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Dólar a 8 pesos¿A dónde va la economía?En muchos lugares de trabajo se escucha la inquietud: el dólar paralelo o “blue”, que cotiza en la calle ante el cepo que impide comprarlo legalmente a 4,90, llegó a rozar los 8 pesos, ¡más de tres pesos de diferencia entre uno y otro! ¿Qué va a pasar? ¿Va a seguir subiendo y motorizando la suba de precios? ¿Se viene en el corto plazo una “superdevaluación” como la que sucedió la semana pasada en Venezuela? (ver nota en esta misma página). La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y sus funcionarios de Economía minimizan y hasta ridiculizan esta inquietud: “es un mercado ínfimo, de especuladores”, dicen, o “sólo les interesa a los millonarios que se van a Europa o Estados Unidos de vacaciones”. Los trabajadores no somos tontos. En la historia argentina tenemos demasiados ejemplos de qué pasó cuando se empezó a disparar el dólar. Quizás la frase cumbre fue aquella de un ministro de Economía de la dictadura (Lorenzo Sigaut): “el que apuesta al dólar pierde”, dijo… y al día siguiente devaluó el 30%. Y también la experiencia enseñó que muchas, muchísimas veces, la única forma de resguardar de la inflación unos pesitos ahorrados era juntando unos dólares. Lo que sucede ahora es que se está desnudando una parte importante del doble discurso del gobierno. Esa que decía que “estábamos blindados frente a la crisis mundial” o la que sostenía que sobraban reservas porque “nos estábamos desendeudando”. ¿Qué pasó? Simplemente que era todo mentira. Pagamos y seguimos pagando millonadas en concepto de deuda externa, usando para eso todas las cajas habidas y por haber, empezando por el Anses y terminando por las propias reservas del Banco Central. Hoy, esas reservas, además de estar en su menor valor desde 2007 (42.650 millones de dólares), no alcanzan ni siquiera para respaldar el total de pesos en circulación (casi 60.000 millones). Encima, parte de ellas no son sino meros “papelitos” -promesas de pago del gobierno al propio Banco Central-, porque los dólares reales ya “se los llevó” el gobierno para pagar una deuda que, encima, sigue creciendo. Pero si bien es el “rubro” más importante, la canilla por donde se van los dólares no es sólo la deuda: durante años el gobierno permitió a los pulpos empresarios una fenomenal fuga de capitales (se fueron más de 60.000 millones de dólares en los últimos años), además de garantizarle a multinacionales de todo tipo la libre remisión de sus ganancias al exterior. A esto sumémosle que el saqueo energético fue haciendo que, año tras año, tuviéramos que gastar más dólares en importar combustibles. Cuando a fines de 2011 el gobierno no tuvo más remedio que “reconocer” que se estaba quedando sin divisas, implementó el famoso “cepo cambiario”. Como siempre, terminó siendo para que la crisis la paguen los “perejiles”, mientras conseguir la autorización para comprar 100 dólares se volvió casi una misión imposible, continuaron los pagos de deuda y la fuga de divisas por miles de vericuetos. Incluso el gobierno “flexibilizó” en las últimas semanas los requisitos para enviar dividendos al exterior a los pulpos de la megaminería. Por todo esto, se “huele” una mayor devaluación. Ya sabemos que si por cualquier mecanismo el dólar se dispara, inmediatamente llegarán sus consecuencias en términos de más inflación y mayor pérdida del poder de compra para los trabajadores. Es lo que pasó siempre con todos los planes capitalistas a lo largo de las décadas. Con devaluación, hiperinflación, “estabilidad” o devaluación controlada, siempre ganaron los grandes empresarios y perdieron los trabajadores y el pueblo. Por eso, para parar esta dinámica que sabemos se puede transformar en una bola de nieve infernal, hay que tomar medidas de fondo: se impone nacionalizar el comercio exterior y la banca, para terminar de una vez con el “colador” por el que los pulpos fugan, todos los días, millones de dólares. Y, junto con eso, hay que dejar de pagar la inmoral y fraudulenta deuda externa, el principal rubro por el cual, mes a mes, se van achicando nuestras reservas. J.C. |
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