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Fue un gran dirigente obrero revolucionario y trotskistaHace 40 años falleció Mateo FossaEl 26 de junio de 1973, de un repentino ataque al corazón, murió Mateo. Tenía 77 años y dedicó cada día de su vida a la lucha sindical y política, contra los patrones y por el socialismo. Que las nuevas generaciones de revolucionarios tomen su recuerdo como ejemplo de internacionalismo proletario.
Mateo Fossa inició su vida militante muy joven, incorporándose al Partido Socialista en 1913, a los 17 años. 60 años después la culminó siendo miembro del PST (Partido Socialista de los Trabajadores), el partido trotskista que encabezaba Nahuel Moreno y antecesor de Izquierda Socialista. Queremos recordar la semblanza de su larga trayectoria que se hizo desde la redacción de Avanzada Socialista, donde él colaboraba semanalmente. Más de medio siglo de trayectoria militante “A los 77 años de edad murió, el martes de la semana pasada, Mateo Fossa. Un sector de la juventud argentina lo conocía a través de sus amenos y profundos cursos sobre la historia del movimiento obrero y por su participación, como candidato a senador por la Capital Federal, en la campaña electoral del PST. Los jubilados lo conocían por su participación, hasta el día de su muerte, en la Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados, de la cual era secretario adjunto, y más que eso, un inspirador y activista incansable. Los trabajadores más viejos lo recuerdan por su actuación al frente del Sindicato de la Madera, del que fue, al principio del siglo, miembro fundador y luego, por dos veces, secretario general. La izquierda argentina lo recuerda, también, como un dirigente obrero que discutió con León Trotsky, poco antes que éste fuera asesinado en Coyoacán, México, por la GPU stalinista.” Fue un gran dirigente obrero y antiestalinista Sigue Avanzada Socialista más adelante, diciendo que “ingresó a la Juventud Socialista. Allí apoyó al ala internacionalista del partido, opuesta a apoyar a ningún sector imperialista de los que participaban en la guerra mundial. Ingresó entonces en el Partido Socialista Internacional, que luego se transformaría en el Partido Comunista. “Cuando este partido comienza su degeneración burocrática, después de la muerte de Lenin en Rusia, Mateo se hace opositor dentro del partido y forma la fracción que publica La Chispa (conocida como los “chispistas”). No tarda mucho en apoyar a la Oposición de Izquierda del estalinismo soviético, dirigida por Trotsky. “Después de la derrota del año 30, cuando asume la dictadura antiobrera de Uriburu, Mateo es uno de los pocos dirigentes obreros que permanece firme en su lucha, perseguido por el régimen y por la burocracia del PC. Por eso puede protagonizar ese despertar extraordinario del movimiento obrero durante la década del 30. Ese despertar de las luchas tuvo dos huelgas heroicas, la del gremio de la madera en 1934 y la de la construcción a fines de 1935 y comienzos del 36. […] “Estos dos triunfos colosales arrancados a la dictadura, cambiaron el curso del movimiento obrero. Una de sus consecuencias fue que se procedió a la reorganización del moderno movimiento obrero, surgiendo los sindicatos por industria, apoyados por el PC y por Mateo Fossa y otros dirigentes. Con ellos, y sobre la base del comité de solidaridad con la huelga de la construcción, se fundó la actual CGT. “Cuando llegó la segunda guerra mundial, Mateo Fossa se opuso, otra vez, a la línea del PC de apoyar a los aliados y a la Unión Democrática. Así comenzó a acercarse y a luchar junto a los nuevos dirigentes obreros que dieron origen al peronismo. Desde allí dentro enfrentó a la burocracia sindical y defendió el internacionalismo, con la esperanza de que el peronismo alumbrara una fuerte tendencia clasista e internacionalista. A fines de 1971, siendo dirigente de los jubilados, integró el Frente de los Trabajadores y luego ingresó a nuestro partido, que tuvo así