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¿Qué quieren los empresarios con el teletrabajo?

Publicado en El Socialista N° 472
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Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE Ministerio de Economía

El pasado 28 de julio el Senado sancionó una ley que regula el teletrabajo. La iniciativa, que había sido aprobada en la Cámara de Diputados con los votos del Frente de Todos y Juntos por el Cambio, generó polémicas con las cámaras empresarias porque la consideran muy restrictiva. ¿Es efectivamente una ley a favor de las y los trabajadores?

Como ya hemos dicho en un número anterior de El Socialista, la ley presentada en conjunto por el oficialismo peronista y el conjunto de la oposición patronal en la Cámara de Diputados tiene una enorme mancha de origen. Establece una serie de reglamentaciones al teletrabajo que recién entrarán en vigencia noventa días después de la finalización de la pandemia del Covid-19. No es una ley para detener los atropellos que están cometiendo las patronales aprovechándose de la coyuntura de la cuarentena, que obligó a que centenares de miles trabajen en forma remota, sino que establece principios para que el teletrabajo quede instalado como una modalidad masiva y permanente en múltiples actividades.

Así y todo, la aprobación de la ley despertó rechazo en importantes sectores empresarios que alegan que si se tiene que respetar lo que establece podría ser “el fin de un régimen, que hasta el momento, viene funcionando bien” (La Nación, 31 de julio de 2020). ¿Pero a qué se deben estas protestas de las principales patronales frente a esta ley? En primer lugar tenemos que, detrás de la estrategia de establecer el teletrabajo como modalidad masiva, se esconde un intento de avanzar con la flexibilización laboral en gran escala. Este objetivo, que aparecía semioculto detrás de eufemismos como la “modernización del trabajo”, comenzó a emerger con fuerza luego de la sanción de la ley. Uno de los voceros más brutales fue el empresario de espectáculos y medios y conductor radial Mario Pergolini. Con el desparpajo que hace años lo llevó a irrumpir en los grandes medios, el actual vicepresidente de Boca Juniors dejó en claro por qué la nueva ley no satisface las expectativas del empresariado. Declaró muy suelto de cuerpo: “Le doy trabajo a un montón de gente, pero si me hacen poner a todo el mundo en relación de dependencia, si alguien que hace teletrabajo te puede decir ´no, ahora me tenés que dar un lugar”... No lo estamos pensando bien” (Infobae, 6/8/2020). Con claridad, una declaración de principios de que el teletrabajo tiene que servir para avanzar sobre los derechos adquiridos por los trabajadores durante décadas.

Alguien podrá decir que Pergolini no es hoy por hoy un vocero de los grandes grupos empresarios que actúan en nuestro país. Pero los dichos del dueño de Vorterix no fueron otra cosa que una versión descarnada de lo que fueron a plantear a las comisiones del Senado los principales voceros de las patronales, como es el caso de Brenda Puig, abogada de IDEA, objetando todos los artículos donde se establecen límites a su accionar. El sector empresario dejó en claro que el teletrabajo es el caballo de Troya detrás del cual intenta avanzar con la reforma laboral.  

Entendemos a muchos trabajadores que ven una alternativa en el teletrabajo frente a las pésimas condiciones que tienen que afrontar con el trabajo presencial. Pero volvemos a plantear que, a la atomización que nos plantean las patronales para avasallar nuestros derechos, le tenemos que oponer mayor organización desde cada sector de trabajo para frenar cualquier avance en la precarización y flexibilización laboral.

Desde Izquierda Socialista, junto al sindicalismo combativo, rechazamos esta ley y llamamos a enfrentar esta ofensiva patronal.