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Escribe:

Nelsa Bou Abdo
Delegada FOETRA-Telecom

Pacto K con las telefónicas

Celulares colapsados con tarifas siderales

Hablar por celular es un verdadero problema. Y las tarifas son las más altas del mundo. El kirchnerismo avala un negocio millonario que viene del menemismo.

Hace meses que los usuarios de celulares nos quejamos a diario: “no llegan o se cortan las llamadas y mensajes; Internet tarda en bajar o directamente no baja; tenés un teléfono fijo para llamarte?...”

El servicio es pésimo. Esto ocurre con cualquiera de las empresas, sea Movistar (Telefónica), Personal (Telecom), Claro (Grupo Slim) o Nextel (NII Holdings). Para colmo, las tarifas aumentaron un 30% en 2012. Y si bien “suspendieron” los aumentos anunciados para marzo, no anularon los ya producidos en enero. Es que el gobierno no tiene ninguna regulación ni control estatal, dado que no lo considera servicio público.

Estos días se han aplicado multas a las empresas por el mal servicio. Dan risa, ninguna pasa de 200 mil pesos ¡con una facturación mensual de 4 mil millones!

La razón de un servicio caro y malo

El crecimiento del parque (cantidad de celulares funcionando en el país) pasó de 6 millones de líneas en 1999 a los 57 millones actuales, mientras la capacidad de las redes no se amplió. Es decir, no fue acompañado de la inversión necesaria en plataformas de distribución, antenas, radiobases. O sea, la llamada “autopista de llamadas”. Por eso los dueños de los equipos más caros y sofisticados dicen que poseen “una Ferrari para andar en un camino de ripio”.

Además, la venta de smartphones (teléfonos inteligentes, que usan datos, cuyo traslado es muy pesado) trepó a 10 millones de aparatos en poquísimo tiempo, provocando la saturación de la red existente para este parque, el más grande de América Latina. Por ejemplo, Movistar, dice que tuvo un incremento en tráfico de datos del 75% en relación a 2011.

Además, en Argentina se autorizó a las empresas a operar con 135 Mhz (múltiplo de la unidad de frecuencia de onda magnética), la mitad que en Chile y un tercio que en Brasil.

Ultimamente se anunció que ArSat (empresa de capital estatal con participación gerencial de FOETRA Buenos Aires) absorbería un porcentaje de las frecuencias de celulares. Es todo muy confuso, porque primero se dijo 25%, ahora que es el 20% (las otras cuatro partes para Movistar, Personal, Claro y Nextel). Excelente jugada a favor de las “telcos” (empresas telefónicas) dado que el estado nacional haría la inversión faltante sin costo para las privadas que se llevan la parte del león.

Luego, el gobierno creó Libre.ar, empresa que distribuiría las frecuencias entre pymes y cooperativas. “El gobierno planea lanzar la empresa Libre. ar, empresa estatal sin inversión ni infraestructura en redes móviles acordando con Movistar (sobre todo), Personal y Claro, que usen las frecuencias acordadas a ArSat (valuadas en más de $1000 millones) a cambio de que algunas pymes y cooperativas puedan revender sus servicios bajo otro nombre” (Clarín, 4/1).

Es increíble: la parte “estatal” vuelve a las telefónicas y Movistar recupera -en demasía-, las licencias que debió devolver hace unos años por excederse en el ancho de banda autorizado.

Así ArSat no sólo no crece como empresa sino que gasta (el estado) todo lo que no ponen las empresas. ArSat construyó la red nacional de datos (3500 km de norte a sur del país, más los 40 kilómetros submarinos a Ushuaia y ahora 26000 kilómetros en obra). De lo que se llama “la última milla” (último tramo del cableado) se ocuparían las privadas que usufructúan la red.

Siempre el gobierno favoreció a las telefónicas privadas

Nada de esto es nuevo. Con la ley de medios se buscó favorecer a las telefónicas que disponían de una red nacional de telefonía fija ya construída por el estado para el triple play (ahora cuádruple si se agrega radio). Y pensar que Pino Solanas votó esa ley en general, creyendo que con no votar ese artículo se solucionaba todo.

Más tarde, cuando en 2010 Telefónica de España compró Telecom Italia, se las autorizó a seguir funcionando como si no hubiera monopolio (prohibido por la ley de privatización de ENTel). Esto bendecido por Guillermo Moreno. Ahora Sabatella dice que Telefe no es Telefónica. Y finalmente se les entregan las frecuencias de la empresa estatal de celulares que “se habían reservado para evitar los monopolios”.

Las multas son irrisorias, el funcionamiento malo. Siempre se les han condonado deudas por retenciones impositivas (centenares de millones). El pueblo paga facturas por cifras siderales. Los trabajadores de celulares (afiliados hoy al gremio telefónico) siguen con el convenio de comercio trabajando jornadas de 9 horas (dos más que el gremio telefónico) o fuera de convenio. Y hay tres mil trabajadores (sólo en Capital y el conurbano) contratados y subcontratados en permanente conflicto con las telefónicas (ver abajo).

No hay dudas: enjugan la crisis europea en América Latina y en primer lugar en Argentina.

Nosotros no proponemos la solución de Clarín: declarar la telefonía celular servicio público para poder regularla. Desde 1948 a 1990 los teléfonos fueron estatales y eso hizo crecer el parque de una empresa siempre rentable. En Uruguay siguen siendo estatales y desarrollaron tecnología.

El gobierno es responsable de este colapso y del robo de las empresas al país. Para nosotros, la solución es la reestatización de toda la industria de la telefonía bajo control de sus trabajadores y usuarios, una actividad que siempre fue altamente rentable aún al momento de su privatización con Menem-María Julia.

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