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Las mentiras de Sergio MassaLa candidatura de Sergio Massa continúa en ascenso. El tigrense no solo capitaliza gran parte de la ruptura con el gobierno, sino también el desinfle de De Narváez. Muchos trabajadores lo han apoyado para castigar al kirchnerismo, pero Massa no es ninguna alternativa. En esta página damos algunos motivos.
Ante el anuncio de Cristina sobre la reforma en el impuesto a las Ganancias, Massa no solo salió a apoyarlo, sino que primerió y dijo que Cristina estaba haciendo lo que ellos venía reclamando. O sea, que el proyecto presentado por Cristina sería un logro de su espacio. Massa no solo apoya un proyecto electoralista, de corto plazo, que no resuelve el problema de fondo y que en pocos meses (inflación mediante) será pulverizado, sino que se adjudica una lucha de la que no fue parte. El proyecto de Cristina ni siquiera grava a la renta financiera ni reestablece los aportes patronales eliminados por Cavallo en los 90, evidenciando para quiénes gobierna. Esta concesión parcial es el resultado de la enorme lucha que desde hace años vienen dando los trabajadores, que tuvo un jalón con el parazo del 20N. En esa lucha, Héctor Daer, uno de los burócratas que acompañan al massismo y miembro de la CGT Balcarce, no solo no estuvo sino que la carnereó. Massa fue más allá. En un acto por el Día de la Industria, en Burzaco, señaló que “la gran deuda de la democracia es discutir la matriz tributaria”. ¿Para que paguen más los que más tienen? No, todo lo contrario. Argumentó que para promover la actividad industrial, lo que se necesita es “promoción fiscal”. Es decir, exenciones impositivas para los que se la llevan en pala. El mismo planteo realizó en una reunión en Córdoba junto al intendente cordobés, el radical Mestre. Allí, convocado por las grandes patronales del campo, sostuvo que uno de los grandes problemas a resolver eran las “cargas impositivas”. A su vez, en un acto de campaña en Mar del Plata, Sergio Massa presentó el proyecto de ley para la creación del Plan Nacional Primer Empleo. En su entorno dijeron que replica la experiencia del Programa Primer Paso implementado por De la Sota en Córdoba. Una experiencia que más que insertar a los jóvenes en el mercado laboral, consagra la precarización y actúa como una presión para bajar los salarios y las condiciones de los empleados formales. En concreto, quienes se inscriben deben ocuparse de buscar su propio empleador (generalmente se trata de supermercados, estaciones de servicio y limpieza), luego deben someterse a un sorteo y, en caso de salir, se someten a un régimen de trabajo de cuatro horas (que debido al grado de precarización muchas veces son más, por la presión de los empleadores) a cambio de unos miserables 1.500 pesos, costo que asume el estado. Por lo general, cumplido el año que dura el programa, esos mismos jóvenes no son absorbidos como trabajadores formales por la empresa. Es decir, un negocio redondo para las patronales y poco y nada para ofrecer a la juventud. En relación al Indec, Massa sostuvo que es necesario crear un nuevo organismo y presentó una serie de proyectos para “bajar la inflación”. Una impostura. Como señala nuestra compañera Marcela Almeida, trabajadora del Indec desplazada por la intervención, cuando ocupaba el cargo de jefe de Gabinete del gobierno de Cristina, Massa era el encargado de realizar las “visitas guiadas” de las que participaban banqueros, miembros de la UIA y de otros organismos patronales, en las que se les mostraban las “bondades” de los cambios que venía implementando el gobierno. Lo hacía escoltado por la patota de Moreno, la misma que hostigaba a los trabajadores que vienen peleando contra la manipulación estadística. Massa ni siquiera exige la reincorporación de todo el personal desplazado. Y sus propuestas contra la inflación no contemplan ninguna medida de fondo como la implementación de precios máximos, la ley de abastecimiento o la eliminación del IVA de los productos básicos. Massa se postula como una alternativa de recambio frente al retroceso kirchnerista. Es la apuesta de las grandes patronales que han venido apuntalando al gobierno kirchnerista durante estos diez años y que ahora, olfateando su desgaste, buscan un nuevo garante para seguir incrementando sus ganancias. Y el candidato de la burocracia sindical, que empieza a migrar bajo el ala del Frente Renovador. Para castigar al gobierno y pelear por un modelo obrero y popular, al servicio de los de abajo, la alternativa no es Massa, sino el Frente de Izquierda. |
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