lucha, aunque no esté asegurado por su carácter burocrático. Lo sucedido fortalece la lucha de los trabajadores desde abajo, para que el salario no pague ganancias y que todos cobren las asignaciones familiares. ¿A dónde va Moyano? Moyano estuvo obligado a convocar a Plaza de Mayo después que el gobierno lo enfrentó fuertemente ante el paro camionero acusándolo de impulsar un lockout patronal con los empresarios del transporte y de ser el responsable del desabastecimiento de combustibles. El kirchnerismo envió la Gendarmería al piquete de los trabajadores en La Matanza e inició una denuncia penal. A lo que hay que agregar la presión de la base de su gremio, que pierde un salario al año por el pago de Ganancias. El ejemplo con el recibo de sueldo del camionero Chazarreta en Plaza de Mayo así lo refleja. Esta ruptura en las alturas expresa un resurgir de la crisis del peronismo que estuvo amortiguado durante los últimos meses, encolumnado detrás del 54% de Cristina. La razón de fondo la tenemos que buscar en la crisis económica que afecta al país y en el achique de la torta que ésta provoca para los sectores patronales. Cristina y el gobierno no pueden seguir repartiendo fondos como antes. Tienen que recortar recursos a gobernadores, empresarios, a la burocracia sindical y, principalmente, tienen que ajustar a las masas. Moyano y su sector no se han vuelto combativos. Les preocupa que, al achicarse la torta de los capitalistas, también se les achiquen sus privilegios y prebendas. Cristina, la Cámpora y el kirchnerismo quieren que acepte, en silencio, ese ajuste en su caja. El gobierno sigue reteniendo más de 15 mil millones de pesos de las Obras Sociales al conjunto de la burocracia sindical, pero Moyano no acepta esos condicionamientos y por eso la ruptura. Después de la marcha, el gobierno le acaba de recortar diversos privilegios. Moyano encarna una ruptura político-sindical por arriba y, aunque divide la estructura sindical en varios sectores, favorece a que se pueda filtrar el ascenso de los trabajadores. Moyano apela a una movilización acotada para tratar de presionar en su beneficio y recomponer el peronismo vía Scioli y otros sectores anti K. Los trabajadores y luchadores debemos aprovechar estas grietas, como lo hicimos el 27, para movilizarnos y exigir un plan de lucha contra la política del gobierno, en defensa del salario, las condiciones y fuentes de trabajo. Por otro lado, al no poder conseguir un claro recambio en la CGT, el gobierno está empujando a una atomización de las centrales sindicales para hacer pasar su política de “sintonía fina”. En los próximos días, a partir de la impugnación por parte del Ministerio de Trabajo del Confederal de la CGT en el que se decidió la convocatoria al congreso del 12 de este mes para renovar autoridades, se formalizará la división de la misma. Lo que implicaría que existan en el país varias centrales sindicales: la CGT de Moyano, otra CGT ligada al gobierno, la CGT Azul y Blanca de Barrionuevo, la CTA Micheli y la CTA oficialista de Yasky. Crecen las luchas Otro de los elementos a tener en cuenta en la situación nacional es que se está dando un acrecentamiento de las luchas. Como las que vienen protagonizando los trabajadores disidentes de la UOCRA de Cerro Dragón, el más importante yacimiento petrolero del país que produce casi el 20% del crudo, o las de los estatales y docentes de Provincia de Buenos Aires contra el pago desdoblado del medio aguinaldo, entre otras. Esta es la tónica de la situación, ya que la inflación se sigue comiendo los salarios, lo cual se combina con la lucha contra las suspensiones y despidos o los atrasos en los pagos de los salarios. Hay varias provincias en “rojo”, lo que derivó en atrasos de pagos y provocó crisis provinciales de envergadura. Lo de provincia de Buenos Aires se combina con la pelea con Scioli para desgastarlo en su postulación para el 2015. Cristina tenía que girar 2.800 millones de pesos para cubrir el agujero en la plantilla salarial de los casi 500.000 empleados estatales en la provincia de Buenos Aires, pero le dio sólo 1.000 millones y lo acusa porque “no gestiona”. Esta situación da por tierra con la visión kirchnerista que sugería que “estábamos blindados” de la crisis mundial y reafirma que, pese a que Cristina sacó el 54% de los votos hace seis meses, los trabajadores y el pueblo salen a enfrentar a sus políticas y no aceptan pagar el peso de la crisis. Nuestras tareas El gobierno está obligado a seguir atacando el nivel de vida de las masas para seguir pagando la deuda externa y continuar con su plan de ajuste gradual. Lo intentó hacer desde fines del año pasado con un brutal ajuste en Santa Cruz, ante lo cual tuvo que retroceder por la lucha de los trabajadores de esa provincia. Luego intentó aumentar el transporte y las tarifas, pero lo tuvo que postergar para no echar más leña al fuego después de la masacre de Once y por miedo a enfrentar decididamente al movimiento obrero. Plan que, con desigualdades, va a intentar seguir aplicando para descargar los efectos de la crisis mundial sobre el pueblo trabajador. Por otro lado, son escasas las posibilidades de recomposición del gobierno de Cristina tanto con Moyano como con Scioli. Por lo que la crisis dentro del PJ se va a profundizar. Pero lo más importante es que tenderá a crecer el choque de los trabajadores y el pueblo con el gobierno, aumentando el descreimiento de éste. Lo que también abrirá un mayor espacio político para la izquierda que tenemos que aprovechar postulando al FIT. Moyano no intentará dar continuidad a la fuerte medida del 27 con un plan de lucha nacional. Pero la combinación de distintos factores -crisis económica, crecimiento de las luchas, peleas interburocráticas y crisis del peronismo- puede llevarlo a que tome alguna otra medida. No hay que olvidar que su proyecto es burocrático y pro patronal. Por eso, el centro de los luchadores y de los socialistas revolucionarios es actuar en forma independiente. Apoyando las luchas para que triunfen, lo que marcará la tónica del resto del año. Exigiendo un plan de lucha desde abajo, reclamando asambleas y plenarios de delegados con mandatos. Mientras seguimos construyendo un nuevo sindicalismo combativo y democrático. |
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