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Escribe:
Mercedes Petit
23 de julio de 1957: hace 55 años
Nacía Palabra Obrera
En 1956-57 el movimiento obrero comenzaba a recuperarse de la derrota sufrida con el triunfo del golpe de 1955. Su ala revolucionaria, impulsada por el trotskismo, tuvo una voz: el semanario Palabra Obrera, publicado por la corriente de Nahuel Moreno.
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En octubre de 1957, desde la tapa, Palabra Obrera Nº 11 denunciaba la represión ante el primer paro general convocado por las 62. Arriba a la derecha, facsimil del Nº 10 secuestrado por la dictadura. |
La dictadura de Aramburu y Rojas reprimió a sangre y fuego al movimiento obrero. Los sindicatos y la CGT fueron intervenidos, fue proscrito el peronismo y su máximo líder estaba exiliado. Los fusilamientos de junio de 1956 fueron un símbolo del momento. Pero nada impidió que los trabajadores comenzaran a levantar la cabeza.
Y después de Perón, ¿qué?
En un folleto con este título publicado en 1956, Nahuel Moreno señalaba que la tarea fundamental de entonces pasaba por la reorganización del movimiento obrero para recuperar los sindicatos y la CGT. Eran los nuevos activistas y los auténticos luchadores, peronistas o no, quienes podían llevar adelante ese proceso, ante la pasividad o traición directa de las cúpulas sindicales burocráticas.
Con el periódico Unidad Obrera y sus volantes, los militantes del POR (Partido Obrero Revolucionario) participaban de ese incipiente proceso, apoyando e impulsando aquellos primeros conflictos="#asterisco">*. Así se logró un acuerdo entre los trotskistas y una parte del activismo obrero peronista, a partir de las agrupaciones metalúrgicas, para impulsar la lucha contra las patronales y las conducciones burocráticas. Se formó el Movimiento de Agrupaciones Obreras (MAO). Como parte de esta experiencia, desde julio de 1957, comenzó la publicación del semanario Palabra Obrera, dirigido por Angel Bengoche**, de la dirección del POR.
Un semanario que nació junto a las 62 Organizaciones
A lo largo de 1957 las luchas obreras contra la miseria y la represión se intensificaron, luego del parate que significó a fin de 1956 que fueran derrotadas las huelgas de metalúrgicos y gráficos. La dictadura convocó a elecciones en los gremios, y se presentaron nuevas listas, aprovechando los resquicios de legalidad que se abrían. Finalmente, este proceso será enchalecado por la conducción peronista y una “nueva” burocracia, pero había nacido en forma autónoma, de las bases, desde los cuerpos de delegados y comisiones internas. En julio de 1957 se hizo un importante paro de 12 horas en la industria, convocado por la recién formada Intersindical.
El 23 de ese mismo mes apareció el primer número de Palabra Obrera (ver recuadros). Era un tabloid (tamaño “sábana”) de cuatro páginas, grandes títulos y un estilo periodístico directo y a menudo agresivo, que facilitaba el diálogo con los lectores. En una sección fija se seguían las novedades de la Intersindical primero y de las 62 Organizaciones luego, a partir del mes de septiembre. Tuvo una respuesta muy favorable. En agosto se había cuadruplicado la venta respecto a Unidad Obrera, alcanzando entre 8.000 y 9.000 ejemplares vendidos.
Ocho años junto a los trabajadores
Se hizo habitual que los militantes los domingos recorrieran los barrios obreros para vender el periódico. También iba a los quioscos, y en varias oportunidades su edición fue secuestrada. Al tener creciente fuerza su publicación, tanto el POR como el MAO adquirieron como propio su nombre. La organización Palabra Obrera fue un componente minoritario pero importante desde el surgimiento de las 62 Organizaciones Peronistas. Cuando era mencionada su presencia en los plenarios obreros era ovacionada por gran parte de la concurrencia. Entre 1957 y 1958 su edición fue secuestrada 14 veces de los quioscos. Angel Bengochea, su director hasta 1961, fue procesado y estuvo varias veces preso.
Palabra Obrera pasó por distintos períodos, de avance algunos, otros de crisis y retroceso, pero siempre acompañando la reorganización y las luchas de los trabajadores. En 1965 se produjo su unificación con el FRIP de Roberto Santucho. Luego de ocho años, Palabra Obrera, aquella publicación que fue una de las más memorables del periodismo obrero y revolucionario argentino, culminaba su ciclo y le pasaba la posta a La Verdad, el periódico del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores).
