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Una política trotskista revolucionaria en los años sesentaDe Illia a OnganíaCoincidiendo con los 26 años del fallecimiento de Nahuel Moreno, Ediciones El Socialista publicó un tercer volumen de obras de nuestro fundador y maestro. Estos escritos, hasta ahora no reeditados, van desde mediados de 1963, cuando asumió la presidencia el radical Arturo H. Illia hasta septiembre de 1966, poco después del triunfo del golpe del general Juan Carlos Onganía.
El primer folleto que reeditamos, Argentina, un país en crisis, presenta los análisis y propuestas de Palabra Obrera cuando se produjo el triunfo del radicalismo en julio de 1963, con el peronismo proscripto. Y también ante el comienzo del plan de lucha convocado por la cúpula de la burocracia de la CGT en 1964. Como material de archivo publicado por primera vez esta edición incluye el informe oral de Nahuel Moreno en el punto nacional del Congreso de Unificación entre Palabra Obrera y el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano Popular) que encabezaba Roberto Santucho. Del debate que lo acompañó se seleccionó un intercambio entre Moreno y Santucho sobre la consigna de que la CGT impulsara un partido obrero. Por último, La lucha recién comienza es el texto de septiembre de 1966 que respondía a las caracterizaciones y tareas que planteaba la caída de Illia y el triunfo de la dictadura de Onganía en junio de 1966. La actuación en las fábricas y los conflictos obreros Desde sus orígenes en la década del cuarenta, el partido que fue construyendo Moreno tuvo como orientación central desarrollarse en el seno del movimiento obrero y sus luchas. Así, aquellos jóvenes militantes trotskistas fueron aprendiendo, fogueándose en la vida cotidiana de las fábricas, los barrios obreros, acompañando las luchas, los pasos adelante y los retrocesos, para impulsar una política de independencia de clase entre los trabajadores mayoritariamente peronistas. En el primer folleto se podrán leer las caracterizaciones y política hacia la presidencia de Illia. Y queremos destacar en particular los consejos prácticos para los activistas, con consignas sindicales y políticas, para fortalecer la organización fabril, fundamentalmente a nivel de los cuerpos de delegados y las comisiones internas. Esto en el marco de un ascenso creciente, que culminará con las ocupaciones de fábrica del 64, donde Palabra Obrera participó activamente. En 1966, con el triunfo de la dictadura, se abrió un período distinto, más represivo, que exigió el cambio de tácticas sindicales y de lucha. El PRT alentaba la vuelta a las huelgas largas “a la antigua”, con detallados consejos para implementarlas. En ambos períodos se buscaba impulsar, en aquella marea de trabajadores peronistas, la organización desde abajo, con métodos democráticos y asamblearios, fortaleciendo la unidad y el desarrollo de los nuevos activistas antiburocráticos, buscando estar en la mejor relación de fuerzas en caso de llegar al conflicto, para tratar de llevarlo al triunfo. Gracias a esa orientación, por ejempo, el PRT pudo participar de manera protagónica en la huelga de los portuarios, iniciada en octubre de 1966. Esta lucha heroica duró 50 días y dio lugar al surgimiento de la Intervillas, para garantizar la solidaridad con los huelguistas desde los barrios. Al calor de esas huelgas largas los militantes estudiantiles trotskistas comenzaron a impulsar en la práctica desde las facultades la solidaridad con los conflictos obreros. En los centros estudiantiles los militantes del PRT (luego PRT-La Verdad a partir de 1968) organizaban las Comisiones de Relaciones Obrero-Estudiantiles (CROE), que eran sistemáticamente boicoteadas por las agrupaciones que dirigía el entonces mayoritario Partido Comunista. En el libro se puede apreciar que esa intervención sindical se hacía desde una perspectiva revolucionaria, en el marco de las más variadas consignas y campañas políticas. Se planteaba la defensa de la independencia de clase, rechazando la unidad obrero-patronal y la conciliación propias del peronismo, junto a la denuncia y enfrentamiento a los distintos gobiernos, tanto el radical (con el que coqueteaba el PC, por ejemplo) o la dictadura, exigiendo la legalidad para el proscripto peronismo. Ante la burocracia se exigía que la CGT impulsara no solo un plan de lucha, sino un plan económico alternativo y un partido obrero. En el contexto internacional se impulsaba la solidaridad con Cuba Socialista y con el pueblo vietnamita ante la invasión yanqui, así como el rechazo a la invasión a Santo Domingo. El diálogo entre Moreno y Santucho Un segundo texto es la desgrabación del informe nacional de mayo de 1965, material de archivo que se publica por primera vez. El texto y la discusión son ilustrativos en varios sentidos. En primer