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¡Fuera Chevron!Cristina le “regaló” a la transnacional yanqui uno de los yacimientos con mayores reservas energéticas del mundo. El decreto le otorga a Chevron privilegios que profundizan de forma increíble el saqueo de nuestro gas y petróleo. Llamamos a votar por una YPF 100% estatal gestionada por sus trabajadores Pocas veces las mentiras del doble discurso kirchnerista quedaron tan al desnudo. Menos de un año después de anunciar con bombos y platillos la “recuperación de nuestro petróleo” y la “YPF Nacional y Popular”, el gobierno de Cristina acaba de firmar con la transnacional con mayor tradición de saqueo y contaminación del mundo uno de los acuerdos más escandalosos de la historia del petróleo argentino. Chevron recibirá, a cambio de explotar el yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén, exenciones impositivas (no pagará retenciones a la exportación y podrá importar equipos con arancel cero), no tendrá la obligación de reingresar al país los dólares que obtenga luego de vender nuestro petróleo, podrá girar sus ganancias a su casa matriz prácticamente sin restricciones, todo en el marco de una concesión que se “alarga” a 35 años, o sea, prácticamente, hasta agotar el yacimiento en cuestión. Nada de esto debiera sorprendernos en la historia de los Kirchner. Néstor, como gobernador de Santa Cruz, fue uno de los más entusiastas defensores de la privatización menemista de YPF en 1992. Posteriormente, ya en la presidencia, tanto él como Cristina dejaron que los pulpos multinacionales (con Repsol a la cabeza) siguieran saqueándonos, haciendo oídos sordos a las innumerables denuncias de que se estaba agotando dramáticamente nuestras reservas de gas y petróleo. Así se llegó, hace un par de años, a que Argentina, un país con abundancia de ambos recursos, tenga que dilapidar divisas para importarlos. No les importó que las petroleras, a ojos vista de todos, jamás cumplieran sus planes de inversión, limitándose a sacar y exportar gas y petróleo de los yacimientos conocidos, sin prácticamente arriesgar un peso en exploración. Recién cuando Repsol dio señales que “ya no le interesaba el negocio” y que quería irse, el gobierno de Cristina tuvo que optar por la “salida de emergencia” de estatizar el 51% de la compañía. Pero nunca el objetivo del gobierno fue reconstruir la histórica YPF estatal: la mantuvo como sociedad anónima cotizante en la bolsa de Nueva York, dejó el 49% en manos privadas y ni se planteó la rescisión de los contratos de las otras transnacionales que saquean nuestros yacimientos. Incluso, puso al frente de la compañía a Miguel Galuccio, cuyo currículum consistía en haber sido gerente de otras multinacionales del sector. Y lo rodeó de una “banda” de La Cámpora, encabezada por el propio Axel Kicillof que, mientras tomaban los cargos importantes como su botín político, salieron desde el primer día a buscar “socios” en lo peor del submundo petrolero internacional. El gobierno sostiene que el acuerdo con Chevron era necesario porque se necesitaban recursos para las nuevas inversiones. Y que a cambio de todas estas concesiones otorgadas, Chevron los aportaría. Rotundamente falso. El “aporte” de Chevron será de 1.240 millones de dólares (en cuentagotas a varios años). Mucho menos que los 2.336 millones que el gobierno pagó “cash” de vencimientos de deuda externa el mismo día de las inundaciones en La Plata. E infinitamente menos que los 4.000 millones de dólares que se apresta a regalar como pago del cupón PBI 2013 por el sólo hecho de truchar los indicadores del Indec y sobreestimar el crecimiento de la economía. Con eso sólo, y con rescindir los contratos de las demás petroleras que operan en la Argentina, sobrarían los recursos para poner en marcha nuevas inversiones en el sector. Desde el Frente de Izquierda tenemos una propuesta clarísima: hay que reestatizar todo el complejo gasífero-petrolero, tomando el control total de YPF, echando a las demás transnacionales que saquean nuestros recursos, y creando, a partir de allí, una nueva YPF 100% estatal, que, reincorporando a todos los trabajadores y técnicos echados con la