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Canjes, fondos buitre y otras yerbasLa única salida es dejar de pagar¿Sirve pedirle ayuda a Obama para que interceda ante la justicia norteamericana en la causa de los fondos buitre? El gobierno de Cristina enfrenta el más completo fracaso de su “estrategia” respecto a la deuda externa. También queda desnuda la mentira del “desendeudamiento”.
Si algo va quedando claro en estos días es que el problema de la deuda externa argentina no es una cuestión meramente económica o técnica. Se trata, por el contrario, de la cadena central de nuestra dependencia política. Por eso resultó patética la imagen de la presidente Cristina Fernández en San Petersburgo, buscando que Obama “ayudara” a nuestro país aceptando incluir una mención de condena a los fondos buitre en la declaración final de la reunión del G20. ¡Como si Obama, el mismísimo jefe del imperialismo, el que amenaza con bombardear Siria, fuera alguna vez a apoyar a la Argentina contra los pulpos acreedores! Lo que sucede es que el fracaso de la estrategia kirchnerista con respecto a la deuda es, por un lado, una muestra más de la quiebra y, por el otro, de la mentira del llamado “modelo nacional y popular”. Repasemos un poco la historia. Los canjes del saqueo Hubo un primer canje en 2005. Ahí no solo se reconoció la deuda con los bonistas que entró en default con el Argentinazo, sino que se nos vendió que se había obtenido una quita histórica, de más del 50%, que nos desendeudábamos y que la deuda externa ya nunca más sería un problema para los argentinos. Todas burdas mentiras. Ni la quita fue del 50%, ni los bonistas que entraron en ese canje perdieron. Ni, peor aún, los que se quedaron afuera no iban a cobrar más. En 2010 se reabrió el canje. Se permitió nuevamente a los pulpos que no habían aceptado las condiciones del anterior volver a presentarse. Fue otro negociado: para los nuevos bonistas que entraron y para los bancos que hicieron de intermediarios. Y, otra vez, nos vendieron que “esta vez sí” los que se quedaban afuera de este segundo canje no iban a cobrar nunca. Mentira. La estrategia kirchnerista de que pagando y haciendo buena letra íbamos a ser “bien considerados por los mercados mundiales”, terminó haciendo agua por todos lados. Los tribunales del imperialismo no se dejaron conmover y reclamaron que la Argentina pagara a los bonistas que quedaron fuera de los dos canjes (los llamados fondos buitre). El gobierno krichnerista ahora busca “ganar a los jueces yanquis” abriendo (por tercera vez) el canje de deuda. Será un nuevo negociado, que permitirá a algunos bonistas hacer su negocio y cobrar. E incrementará otra vez nuestra deuda. Por eso resulta patética la frase del ministro de Economía, Hernán Lorenzino, diciendo que ahora sí se alcanzaría la “solución definitiva” al tema de la deuda. Pero ahí no terminará la cosa. Seguirá pendiente sobre nuestras cabezas la espada de Damocles de que haya un fallo en los próximos meses que obligue a pagar en efectivo toda la deuda pendiente a los fondos buitre. Y eso no es lo peor: de producirse ese pago, se desatará una reacción en cadena y los bonistas que sí habían aceptado bonos con quita en 2005 y 2010 van a ir a los tribunales yanquis reclamando también por la diferencia (¡porque los bonos tienen jurisdicción ahí!). A eso sumémosle que los organismos financieros internacionales seguirán reclamando también que “regularicemos” (léase paguemos) la deuda pendiente con el Club de París. Como vemos: ¡una bola de nieve infernal! Por un frente de países deudores para no pagar El planteo del Frente de Izquierda es clarísimo: no hay salida para la Argentina mientras sigamos tirando nuestros recursos al barril sin fondo de una deuda externa ilegítima, inmoral y además impagable. No hay “canje” ni renegociación que nos salve. Mucho menos ir a pedirle a Obama que “nos ayude”. La única salida es dejar de pagarla, repudiarla inmediatamente y llamar a los demás países latinoamericanos a formar un frente de países deudores para no pagar. Poniendo todo ese