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Escribe:
Juan Rivera
Solanas-Carrió / Binner-UCR
La centroizquierda tiene “olor a pasado”
El acuerdo de Solanas y Carrió, detrás del llamado “Frente Anticorrupción”, va cobrando forma. Binner se autorotula “la novedad” y se lanza a la pelea electoral. Mientras tanto, todos coquetean con el radicalismo. Lozano, integrante del FAP, que gobierna Santa Fe con los radicales, habló de ponerle límites al acuerdo para evitar el “olor a pasado”. ¿A dónde va la centroizquierda?
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Lo que empezó como un rumor, se confirmó. Solanas y Carrió avanzan en un acuerdo electoral para las elecciones porteñas. Envalentonados, ambos se lanzaron a la búsqueda de incorporar al radicalismo, al PS y al GEN de Stolbizer.
Hace sólo dos años, Solanas llamaba a combatir al bipartidismo PJ-UCR y a poner en pie un programa “emancipador”. Ahora, en cambio, se contenta con acordar con los restos del radicalismo y la Alianza, como Carrió, y pretende tentar a la propia UCR. Para hacerlo, incluso, se olvidó de las “causas emancipadoras” que levantaba en su anterior campaña.
“La UCR es una estructura que tiene derecha e izquierda. Bienvenidos los radicales que comparten nuestro punto de vista”, señaló el líder de Proyecto Sur. Podrá haber militantes honestos en sus filas, pero la UCR fue, es y será un partido patronal, que siempre ha gobernado para los grandes empresarios. De emancipador o transformador, nada. Solanas no busca captar a militantes radicales, si no que intenta establecer un acuerdo de cúpulas con el alfonsinismo a través de la figura de Gil Lavedra. ¿Lo nuevo?
En una mesa debate organizada por el FAP porteño en la que participó como invitado, “Pino” sostuvo que “se puede ganar la Ciudad, a condición de haber aprendido de nuestros errores, escuchar a la ciudadanía que pide unidad y agrandar el espacio”. Es decir, que el “error” habría sido no cerrar antes este acuerdo. Sin embargo, a juzgar por los hechos, parece que el “desinfle” de Proyecto Sur no se explica por eso. “Pino” logró despertar simpatía en el electorado cuando hablaba de combatir al bipartidismo. En 2011, en cambio, el coqueteo constante con los partidos del FAP y la ruptura posterior por una pelea de cargos lo terminó por aislar, sin poder diferenciarse de los partidos tradicionales.
Un “bipartidismo” sui generis
El llamado “Frente Anticorrupción” permite unir casi a cualquier cosa, sin grandes acuerdos programáticos. Lo mismo hace Binner. Detrás del slogan “Somos la novedad”, recientemente lanzó su candidatura a diputado nacional por Santa Fe. Pero la “novedad” cogobierna desde hace años esa provincia con el centenario partido radical, que de novedoso no tiene nada. Como dato de color, Binner señaló: “Queremos ser humildes como Francisco... el mundo nos va a ayudar”...¡en medio de la peor crisis capitalista mundial!
Dentro del FAP, los más desenfrenados en avanzar en un frente porteño que agrupe a cuanto candidato ande suelto por fuera del kirchnerismo y el macrismo son los del PS de Roy Cortina, quienes lo llaman “avenida ancha”, mientras sostienen que “no le ponen bolilla negra a nadie”. El argumento que replican unos y otros es que se trata de conformar un acuerdo que excluya al macrismo y al kirchnerismo, el “nuevo bipartidismo”. Como si el radicalismo nunca hubiese gobernado. O como si los sectores peronistas que se encuentran por fuera del kirchnerismo, como De la Sota, tuviesen algo de transformador.
En Libres del Sur (Victoria Donda y Tumini, partes del FAP), en cambio, acaban de sellar un acuerdo nacional con con Prat Gay, de la Coalición Cívica, hasta hace poco el niño mimado de Carrió. Y si bien se mostraron más reticentes a avanzar en un acuerdo con Carrió, a quien identifican con “lo viejo”, se entusiasman con incorporar a la UCR porteña porque, dicen, reflejaría al “modelo santafesino”, que ya ha demostrado ser el gobierno de las grandes patronales automotrices y cerealeras.