*Véase El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, coordinado por Ernesto González. Tomo 2: Palabra Obrera y la resistencia (1955-59), Antídoto, 1996.
**Angel Bengochea era oriundo de Bahía Blanca. Se incorporó al trotskismo en la década del 40, siendo estudiante. Luego trabajó en el frigorífico Anglo y en Duperial. Tuvo un papel destacado en la dirección del partido junto a Nahuel Moreno, y eran íntimos amigos. Siendo director de Palabra Obrera era ovacionado en los plenarios de las “62”. En 1961 viajó a Cuba y fue ganado para el guerrillerismo castro-guevarista. Rompió con Palabra Obrera en 1963 y murió en 1964.
La "nevada" de 1957
En 2006 cayó nieve en Buenos Aires. Se recordó entonces su antecedente:1918. Pero en la Capital y el Gran Buenos Aires hubo una tremenda “nevada” en 1957, cuando el voto en blanco (con el peronismo proscrito) ocupó el primer lugar en las elecciones a la Constituyente de la dictadura gorila. Palabra Obrera nació llamando a ese voto en blanco en su primer número del 23 de julio. Decían sus grandes titulares:
Vote en contra
- de la ilegalidad de los partidos que combatieron la “libertadora”, especialmente el mayoritario y su líder
- del hambre y la miseria para los trabajadores
- de la sangrienta “revolución libertadora”, el gobierno gorila y de todos los que ayudaron a su triunfo
- de la entrega del país al capital foráneo imperialista
- del triunfo “libertador” de setiembre
- de los fusilamientos del 9 de junio, la cárcel, los confinamientos y la muerte para los que resistieron
Votando en blanco
Se llamaba a la clase obrera a confiar en su propia acción y unidad como única garantía para lograr sus objetivos. Se denunciaba a los “votoblanquistas” oportunistas de último momento, como los Saadi y Bramuglia, o el conservador Solano Lima. Y también a aquellos que ya estaban llamando al voto al frondizismo, como Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche, calificando a Frondizi como “gorila opositor tolerado”.
El voto en blanco y los anulados finalmente superaron por algo más de 20.000 votos a la UCR del Pueblo (2.150.749 a 2.128.072).
La dictadura logró su “constituyente” para dar cobertura a sus reformas antiobreras y proimperialistas, pero el movimiento obrero con su “nevada” se fortaleció para seguir la resistencia.
El primer llamado
Así presentó al nuevo periódico Angel Bengochea:
“Palabra Obrera sale a la calle con el doble propósito de combatir al gobierno oligárquico y defender la soberanía política del país y su patrimonio económico, como para tratar la cuestión obrera en firme como hasta ahora nadie lo ha hecho. Hasta ahora conocemos dos tipos de periodismo antigorila: aquellos que tratan la cuestión de la defensa del país tendiendo a que los obreros sólo jueguen un papel de fuerza al servicio de intereses no obreros, y aquel que siendo ampliamente informativo de las cuestiones gremiales no da salida frente a ningún problema obrero, limitándose solamente a consignar hechos. Ninguno de ellos sirve. En verdad ambos parten de un solo y mismo criterio: los trabajadores sólo deben jugar de espectadores o de fuerza al servicio de terceros.”
Y se proponía rodearse de corresponsales obreros.
“[…] para tratar los problemas del país y de los trabajadores desde el punto de vista de la masa obrera argentina, de sus intereses irrenunciables, Palabra Obrera necesita acrecentar el número de colaboradores. Para eso lanzamos la campaña de 500 corresponsales. Pretendemos que, como mínimo, 500 fábricas del país estén representadas directamente en la redacción del periódico”.
Decía Ernesto González en el tomo 2 de su historia: “Este llamado tuvo un notable eco, y en toda su primera etapa Palabra Obrera contó con una red de corresponsales obreros en casi todos los gremios, barrios y principales fábricas, que le permitieron tratar todos los hechos más importantes, y hasta algunos aparentemente secundarios, de la lucha de los trabajadores y el pueblo. Su presencia en todas las movilizaciones y conflictos, y su intransigencia política, antipatronal y antiburocrática, hicieron que nuestro periódico fuese perseguido por la dictadura y su sucesor Frondizi”.
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