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La Protesta
Indígenas de Bolivia expulsan transnacional minera
El 10 de junio los comunarios indígenas de Mallku Khota -de cultura quechua- firmaron un convenio según el cual el Estado se hace cargo del yacimiento minero que hay en la región. El mismo que tenía la transnacional canadiense South American Silver. No fue por buena voluntad de Evo Morales, sino fruto de una lucha de meses, que costó sangre, hasta llegar a un triunfo contundente.
Evo Morales intentó aparecer en la firma del acuerdo, como si siempre hubiera estado del lado de los comunarios. Afirmó que “se registraran enfrentamientos entre comunidades por culpa de una empresa transnacional que viene a saquear nuestros recursos naturales”. Pero fue el propio gobierno el que trajo y defendió a la transnacional saqueadora. Y también fue el gobierno el que envió a la policía a reprimir a los que valientemente la enfrentaban, lo que ocasionó un comunario asesinado, José Mamani, y cuatro heridos de bala, además de 6 policías heridos a piedrazos. Evo también negó que hubiera ordenado la intervención armada policial.
Saqueo y devastación
La minera South American Silver tenía proyectado la explotación de una mina a cielo abierto, de plata, indio, galio y otros minerales. Le reportarían, según los propios cálculos de la minera, 425 millones de dólares anuales, dejando al Estado boliviano sólo 25 millones. Además del saqueo que estas mismas cifras indican, produciría una gravísima devastación ambiental y destrucción de las lagunas, la pesca de río y la agricultura regional.
Bolivia vio multiplicar el saqueo minero transnacional bajo el gobierno de Evo Morales. La empresa San Cristóbal, propiedad de la transnacional Sumitomo, exporta minerales sin procesar (en forma de piedras) por valor de 1.500 millones de dólares y tributa alrededor de 100. Expertos geólogos antiimperialistas denuncian que en realidad se lleva más del doble y que el control estatal es casi nulo.
La rebelión
En Mallku Khota, pese a la falta de información y a los manejos de la empresa (que pagó a sectores para que defendieran su proyecto), comenzó la movilización en el mes de mayo. La policía intentó detener a un dirigente, Cancio Rojas, y la comunidad retuvo a dos policías. Finalmente a Rojas lo detuvieron cuando fue a negociar a La Paz y lo acusaron de secuestrar a los policías. Con apoyo del Consejo de Ayllus y Markas del Qulasuyo (CONAMAQ) hicieron una gran marcha caminando a La Paz, que incluyó hasta 3.000 personas, con la exigencia de que se vaya la minera y libertad al dirigente. El gobierno no los recibió y fueron reprimidos.
Entonces volvieron a la comunidad, ocuparon los yacimientos y toda la zona, prohibiendo la entrada a la policía y autoridades. Dos ingenieros que envió la empresa para espiar, disfrazados de campesinos, fueron capturados y sometidos a la justicia comunitaria tradicional (en Bolivia está reconocida por la Constitución). Luego fueron capturadas otras 3 personas enviadas por la empresa. La ocupación de su territorio duró 11 días.
El sábado 30 se inició una negociación con el gobierno. Pero, mientras negociaban, y de sorpresa, 300 policías entraron en la zona de Mallku Khota intentando sorprender y someter a los comunarios. Fueron recibidos a piedrazos. Los policías dispararon, produciéndose el fuerte enfrentamiento que obligó a una apresurada retirada de los policías (algunos con la cabeza rota), después de matar a un comunario y herir a cuatro.
Al día siguiente, derrotado, el gobierno negoció. Otorgó una indemnización de 8000 bolivianos (1.130 dólares) a la viuda del comunario muerto, se comprometió a hacerse cargo de los heridos, a defender con abogados a Cancio Rojas, a no iniciar proceso a los comunarios rebeldes y a expulsar a la transnacional. Por su parte, los comunarios liberaron a sus prisioneros, pero condenaron a los ingenieros a hacer 1.000 ladrillos de adobe (barro y paja) con sus manos, para la comunidad. En el acuerdo quedan cabos sueltos. Entre ellos, que los ingenieros afirmaron que harán juicio a los comunarios. Por otro lado, no hay aún un decreto que retorne los yacimientos a control estatal. Y Cancio Rojas sigue en detención domiciliaria.
No obstante, lo logrado es un gran triunfo popular indígena contra la transnacional minera canadiense. Un ejemplo no sólo para Bolivia, sino para las luchas en Perú, Argentina y otros países contra las multinacionales saqueadoras avaladas por los gobiernos de turno.
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