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Centralizar el sistema de salud para combatir la pandemia

Publicado en El Socialista N° 468
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Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop

Mientras la crisis económica castiga a los hogares, este fin de semana la pandemia superó la barrera de los 100.000 contagios y llegó a la cifra de casi 2.000 muertos. No cabe ninguna duda de que no ha disminuido. Seguimos subiendo por una cuesta cuya cumbre, después de la cual empezaría el descenso, todavía no está a la vista. El gobierno peronista de Alberto Fernández sigue responsabilizando a los trabajadores, mientras el aumento de la circulación, y por ende los contagios, es un producto de la crisis de la apertura de industrias y comercios autorizados por el propio gobierno y de la desesperación de millones de sectores populares que salen a “changuear” al no tener cómo conseguir los recursos más elementales para vivir. 

Las camas de terapia intensiva (UTI) se mantienen ocupadas en un 60% promedio, pero ya hay hospitales y sanatorios privados importantes saturados o con ocupación superior al 80 por ciento. Los refugios y hoteles para aislar a los pacientes con trastornos menos graves ya empezaron a llenarse. Este verdadero drama humanitario se torna trágico al comprobar que gran parte de estos contagios y decesos podrían haberse evitado si se hubiesen tomado todas las medidas necesarias para contener la epidemia, como venimos denunciando desde estas páginas.

Los trabajadores de la salud ya han aportado más de seis mil contagiados y más de veinte fallecidos

Los contagios y muertes de los trabajadores de la salud pusieron al descubierto que los bajos salarios empujaron a la mayoría de ellos al poliempleo. Tanto en el ámbito estatal como en el privado se está alzando el clamor por la apertura de paritarias. Es que la situación aprieta, una enfermera tucumana gana 36.000 pesos y un médico 44.000 pesos. La provincia de Buenos Aires no paga mejor, 46.000 pesos para el médico ingresante. En Córdoba, los médicos residentes municipales llevan dos meses sin cobrar. El bono de 20.000 pesos no ha sido cobrado en muchas jurisdicciones del país y, mediante interpretaciones arbitrarias, no se hace extensivo a las salas periféricas, centros asistenciales y la totalidad del personal de los establecimientos.

Entramos en una etapa en la que se aproxima la saturación y, quizás, el desborde del sistema de salud. En este escenario, el recurso humano pasa a ser cada vez más necesario. Por ejemplo, la tecnología de respiradores recién incorporados –muchas veces de manera precaria– requiere de personal en número suficiente y con la capacitación necesaria para manejarlos. Aumentar las camas de UTI sin reconocer que los trabajadores que brindan atención a diario son insuficientes y están mal remunerados no fortalece el funcionamiento del sistema ni garantiza los derechos de los pacientes.

Reclamos en CABA y provincia de Buenos Aires

Kicillof, el gobernador peronista de Buenos Aires, anunció con gran resonancia mediática la “desprecarización” de miles de trabajadores de la administración pública bonaerense. En los hospitales de la provincia de Buenos Aires, resultado de una lucha de años sostenida por Cicop, no hay personal profesional contratado como monotributista. Además, desde la paritaria de 2016 no pueden ingresar precarios. Todo debe hacerse de acuerdo con las normas de la carrera profesional. En la última paritaria se acordó la normalización del remanente de becarios y otros compromisos. Ninguno ha sido cumplido. Firmaron acuerdos para incumplirlos y negarle al personal de salud su derecho básico a percibir un sueldo adecuado en medio de una pandemia.

Larreta, el macrista jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se niega a reforzar el sistema de salud como se necesita. Por ejemplo, es necesario reemplazar a los trabajadores que deben realizar aislamiento, EPP entregados en calidad y cantidad suficientes, licencias para los grupos de riesgo y recomposición salarial. Pero contrata enfermeras en forma precaria por 38.000 pesos mensuales y firmó la resolución 499, del 12 de junio, que aumenta la carga horaria semanal de enfermería.

En CABA la lucha de los trabajadores de la salud es doble. Deben enfrentar no solo al gobierno de Cambiemos, sino a la burocracia peronista del Sutecba y a la conducción de la Asociación de Médicos Municipales y su apéndice, la Federación de Profesionales, que tienen un sólido pacto con el gobierno y ahogan todo intento de resistencia. Los agrupamientos gremiales independientes son todavía muy minoritarios, aunque van creciendo debido a las luchas de los últimos años.

Hay que centralizar el sistema de salud para enfrentar la pandemia

Como venimos diciendo, es necesario centralizar el sistema de salud bajo un solo mando, no una mera coordinación de jurisdicciones. Es necesario poner todas las instalaciones sanitarias –sean públicas o privadas– al servicio de la lucha contra la pandemia en el camino a un sistema único estatal de salud. Las camas de UTI, que se han convertido en un insumo crítico, deben ser administradas centralmente por el Estado. El análisis PCR del material de hisopado se ha constituido en un cuello de botella –hay demoras de cinco días–, entonces los laboratorios bioquímicos deben estatizarse bajo control de los trabajadores.

El pueblo viene cumpliendo seriamente la cuarentena, algo que significa tremendas privaciones para los trabajadores en negro y los cuentapropistas. El gobierno debe sostener este esfuerzo subsidiando a los trabajadores para que puedan quedarse en su casa. Para esto debe crearse un fondo de emergencia integrado por un impuesto especial a los grandes grupos económicos y el no pago de la deuda externa. La epidemiología, como ciencia, ha dado todo lo que podía dar. La pandemia ahora se resuelve en el campo de la política y estas son las medidas que el gobierno debe tomar.