privatización, sea gestionada por sus propios trabajadores. Desde allí, y en el marco de un plan energético al servicio de los trabajadores y el pueblo, reconstruiremos esa gran empresa, que explorará, extraerá, refinará y venderá gas, petróleo y derivados, estrechamente vinculada a las comunidades locales y teniendo en cuenta el riesgo ambiental. Por esto, entre otras cosas, queremos llevar la izquierda al Congreso. ¿Apoyar lo bueno y criticar lo malo?: Lozano “derrapó” con YPFClaudio Lozano y su lista “Camino Popular” pretenden mostrarse como “lo nuevo”, tratando de ocupar el lugar del “progresismo de centroizquierda”. Su posición sobre YPF deja bien claro por qué ese discurso de medias tintas no sirve. El año pasado, Lozano apoyó el planteo kirchnerista de tomar sólo el 51% de YPF, manteniendo su status de sociedad anónima, y sin tocar al resto de las concesiones. Ahora, ante la evidente entrega del acuerdo con Chevron, se muestra “sorprendido” y la denuncia. ¡Pero era un secreto a voces que el kirchnerista iba en busca de esos acuerdos! ¡Por eso la reestatización del 51% no era ningún “paso adelante”! Pero incluso ahora, en sus denuncias, Lozano se queda a mitad de camino. Pone el centro en que “el acuerdo con Chevron se hizo sin auditar primero las reservas” y no plantea la verdadera salida de una YPF 100% estatal administrada por sus trabajadores, gestionando la totalidad de los yacimientos del país, luego de rescindir todos los contratos. Itaí Hagman, candidato a diputado de Camino Popular, escribió una columna el domingo en el diario kirchnerista Miradas al Sur, titulándolo “un paso adelante, dos pasos atrás”. ¡Aún hoy, vistas las consecuencias de lo que pasó, siguen considerando lo que hizo Cristina el año pasado como “favorable para recuperar la soberanía”! No hay vuelta que darle: la pelea por la recuperación de nuestros recursos energéticos no se puede llevar adelante con estos planteos tibios y contradictorios de una centroizquierda que ya fracasó. J.C. Recuperemos Vaca Muerta para el puebloEscribe: Daniel Folmer • Candidato a diputado nacional-Neuquén. Ingeniero en Petróleo y Profesor Universidad del Comahue Tras el acuerdo con Chevron, la provincia será casi un paraíso, dice el gobernador neuquino, ferviente impulsor del convenio. Si hay gobernadores que son gerentes de las empresas multinacionales, Sapag es el abanderado, porque lo hace sin tapujos. Cuando Chevron fue sancionada con el embargo de bienes por 19.000 millones de dólares por daño ambiental a las comunidades ecuatorianas kofán y los siona, indígenas de la Amazonia, el gobernador en persona se dedicó a hablar con la Corte Suprema de Argentina y con el gobierno de Ecuador para que se suspendiera la aplicación de dicha sanción en nuestro país. Y junto a Cristina, su socia en el saqueo, logró sus objetivos. Es tan “felpudo” Sapag que guarda silencio cuando la propia Corte le dio la razón a Chevron en un reclamo por regalías mal liquidadas. Tan nefasto es el acuerdo, que Eduardo Basualdo, el economista que defendía al “kirchnerismo” por izquierda, renunció al directorio de YPF por no acordar con la entrega de Vaca Muerta. Por su lado, Guillermo Pereyra, secretario general del sindicato Petrolero y candidato en las PASO en una lista interna contra Sapag, tampoco se opone al “fracking”, sino que critica porque la provincia, dueña de los pozos, no hizo pesar esa titularidad en el acuerdo. Vaca Muerta abarca al 40% del territorio de la provincia, y los dos sectores entregados a Chevron son Loma La Lata Norte y Loma Campana. Es apenas una pequeña porción de lo que se viene. Zona donde habitan comunidades mapuches que tomaron las torres de los pozos en señal de protesta, porque la hidrofractura contaminará tanto o más de lo que ya lo hace la explotación convencional. El argumento de los indígenas es que no se cumplió con la convención 169 de la OIT que obliga al estado a consultar a las comunidades afectadas. Por múltiples razones nos oponemos a este convenio y desde las candidaturas del FIT exigimos la recuperación de los recursos y las reservas de la ex YPF y su reestatización total. |
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