El
Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
Miguel Lamas
¡Viva la lucha del pueblo sirio contra la dictadura!
¡No a la intervención imperialista! ¡Abajo Al Assad!
Al cierre de esta edición no se sabe aún si el Congreso yanqui autorizará a Obama a bombardear Siria. Lo que está claro es que la tan anunciada y demorada intervención ya es enormemente impopular en Estados Unidos y el mundo. El retraso de la acción muestra la crisis política del imperialismo. Ahora Rusia parece tirarle “un cable” a Obama para que salga de su atascamiento, con la propuesta, aceptada por Al Assad, de entregar las armas químicas sirias.
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Todas las encuestas en Estados Unidos y Europa muestran la oposición popular a la acción militar. En Gran Bretaña el Parlamento votó en contra de la intervención. En Estados Unidos, Obama, legalmente, tiene facultades para ordenarla sin consultar al Congreso. Sin embargo, por su debilidad, decidió consultar. Lo que se anunciaba como algo inmediato, se fue desinflando. Así se ha puesto en evidencia la crisis política y militar del imperialismo y el tremendo efecto sobre la conciencia popular que tuvieron los fracasos en Irak y Afganistán.
Según John Kerry, secretario de Estado yanqui, “el ataque a Siria sería increíblemente pequeño y muy limitado” (El Mundo, Madrid, 9/9) y que “no hay solución militar” sino que “la salida es política”. Está expresando, lo que antes anunció Obama, que el objetivo del anunciado bombardeo no es derrocar a Bachar Al Assad ni lograr la democracia en Siria, sino imponerle a Al Assad una negociación con la oposición siria burguesa proyanqui en el exterior. La dictadura de Al Assad es sostenida militarmente por Rusia, que envía gran cantidad de armas de todo tipo y tiene además una base naval militar en la costa siria. En 2012 Estados Unidos llegó a acuerdos con Rusia, que se expresaron en el Plan de Paz de la ONU, impulsado por Kofi Annan. Estos acuerdos no incluyeron la suspensión de envíos de armas rusas al régimen (mientras que EE.UU. y Europa sí impusieron un embargo parcial de armas a los rebeldes). Pero este proyecto de salida negociada, que implicaba en los hechos impedir el triunfo de la insurrección popular y mantener el régimen con algunas reformas e incorporación de la oposición proyanqui, fracasó porque Assad se negó a negociar con la oposición. Ahora quieren imponerle esta misma salida con algunos misilazos a Al Assad y mientras tanto prolongar la guerra en un “empate”.
El Vaticano, con su publicitado ayuno de un día, se pronuncia contra el bombardeo yanqui a Siria, pero apoya esa salida negociada con la dictadura con el argumento de la “paz”.
Sorpresivamente, el gobierno de Rusia anunció una propuesta para que Siria entregue su arsenal de armas químicas a un control internacional. Sugestivamente fue inmediatamente aceptada por el régimen de Bachar Al Assad. Mientras que diversos sectores del imperialismo europeo lo ven como “un enorme paso” y hasta Obama dijo que era una idea “potencialmente positiva”, aunque dudaba de su concreción. Todo indicaría que Putin, por un lado, busca ganar tiempo para su aliado Assad y, por otro, parece ofrecerle una salida a Obama para que pueda justificar una eventual “suspensión” de la acción militar.
El imperialismo busca el desangre del levantamiento popular
Un prestigioso columnista del gran diario imperialista yanqui New York Times expresa con todo cinismo la alternativa imperialista: “En este momento, un estancamiento prolongado es el único resultado que no sería perjudicial para los intereses estadounidenses […] un resultado decisivo para cualquier lado sería inaceptable para los Estados Unidos” (Edward N. Luttwk, New York Times, 24/8/13)). Es decir el desangramiento de Siria es el resultado deseable para Estados Unidos, para impedir el triunfo de la rebelión armada popular e imponer la salida yanqui sobre las ruinas del antiguo país árabe.
Este desangramiento árabe es también lo más conveniente para la seguridad del estado gendarme, enclave imperialista de Israel.
Siria vive un levantamiento popular armado que tiene varios enemigos contrarrevolucionarios. En primer lugar, la dictadura de Al Assad con apoyo de los gobiernos capitalistas de Rusia e Irán, incluyendo grupos armados, y de Hezbollah del Líbano, también armado por Irán. Otro es la intervención imperialista yanqui. Pero también los gobiernos reaccionarios de Arabia Saudita y Qatar que arman y financian a algunas de las milicias, como “al Nusra”, que intervienen en las zonas liberadas por la rebelión intentando imponer su “islamismo radical”, que divide a la oposición anti Al Assad, incluso enfrentando a otras, las milicias populares.
En una reciente declaración de organizaciones de izquierda árabe (los Socialistas Revolucionarios, Egipto; Corriente de Izquierda Revolucionaria, Siria; Unión de Comunistas, Irak; Al-Mounadil, Marruecos; Foro Socialista, Líbano), denuncian estos hechos y señalan claramente que el ataque imperialista no es a favor del pueblo sirio sino “presionar hacia la mesa de negociaciones y permitir a Bashar al Assad retirarse del primer plano, pero manteniendo al régimen, mientras se mejoran las condiciones de fortalecer las posiciones del imperialismo de EE. UU. en la futura Siria contra el imperialismo ruso”. Y concluye:” No a todas las formas de intervención imperialista, sea de los EE. UU. o de Rusia… No a todas las formas de intervención sectaria reaccionaria, sea de Irán o de los países del Golfo […] No a la intervención de Hezbollah […] armas para el pueblo sirio para luchar por libertad, dignidad y justicia social […] Victoria para una Siria libre y democrática y abajo la dictadura de Assad y todas las dictaduras siempre […] Viva la Revolución Popular Siria”.
Unos días antes, el Comité de Coordinación UIT-CI/CEI (FO, Turquía y LI, Estado español), publicaba una declaración coincidente con estas consignas de la izquierda árabe señalando que “La tarea principal de la izquierda mundial es apoyar a las masas sirias que se sublevaron contra el régimen dictatorial de Al Assad, y ayudar en todos los sentidos a los marxistas revolucionarios sirios en su tarea de construcción de un partido revolucionario sobre el terreno”.
Utilizando el justo repudio mundial a la amenaza de ataque yanqui, sectores de izquierda, chavistas, castristas o neoestalinistas, están haciendo actos de apoyo a la dictadura de Al Assad. Rechazamos esa postura. El repudio a la posible intervención yanqui tiene que ir unido al apoyo a la lucha del pueblo sirio, con su bandera verde, blanca y roja de tres estrellas, contra la dictadura.
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