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EditorialDel 54% al paro generalSe acaba de producir el primer paro general contra el gobierno kirchnerista (ver páginas centrales). Fue un “paro histórico”, como lo señalaron los convocantes. Esta nueva acción obrera nacional contra un gobierno peronista es parte de los grandes cambios que se vienen dando en el país. La CGT Moyano, protagonista central de la convocatoria -junto a la CTA Micheli y la denominada “CGT Azul y Blanca” de Barrionuevo-, durante nueve años vino acompañando al oficialismo. Su ruptura sacudió el tablero político-sindical. Desde ese momento, teniendo como mar de fondo el ajuste en curso, las luchas que nunca cesaron y los graves problemas sociales sin resolver, Moyano estuvo obligado a llamar a distintas convocatorias. Más allá de los proyectos sindicales y políticos de los convocantes, los trabajadores se han sumado al paro como parte del enfrentamiento a un gobierno que vino perdiendo expectativas populares, expropiando el salario obrero vía el impuesto a las Ganancias, avalando los ajustes en las provincias y destinando el dinero popular a pagar de contado la deuda externa de la dictadura, mientras millones viven en la pobreza.
Cristina ganó con el 54% y creyó que entonces recibía un cheque en blanco para avanzar con su “modelo” al servicio de las multinacionales, banqueros y grandes empresarios (sus grandes beneficiarios). Para ello preparó su proyecto re-reeleccionista. Empezó a aplicar más decididamente un ajuste al calor de la crisis capitalista mundial. Y delineó seguir adelante con su doble discurso, como intentar hacer creer que es un gobierno “progresista que combate a la derecha”, mientras acaba de pactar con Macri, se alió con lo peor de la burocracia sindical, votó una ley de ART a pedido de la Unión Industrial y apela a la Ley de Medios para tener un monopolio mediático que sólo hable bien de su gobierno. Plan que le está fracasando. La economía se desaceleró (perdiéndose miles de puestos de trabajo); la inflación se sigue comiendo los ingresos populares; el impuesto al salario es visto cada vez más como un gran robo a millones de trabajadores y los fondos de los jubilados son usados para pagar deuda externa y dar créditos a las patronales, mientras los abuelos siguen sin el 82% móvil y les acaban de liquidar mal sus haberes, quedándose el gobierno con 6.000 millones de pesos anuales. El malhumor social se sigue acrecentando. El 27 de junio junto a la CGT Moyano y el pasado 10 de octubre ante la convocatoria de la CTA-Micheli y Camioneros, miles se movilizaron a Plaza de Mayo. El 13 de septiembre hubo un primer cacerolazo de la clase media y distintos sectores populares, y el 8N otro multitudinario, donde el 30% de quienes participaron del mismo habían votado a Cristina. Ahora se dio el primer paro general. Y si el paro no fue del cien por ciento se debió a la traición de la CGT Balcarce y la CTA Yasky, que lo han carnereado pese a que sus bases también son claramente afectadas por la política de la Casa Rosada. Acciones que han obligado al gobierno a retroceder, en cobrar Ganancias del aguinaldo de diciembre, a no profundizar el ajuste y a frenar, por ahora, sus ansias reeleccionistas. Pero lejos se está de satisfacer las amplias y variadas necesidades populares. Siguen los apagones, las obras que no se hacen, el manoseo a la justicia, los casos de corrupción, el mantenimiento de las privatizadas y las mentiras como las del INDEK. Por eso la bronca crece y miles de desencantados buscan una alternativa sindical y política para hacer frente a estos atropellos.
En medio de esto se mueven los políticos de la oposición patronal. Desdibujados por donde se los mire, las encuestas indican que por su pasado y presente no gozan de la simpatía popular. Millones no los ven como salida porque gobernaron para los ricos y el FMI en el pasado y ahora, si bien critican al gobierno o llaman a “escuchar” a quienes pararon, lo hacen para canalizar el descontento en las elecciones, no porque tengan solución para las mayorías populares. Ya que, en los trasos gruesos, coinciden con la política oficial: en que hay que pagar la deuda externa, mantener la alianza estratégica con empresarios y multinacionales; seguir con las privatizaciones menemistas y el robo al salario. No hay un “modelo distinto” en los Macri, De la Sota, Alfonsín, Massa, Binner o Scioli. De la Sota critica la “falta de diálogo” al gobierno nacional, pero ajusta a estatales y jubilados y aplica impuestazos. Binner hace lo mismo y viene gobernando Santa Fe en una alianza estratégica con la UCR. El pacto Cristina- Macri para aprobar las ART y distintas leyes en la legislatura porteña para negocios inmobiliarios o ahora para el traspaso del subte muestra que las “diferencias” son por cuestiones menores. Hasta Pino Solanas ha llamado a unirse con la UCR y la Coalición Cívica de Carrió para las elecciones en Capital, cuando ya sabemos que aliarse con los partidos que ya gobernaron (como los radicales) lo único que puede llevar es a otro rotundo fracaso.
Ante esto hace falta una salida sindical y política opuesta, tanto al kirchnerismo como a cualquier variante de la oposición patronal. Por eso fue muy importante que el Frente de Izquierda haya sido parte importante del paro, jugando un claro rol con sus dirigentes sindicales para impulsarlo y apoyar los cortes. Reclamando abajo el impuesto al salario, el pago a todos de las asignaciones familiares, el 82% móvil; es decir, “contra el ajuste de Cristina y los gobernadores”, como lo señaló en una declaración. A su vez, el FIT se ha pronunciado por medidas de fondo, como el no pago de la deuda externa, reestatizar las privatizadas bajo control y gestión de trabajadores y usuarios, y nacionalizar la banca y el comercio exterior, entre otras. Llamando a darle continuidad al paro con un plan de lucha nacional. Nuestro partido va a seguir interviniendo en la vida nacional, apoyando las luchas, reclamando la continuidad del paro general con un plan de lucha, impulsando al sindicalismo combativo (como lo estamos haciendo junto a los ferroviarios del Sarmiento y nuestro compañero “Pollo” Sobrero), levantando medidas de fondo y promoviendo la unidad de la izquierda vía el FIT, contra toda variante patronal. Llamamos a los trabajadores y jóvenes a sumarse para fortalecer una alternativa obrera y de izquierda. |
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