lugar, muestra una continuidad con los lineamientos del folleto de 1963-64 Argentina, un país en crisis, que fueron la base para los debates con el FRIP hacia la unificación. Y esa continuidad se volverá a encontrar en La lucha recién comienza, aprobado por el partido unificado PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), en 1966. En segundo lugar, se destaca en el informe oral la importancia del programa, que enlace las consignas mínimas o económicas con las consignas transicionales, las consignas socialistas y de poder, de pelea por el gobierno obrero y popular. Todo esto estrechamente vinculado a los sectores más dinámicos de la movilización, como en esos momentos era el movimiento estudiantil o los trabajadores de los ingenios tucumanos de la FOTIA. Las consignas en debate tienen como común denominador la preocupación por avanzar en la independencia política de clase. Y por último, el intercambio sobre una consigna táctica entre Moreno y Santucho, aunque breve, trasmite el ambiente de discusión política respetuoso y fraternal en el que se desarrollaba la unificación. Estos son hechos que no deben perderse de vista en la medida en que lamentablemente esa unificación se frustró al año siguiente. El PRT-La Verdad se mantuvo en el mismo camino trazado por Palabra Obrera. Esto se reafirmó con el rechazo a la estrategia guerrillera y a la adaptación al castro-guevarismo, como lo demuestran las polémicas en 1962-63 contra Angel Bengochea (el dirigente que fue ganado por el foquismo guevarista)*, y luego contra Santucho (y Ernest Mandel) en 1967- 68. La confianza en la clase obrera y el mantenerse pegado a sus luchas, sus avances y retrocesos, permitió al trotskismo revolucionario estar correctamente ubicado ante el nuevo ascenso que dio lugar al Cordobazo en mayo de 1969. Ayer y hoy Como síntesis del interés de este libro podemos destacar dos aspectos. Por un lado, pasado ya medio siglo, es un aporte para conocer la trayectoria del trotskismo revolucionario en una década tan rica como fueron los años sesenta. Por el otro, tiene una importancia aun mayor para aportar a la razón de ser de nuestros textos, informes y publicaciones: ayudar a la intervención presente y hacia delante en la lucha de clases, sindical y política, así como para la elaboración teórica y programática. Podríamos decir que son textos que fueron dando forma y siguen alimentando a la estrategia y a las distintas tácticas revolucionarias con las que se va construyendo en los distintos períodos el partido revolucionario, cuyo gran objetivo era, es y será el triunfo de un gobierno obrero y popular y una Argentina Socialista.
*En 1963-64 Moreno polemizó duramente con las equivocadas concepciones del foco rural, del rechazo a la independencia de clase y la necesidad del partido obrero y revolucionario del Che Guevara y el castrismo. Veáse “Dos métodos frente a la revolución latinoamericana”, Estrategia, 1964, www.nahuelmoreno.org La táctica del entrismo al peronismoEn 1963 se iba cerrando el período del entrismo al peronismo que Palabra Obrera venía instrumentando desde fines de los cincuenta. La táctica buscaba “estructurar una corriente de clase”* en el seno de los trabajadores peronistas, que protagonizaban la Resistencia a la dictadura de Aramburu y Rojas, luchando por la recuperación de los sindicatos y la CGT intervenidos. El objetivo estratégico de aquel entrismo era disputar a la conducción burguesa y burocrática del peronismo su influencia sobre los trabajadores, para avanzar en la independencia de clase y la construcción del partido revolucionario. En aquellos años el peronismo estaba proscripto, y el entrismo se centró en las agrupaciones sindicales del movimiento obrero, que iban dando lugar a las nacientes “62 Organizaciones”. Por su parte, Palabra Obrera mantenía una total independencia sindical, política y organizativa. En ese período hubo errores y desviaciones, en medio de exigencias muy grandes, como el combate a las presiones de la burocracia peronista, el apoyo a la movilización de los campesinos peruanos encabezada por Hugo Blanco (militante de Palabra Obrera), y la polémica contra el guerrillerismo guevarista que dio lugar a la división del grupo que encabezaba el dirigente Angel Bengochea en 1963. Como se señala en el trabajo coordinado por Ernesto González citado, el entrismo “[...] fue muy correcto. Ello nos permitió tener una inserción en el movimiento obrero y establecer un diálogo con los trabajadores en un grado hasta entonces desconocido por el trotskismo en la Argentina. Fue una experiencia que nos sirvió para el futuro.”
* En el texto El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, tomo 2 (1955-59) y tomo 3, vol. 1 (1959-63) hay un muy documentado seguimiento de la experiencia entrista.
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