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Murió Margaret ThatcherSe fue una enemiga de los trabajadores del mundoA los 87 años, producto de un infarto cerebral, falleció la ex primera ministra británica. La “Dama de Hierro”, tal como se la denominó entonces, será recordada en el mundo por haber ordenado el hundimiento del Belgrano durante la guerra de Malvinas, pese a que el buque se hallaba en retirada y fuera del área de exclusión de las islas. También lo será por su estrecha amistad con el sangriento dictador chileno Augusto Pinochet. Los propios ingleses y los trabajadores del mundo la llevarán en su memoria por su furtiva política privatista, de desgüace de las empresas estatales y de destrucción de los servicios públicos. Por haber pulverizado las conquistas de la clase obrera británica y haber aplastado la huelga de los mineros de Cortonwood -quienes celebraron su muerte. También se la recordará por haber dejado morir al luchador irlandés Bobby Sands, en 1981, luego de 66 días de huelga de hambre. Sus once años de gobierno significaron, para los trabajadores británicos, desempleo masivo, cierre de fábricas y destrucción del servicio público. Sin embargo, la ex mandataria murió sin ser juzgada por todas estas atrocidades. La clase obrera británica y del mundo no lloró su muerte ni se unió al luto de los políticos burgueses que la reivindicaron, como Barak Obama, que la despidió como “una verdadera amiga de los Estados Unidos”, o Angela Merkel, quien la calificó como “un ejemplo para muchas mujeres” y “una defensora de la libertad”. Al contrario, fueron muchos los que salieron a la calle a celebrar. El reconocido cineasta Ken Loach señaló: “¿Cómo deberíamos honrarla? Privaticemos su funeral. Saquémoslo a concurso público y aceptemos la oferta más barata. Es lo que ella habría querido”, haciendo alusión a su política. La Thatcher ha muerto, pero no el capitalismo imperialista que su gobierno expresó de la manera más cruda. No se lleva a su tumba las políticas de expoliación implementadas por los países imperialistas. Tampoco las políticas de ataque a las conquistas de los trabajadores. Ni los planes de hambre y ajuste. Por eso, con o sin Thatcher, los trabajadores británicos y del mundo seguirán luchando. |
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