Sabemos que muchos decepcionados del kirchnerismo pueden estar pensando en optar por Binner o Solanas. Pero ojo, que les va a salir una nueva Alianza, similar a la que ya gobernó con De la Rúa-Chacho Álvarez, llevando a una nueva decepción a quienes honestamente quieren un cambio. A todos ellos los llamamos a sumarse a la construcción del Frente de Izquierda, para poner en pie una alternativa de los de abajo.
El “campo popular” de Micheli
El titular de una de las CTA, Pablo Micheli, es otro de los que evalúa presentarse como candidato. Lo haría como parte del partido de Víctor de Gennaro, Unidad Popular, en el FAP. Al igual que Lozano, se mostró reacio a acordar con el radicalismo y Carrió. “Si no hay unidad del campo popular, si Pino Solanas mantiene esto con Carrió que me parece terrible y el FAP sigue pensando en ir con la UCR en la provincia, yo no voy a ser parte”, advirtió. Sin embargo, nada dice de que el FAP cogobierna con el radicalismo desde hace años. Lo que en una provincia sería terrible, no lo es en otra. Micheli habla de “unir al campo popular”, pero brega por construir un acuerdo con quienes han demostrado gobernar para las grandes patronales.
La CTA que dirige Micheli se proclama “independiente del gobierno, de los patrones y de los partidos”, aunque su postura está demostrando lo contrario.
J.R.
¿El MST con Carrió?
El acuerdo con Carrió generó bastante revuelo entre los militantes de Proyecto Sur. Quienes más se opusieron fueron los del PSA, con Jorge Selser a la cabeza. Lo curioso fue que el MST, hasta entonces la supuesta “pata izquierda” del acuerdo, avaló el accionar de “Pino” Solanas. Alejandro Bodart dijo: “No veo mal dialogar con Carrió, así como dialogamos con el FAP” (Página12, 27/02)
Después de defender a capa y espada el supuesto programa “emancipador” de Proyecto Sur, el MST pareciera dispuesto a conformar un acuerdo con los resabios de La Alianza. El electoralismo afiebrado los ha llevado a cambiar su programa de izquierda que levantaron años atrás, supeditándolo a la posibilidad, incluso dudosa, de meter un diputado nacional. El MST, bajo el paraguas de unirse con todos aquellos que estuvieran contra el “bipartidismo” PJ-UCR, se alió con Juez en Córdoba (un desprendimiento del PJ que cuando fue intendente gobernó para las grandes patronales); aspira a confluir con Binner (que gobierna con la UCR Santa Fé y Rosario para las grandes patronales)... ¡y ahora con Carrió!
Para cubrirse el flanco izquierdo, Bodart dijo que le “gustaría dialogar también con el Frente de Izquierda y construir un gran frente opositor en la Ciudad”. ¡Pero el frente opositor que llaman tanto Bodart, como Solanas y Binner es con Carrió y los radicales! ¡Con ese criterio, si se trata de hacer un “frente opositor” al kirchnerismo y al PRO, ¿en Córdoba se unirían con De la Sota o en la provincia de Buenos Aires con De Narváez? El MST seguramente dirá que no. Pero ésa es la lógica sin principios de su política.
Las alternativas son claras: o se apuesta a construir un frente que enfrente a los viejos partidos patronales y capitalistas con un programa alternativo y de izquierda -que es lo que propone el FIT- o se reciclan viejas experiencias de la mano de políticos que ya gobernaron (o gobiernan, como el FAPUCR en Santa Fe) para las multinacionales y el imperialismo. El MST, lamentablemente, ha optado por este último camino, cumpliendo el triste papel de otorgarle un cariz izquierdista a un armado electoral que quiere mantener las bases estructurales de este capitalismo decadente.
El MST tilda de sectarios a los partidos que componemos el Frente de Izquierda, pero resulta que el FIT ha dado un gran paso en la unidad de la izquierda con un claro programa de salida a la crisis, opuesto a las medias tintas de la centroizquierda.
Llamamos al MST a romper con la política que lo llevó a incorporarse a Proyecto Sur y a sumarse al FIT.
J.R.
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