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4 de julio: elecciones FOETRAVotá a la Granate Blanca
El martes 28 de mayo, enfrentando la tormenta, alrededor de 200 compañeros nos dimos cita para festejar la presentación de la Granate Blanca, la lista única de oposición que enfrentará el 4 de julio a la conducción oficialista de Iadarola-Marín, 16 años al frente del sindicato, el primero integrante de la CGT-Caló, y el segundo de la CTA-Yasky. El entusiasmo de los compañeros, las banderas de los tercerizados, de los trabajadores de Claro y de las distintas agrupaciones llenaron de color el auditorio de ATE. La Granate Blanca reúne a 10 agrupaciones, desde compañeros de la CTA Micheli, de la izquierda e independientes, que venimos trabajando juntos en la oposición desde hace más de una década en algunos casos o desde hace un año en los más recientes. Fundamentalmente, es la respuesta al reclamo de unidad que recorre nuestro gremio, más fuerte luego de que en las últimas elecciones Iadarola y Marín ganaron con menos del 50% de los votos, frente a una oposición dividida en dos listas. Esa unidad quedó reflejada en los aplausos a las intervenciones de los compañeros de las contratistas; de “Cachorro” Godoy (CTA Micheli Provincia de Buenos Aires); Dellecarbonara (PTS-subte), Pitrola (PO) y al dirigente ferroviario “Pollo” Sobrero. Sobrero fue ovacionado al decir que no venía en calidad de invitado, sino que se sentía como local (fue telefónico antes de entrar al ferrocarril), y que apostaba al triunfo de quienes estamos por la reestatización de las empresas telefónicas, al igual que los ferroviarios de la Bordó. En todos estos años, a pesar de haber sido inicialmente una herramienta útil para sacarnos de encima la anterior conducción menemista, los actuales directivos convertidos en “socios estratégicos” de Telefónica y Telecom, han avanzando como nunca en la entrega de conquistas y del salario. Hoy en día, a pesar de una gran lucha por recuperar nuestras siete horas de trabajo (6.30 en tráfico), son cientos los compañeros que trabajan nueve horas, por actas traicioneras firmadas al margen del convenio. Hay vaciamiento de todos los calls (tráfico por operadoras/ es), una dotación reducida al límite en muchos servicios con compañeros sobrecargados de tareas. Son centenares también los que están atados a “premios” por productividad, para compensar un sueldo que pasó de ser de los mejores, a uno de los peores de las privatizadas. Porque esta conducción, además de hacer negocios y subordinarse a las empresas, también lo hace con el gobierno. Son socios en Arsat, donde hay dirigentes en la dirección y trabajadores tercerizados en plantel.Y acuerdan sin chistar con los topes salariales de Cristina. Son tan descarados que el próximo aumento salarial… ¡ya lo piden en dos cuotas! Para la Granate Blanca es un desafío enorme. No sólo hay que llegar a todos los edificios, a todos los telefónicos, especialmente a los alrededor de 1.000 compañeros más jóvenes que han ingresado en los últimos años. También debemos enfrentar el fraude que ya preparan, con una junta electoral compuesta sólo por ellos, intentando que se vote sin boleta de sueldo y sin mostrar los padrones definitivos hasta 48 horas antes de la votación. Por eso es tan necesario que los telefónicos hagamos de la Granate Blanca nuestra herramienta, votando masivamente, repartiendo los volantes y el programa de la lista, comprando y vendiendo los bonos para juntar plata, pegando los afiches y siendo fiscales para defender cada uno de nuestros votos. Como dijimos, con un gran desafío por delante, pero impulsados por un gran entusiasmo que se expresó cuando, votando a mano alzada el programa de la lista, el acto del martes terminó al grito: “Se va a acabar… la burocracia sindical”. |
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