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EditorialQue le pongan fecha al paroPese a los discursos del gobierno y sus voceros, los problemas de los trabajadores se agravan a diario. En los últimos doce meses, los precios de los alimentos aumentaron un 39,7%, golpeando de manera directa contra los sectores más pobres, quienes destinan el grueso de sus ingresos a este rubro. A la presidenta no la ayudan ni siquiera sus propios números. El INDEK reconoce que el ingreso promedio de los asalariados está en 3.451 pesos, cuando la canasta familiar ronda los 7.000. Y recientemente se conocieron datos del Ministerio de Trabajo según los cuales en los últimos nueve años se han creado 2,7 millones de puestos de trabajo, una cifra muy inferior a los “más de cinco millones” que suele anunciar Cristina. Esos mismos datos arrojan que el 43% de los trabajadores del sector privado se encuentran en negro, un escenario bastante más crítico que el que suele pintar 6,7,8 o los propios funcionarios del gobierno. A esto se suma el peso del impuesto a las Ganancias sobre los salarios, que en 15 años se sextuplicó. En 1998 eran ocho los sectores laborales alcanzados, hoy son 17. Y aunque el gobierno llegara a incrementar el piso un 20 o 25 por ciento, la situación está muy lejos de resolverse.
Frente a esto, los trabajadores reclaman. La combinación entre la inflación y este impuesto vergonzoso (cuando el salario no es ganancia) ha licuado los aumentos logrados, obligando a que trabajadores estatales y docentes exijan la reapertura de las paritarias. Mientras, la situación de los estatales, por las crisis provinciales y el presupuesto 2013 que fija sólo un aumento del 13%, va camino a agravarse. La burocracia Verde al mando de la Unión Ferroviaria acaba de cerrar un aumento a la baja, repudiado por la oposición encabezada por la Bordó. Por eso muchos gremios ya piden sumas fijas para contrarrestar la terrible carestía de la vida. A esto hay que sumarle el peligro de nuevas pérdidas de puestos de trabajo ante la sostenida caída de la actividad industrial. El gobierno dice que estos son los efectos de la crisis económica mundial para obligar a los trabajadores a conformarse con lo que hay. Y Cristina habló de que prefiere perder la “libertad” pero no la “soberanía” ante el acoso de los fondos buitres a la Fragata escuela. Sin embargo -y mientras les niega la posibilidad de conservar sus ahorros a sectores populares mediante el cepo al dólar- el gobierno reconoció que, en el presente año, la AFIP autorizó la venta de 84.761 millones de dólares, la casi totalidad para uso de grandes empresarios (Página12, 23/10). Mientras, la semana pasada pagó otros US$ 200 millones a banqueros usureros por los intereses del Bonar X (deuda externa). La nueva ley de accidentes de trabajo-ART que el gobierno se dispone a votar este miércoles es en claro perjuicio de los trabajadores y en beneficio de las grandes patronales. Por eso cuenta con el apoyo de la Unión Industrial y los Gordos de la CGT oficial. Una muestra cabal de que el peronismo kirchnerista gobierna para los empresarios. Cristina les va a regalar una ley a su medida, que significará más dinero para los empresarios y menos necesidad de invertir en seguridad y, en contrapartida, más accidentes y miseria para los trabajadores. Al eliminar la llamada “doble vía”, el obrero accidentado deberá elegir entre agarrar la miseria que le paga la ART, perdiendo toda posibilidad de juicio posterior, o “ir a juicio”, sin recibir un solo peso en ese caso, teniendo que esperar dos o tres años a que salga el fallo. Y por si fuera poco, se cambia el fuero, del laboral al civil, lo que alargará aún más los procesos judiciales. Frente a esto, la CGT Moyano y la CTA Micheli han convocado a una movilización frente al Congreso el miércoles 24, la cual Izquierda Socialista saluda y acompaña, a la vez que llama a concurrir para frenar este nuevo atropello a la clase trabajadora. Ante esto, hace falta darle continuidad a la exitosa jornada de protesta que movilizó a miles el pasado 10 de octubre a Plaza de Mayo convocada por la CTA Micheli, Camioneros, la Federación agraria y otros sectores. Lamentablemente, Moyano de la CGT, quien viene adoptando un discurso cada vez más ofensivo contra el gobierno, no fijó un paro para ese día como sí lo hizo el pasado 27 de junio. Desde Izquierda Socialista, junto a los ferroviarios del Sarmiento y trabajadores de distintos sectores, participamos de la movilización del 10 exigiendo un paro nacional y un plan de lucha concreto. Si bien Micheli anunció la posibilidad de realizar un paro antes de fin de año -y Moyano lo secundó en la propuesta-, hasta el momento no le han puesto fecha y no hablan de un plan de lucha. Dicen que el paro sería para la segunda quincena de noviembre. Es necesario avanzar en ese sentido, para poder empezar a preparar una gran jornada de lucha que dé respuesta a los reclamos de los trabajadores, como parte de un plan de lucha nacional. Debatiendo un programa que parta de la exigencia de un aumento salarial de emergencia para todos los trabajadores, el 82% móvil, contra el impuesto a las Ganancias que pagan los salarios, el trabajo en negro, tercerizado, precarizado y la nueva ART del gobierno; asignaciones para todos los trabajadores, que se frenen los despidos y suspensiones, entre otros legítimos reclamos. Predisposición para luchar sobra (ver lucha docente en página 9). Más si hay una convocatoria unificada y nacional que enfrente al ajuste de Cristina y los gobernadores. Y a la represión con 26 detenidos, como la que se llevó a cabo ayer en Santa Cruz contra obreros que trabajan para las petroleras. Exijamos a la CGT Moyano y a la CTA Micheli que le pongan fecha al paro con movilizaciones en Plaza de Mayo y en todo el país. Medida que, volvemos a repetir, tiene que ser parte de un plan de lucha preparado y debatido en los sindicatos, Cuerpos de Delegados e Internas, abriendo el debate entre todos los trabajadores. Un plan de lucha que unifique al conjunto de la clase trabajadoray demás sectores populares. Izquierda Socialista pone toda su fuerza para ello. Moyano con MacriSe tiraron flores. Incluso Macri aprovechó para decir “estamos juntos con los gremios porque creemos en la cultura del trabajo”. El mismo que ajusta a los docentes y estatales y los persigue incluso con espías. Moyano se viene reu nien do c on d i s t in t os políticos pa tronales. Lo hizo con los de la UCR, el denominado Peronismo Federal, Scioli, De la Sota, Binner y ahora con Macri. Hasta Pino Solanas lo llamó para ir juntos en las elecciones de 2013. Moyano, a su vez, elaboró un programa de 21 puntos que, si bien tiene algunos rescatables (como la condena al impuesto al salario, entre otros), en el mismo reafirma la conciliación entre patrones y empresarios, política que ha llevado a que la clase obrera sea furgón de cola de distintas variantes patronales, esencialmente con el peronismo, a lo largo de décadas. No hay que dejarse engañar. La propuesta política de Moyano no es salida para los trabajadores. Tampoco su “modelo” sindical. Por eso seguimos batallando por la independencia política de los trabajadores, levantando un programa de fondo, como lo hacemos desde el Frente de Izquierda. |
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