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Abel Pardales
Redactor de Correspondencia Internacional

Siria

Los combatientes de la revolución

Se debate mucho sobre quiénes son los combatientes del Ejercito Libre de Siria (ELS) y qué postura asumir: ¿se los apoya o no?

El pueblo rebelde sirio tiene todo el derecho a armarse contra la dictadura asesina

El pueblo rebelde sirio tiene todo el derecho a armarse contra la dictadura asesina

El régimen de Assad, Chávez y sectores de la izquierda, dicen que son simples “terroristas” infiltrados de Al Qaeda o extranjeros armados por el imperialismo norteamericano y el sionismo. El imperialismo yanqui, a su vez, toma distancia de los combatientes: “Al Qaeda logra infiltrarse entre los grupos rebeldes en Siria. Estados Unidos alerta sobre la creciente presencia de islamistas radicales, sobre todo de Irak” (El País, 25/07). O sea, que también para el imperialismo serían “terroristas”.

Lamentablemente, sectores de la izquierda radical mundial se hacen eco de todas estas posturas y también describen a los combatientes del ESL como armados por los “agentes del imperialismo”. Y por ello no apoyan a los combatientes.

Desde ya que el ELS tiene en su conducción a ex oficiales del régimen que desertaron y comandantes apoyados por la Hermandad Musulmana (CNS) y otras fuerzas políticas islámicas burguesas. Pero la otra cara de la realidad es que el ELS está integrado por miles de combatientes que son gente del pueblo, que son parte de una genuina revolución popular contra la dictadura. No son “agentes del imperialismo” ni de “Al Qaeda”.

Algunas armas pueden ser pasadas por algunos gobiernos (Qatar, Turquía) pero son las menos, ya que ningún país quiere armar masivamente a los rebeldes porque buscan una salida negociada. Por eso el grueso de las armas, que son escasas y de poco poder de fuego para enfrentar tanques o helicópteros artillados, son recuperadas de las fuerzas de Assad o compradas en el mercado negro.

“Tengo 12.000 hombres bajo mis órdenes, pero sólo la mitad tiene un arma y se pasan los kalashnikov (fusil ruso) entre ellos”, dice Abu Ahmad, jefe militar rebelde del norte de Siria. “No tenemos ni cañones antitanques ni antiaéreos”, remarca, frente a los blindados, helicópteros y aviones de Bashar Al Assad” (Clarín, 28/7).

Otros lo confirman: “Necesitamos armas antiaéreas y armas antitanques, pero sé que ni los europeos ni Qatar nos la darán [...] Compramos armas a los traficantes, cada cartucho de kalashnikov cuesta dos dólares”, dijo Mohamed Ahmadi, un oficial desertor de ejercito sirio (Clarín, 6/8).

Agricultores, barberos, panaderos…

Los combatientes son “agricultores, barberos, panaderos, policías, gente normal que ha dejado sus trabajos para unirse a la lucha contra el régimen de Assad bajo la denominación de ELS”. Así los describe Gazi Balkiz, productor de un equipo de la cadena estadounidense NBC, quien recientemente estuvo entre las milicianos. (El País, 22/7).

Tampoco el ELS tiene una conducción política clara y única. Según las informaciones está integrado por diversos grupos y milicias. “La Brigada de los Mártires de Idlib, la 77, la Al Faruk, Los Halcones de Sham, el Frente de los Rebeldes sirios [...] Cada localidad y comarca tienen su grupo rebelde, en algunos casos varios. Al menos 80 diferentes combaten solo en la provincia de Idlib. De los relatos se deduce que la mayoría de ellos empezaron como pequeñas redes familiares, locales o de desertores sin uniforme ni banderas y con escasas armas. Sin embargo, poco a poco han ido creciendo y mejorando su capacidad de ataque. Aunque el ELS se presenta como un paraguas, no está claro que todos sus asociados compartan objetivos más allá de derribar al régimen” (Ídem).

El ELS se ha ido convirtiendo en la milicia armada de una rebelión antidictatorial de masas que está dando batallas heroicas, como la de Aleppo, en donde se fue estableciendo como poder real, hasta organizando, por ejemplo, en la fabricación y distribución del pan para alimentar al pueblo y a los milicianos.

Los socialistas revolucionarios apoyamos incondicionalmente a los rebeldes sin que eso signifique que le demos apoyo político a la conducción militar y política del ELS. Seguimos la tradición de los trotskistas en las guerras civiles de España en 1936 y en Nicaragua en 1979. Apoyamos a los combatientes y al pueblo en armas pero no a la conducción burguesa republicana (España) ni sandinista (Nicaragua). Mientras, seguiremos bregando por una dirección socialista de la revolución.

Apoyamos al pueblo sirio y a su revolución, que tiene todo el derecho de armarse. Rechazamos toda postura abstencionista de la izquierda y llamamos a que los pueblos de Egipto, Túnez y Libia, les exijan a sus gobiernos que envíen armamento y voluntarios para contribuir a la derrota del dictador sirio.


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