dinero que hoy se destina a los insaciables acreedores para resolver las urgentes necesidades populares: mejorar la salud y la educación públicas, incluyendo los salarios de sus trabajadores. Construir viviendas mediante planes de obras públicas que den trabajo a los desocupados y pagarle el 82% móvil y los juicios pendientes a nuestros jubilados. Hace años que venimos luchando por esto. Pero ninguno de estos planteos se escuchó estos días en el Congreso, mientras se debatía la reapertura del Canje (ver nota en esta misma página). Por eso hace falta, hoy más que nunca, que ahí esté presente la izquierda Con tu voto, podemos hacerlo posible en octubre. PJ disidente, UNEN, UCR, centroizquierda, PRO: Todos a favor de seguir pagandoLa foto se repite. Se dio cuando se votó el canje en 2005 y, otra vez, cuando se reabrió en 2010. Ahora, por tercera vez, todos juntos, oficialismo y oposición patronal, votan seguir pagando hasta el infinito la deuda externa argentina. Algunos lo embellecerán más o menos en los fundamentos. Habrá quien dedicará una parrafada a “lo mal que se negoció antes”… para concluir que no queda otra que pagar. Otros apelarán al “patriotismo” y la “unidad nacional” (“este es un tema de estado y la UCR cumplirá con su deber”, se escuchó a Sanz, jefe del bloque radical), lo cual consistirá obviamente en aportar sus votos para que cobren los acreedores. No faltará algún centroizquierdista que matice con un “habría que investigar si hay una parte ilegítima” o “habría que cambiar la jurisdicción de los bonos, para que se cobren en nuestro país”, como dijo por estos días Claudio Lozano. Y, por supuesto, tampoco estará ausente el que, queriendo ser más papista que el Papa, insista en que, “además”, también hay que pagarle al Club de París, otro de los “paquetes de deuda” pendientes, como afirmó el flamante asesor económico de Sergio Massa, Roberto Lavagna. Es que están todos de acuerdo. Es que muchos de ellos, que ya gobernaron, cuando lo hicieron también fueron “pagadores seriales”: peronistas otrora menemista o duhaldistas -hoy massistas-; radicales de Alfonsín o De la Rua, centroizquierdistas del ex Frepaso. Todos, sin excepción, contribuyeron a que siguiera creciendo la bola de nieve del endeudamiento externo argentino, a quienes los une el compromiso de seguir pagando. J. C. Una montaña rusaSigamos los datos oficiales. Después que, producto del Argentinazo y el repudio popular, nuestro país dejó de pagar una parte de la deuda externa, ésta quedó en 144.212 millones de dólares. A fines de 2005 se produjo el primer canje: a su finalización los números oficiales señalaban que debíamos 129.227 millones de dólares. Pasaron los años. Si hoy miramos la página web del Ministerio de Economía, encontramos que el último número de endeudamiento disponible (al 31 de diciembre de 2012) es de 197.464 millones de dólares. Claro que este número “no incluye” la deuda que no ingresó en el canje -que ahora, vía la reapertura del mismo, vamos a reconocer-, ni los pagos futuros del Cupón PBI -que se paga cada vez que la Argentina crece 3% o más-, ni los intereses por los pagos pendientes al Club de París. Sumando todo esto, la deuda llega a 240.000 millones de dólares. Si, a la vez, le seguimos sumando los juicios perdidos por el país ante el Ciadi (tribunal del Banco Mundial al que recurren empresas transnacionales contra la Argentina) y las deudas externas de las provincias (que tienen garantía del Estado Nacional), llegamos al astronómico número de más de 300.000 millones de dólares. La presidenta reconoció que, desde 2003 a la fecha, pagamos en efectivo 173.000 millones de dólares. Pero resulta que, después del canje de fines de 2005, debemos… ¡170.000 millones de dólares más! Insólito. O no tanto. Es la misma historia de siempre desde que surgió este saqueo en la época de la dictadura. Estos números muestran que, en este tema, y más allá de la retórica del “desendeudamiento”, los Kirchner hicieron exactamente lo mismo que los gobiernos anteriores. J. C. |
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