el inmenso honor de contar entre sus filas a un maestro de las luchas obreras del siglo. Desde entonces fue nuestro hermano mayor. […]” ( “… íbamos a aprender de él”, decía Nahuel Moreno Nahuel Moreno escribió una breve semblanza de Fossa, donde relataba que se habían conocido en 1942, y explicaba por qué aquel puñado de jóvenes trotskistas que luego formaron el GOM lo consideraban su maestro. “[…] Mis primeros encuentros con Mateo no fueron cordiales. Yo era muy sectario y sólo veía en él a un militante trotskista flojo, indisciplinado, que llegaba tarde a las reuniones. En realidad, tenía una situación muy difícil, pues ningún patrón de Buenos Aires le daba trabajo conociendo su fama de revolucionario. “Poco después, Mateo, que era extremadamente fraternal, cálido y paciente, me confió que venía a pie a las reuniones porque no tenía para el tranvía. Sentí un gran pesar. “[…] Mateo tenía una enorme justeza, habilidad y velocidad para dar línea en todo lo relativo a problemas tácticos, estratégicos y de organización para las luchas obreras contra la patronal. “Recuerdo que a fines de 1942, en los sindicatos argentinos no controlados por el estalinismo, imperaba una gran democracia: se permitía hablar a los afiliados en las reuniones de Comisión Directiva. Nosotros habíamos formado el GOM (Grupo Obrero Marxista) y comenzamos a organizar un trabajo en los gremios del vestido, gráficos y la madera. Los sábados íbamos a las reuniones del Sindicato de la Madera, donde Fossa hablaba como simple afiliado. Recuerdo que quedamos anonadados cuando descubrimos sus breves intervenciones sobre cómo impulsar los conflictos en un sentido revolucionario. O, dicho en lenguaje trotskista, cómo aplicar el programa de transición en cada caso concreto. Todos los sábados íbamos religiosamente a aprender de él. “A Mateo Fossa se debe que en enero de 1945 nuestro grupo se ligara a la huelga de la carne y se pusiera los pantalones largos como corriente obrera e internacionalista.” (Avanzada Socialista Nº 67, 11/7/73). La larga marcha de los trabajadores en la lucha por su definitiva liberación nacional y social, por acabar con el capitalismo y lograr el triunfo del socialismo, tiene su propia tradición y sus héroes. Uno de ellos fue sin duda Mateo, al que en aquella redacción de Avanzada Socialista definían como “nuestro hermano mayor”. El trotskista argentino que conoció a TrotskyEn Argentina comenzó a existir el trotskismo en la década del 30. Por entonces León Trotsky, que había sido expulsado de la URSS en 1929, era un exiliado errante. Desde 1937 se instaló en México, donde cayó asesinado por un agente de Stalin en 1940. Fiel a sus posiciones antiburocráticas, internacionalistas y de independencia de clase, Fossa no solo era profundamente antiestalinista, sino que encontró en el trotskismo la alternativa revolucionaria*. En 1938 fue elegido para participar en un Congreso Sindical Latinoamericano como parte de la conducción de la CGT argentina, recientemente fundada. Se realizaba en México. El dirigente de la central obrera mexicana y compañero de ruta del PC, Lombardo Toledano, impidió su participación en el evento. Pero el viaje no fue en vano. Mateo aprovechó la oportunidad para visitar y entrevistar a León Trotsky en Coyoacán. Fossa visitó tres veces la casa del dirigente de la revolución rusa y los bolcheviques. Y no sólo adhirió con alma y vida a la Cuarta Internacional; años después seguía comentando que conocer a Trotsky era lo más importante que le había pasado en su vida. Las preguntas de Fossa y las respuestas escritas de Trotsky fueron publicadas en Socialist Appeal (5/11/38), el periódico del SWP de EE.UU. En 1941 las difundió en Buenos Aires el propio Mateo Fossa, en un folleto titulado Conversando con León Trotsky**.
* Sobre ese período véase: El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, por Ernesto González (coordinador), tomo I, Antídoto, 1995. |
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