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Voto en la ONU/ El “sapo” de Venezuela


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El voto de Alberto Fernández condenando a Venezuela por violaciones a los derechos humanos en la ONU (ver nota Rechazamos la resolución de la ONU sobre Venezuela, acompañada por el gobierno argentino) generó una crisis interna en su gobierno. Sectores del peronismo kirchnerista salieron a criticarlo. Alicia Castro, postulada para la embajada en Rusia y delfín de Cristina Kirchner, declinó el cargo en repudio. Luis D’Elía, Hebe de Bonafini, Juan Grabois, el periodista ultra K Roberto Navarro, el Frente Grande y el Partido Comunista, que son parte de este gobierno, hicieron lo mismo. Días antes, Carlos Raimundi, embajador argentino en la OEA, se había pronunciado a favor de Maduro.

Desde Izquierda Socialista no coincidimos con ninguna de las dos posturas. Una, por ser funcional al imperialismo, y la otra por apoyar al gobierno hambreador y represor de Maduro.

Repudio a la ONU y a las sanciones contra Venezuela

El gobierno votó contra Venezuela a iniciativa del imperialismo norteamericano y los gobiernos que también violan los derechos humanos, empezando por Donald Trump. Precisamente, en los Estados Unidos hubo una rebelión contra la policía racista que asesinó a George Floyd y viola permanentemente los derechos humanos de la población afrodescendiente. ¿La ONU va a sacar algún repudio por esto? Claro que no.

La Argentina votó un informe de la alta comisionada del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la chilena Michelle Bachelet. ¿Bachelet dice algo de la feroz represión de los carabineros de Piñera contra el pueblo chileno? ¿Y de los cientos de presos políticos de ese país por enfrentar el plan económico de hambre que se viene aplicando desde que ella era gobierno? Por supuesto que no.

La Argentina también votó junto a Bolsonaro, que reivindica a las dictaduras militares. Y a Colombia, donde el gobierno derechista de Iván Duque viene asesinando a cientos de luchadores sociales.

Hay razones de sobra para repudiar el voto y el alineamiento de Alberto Fernández con los Estados Unidos y los gobiernos más reaccionarios y derechistas del continente, incluido el de la golpista Añez. Esto ha generado una gran decepción entre los votantes del Frente de Todos. Defensores del gobierno levantaron la voz. El periodista Eduardo Aliverti dijo: “Es un sapo dificilísimo de digerir que Argentina haya votado como votó. Más que un sapo, un batracio gigantesco” (Página/12, 12/10). Aliverti lo dice para terminar defendiendo al gobierno, destacando que, a pesar del sapo, nada justifica lo que hacen, a quienes tildó de “delirantes”.

¿Apoyar a Maduro?

¿Adónde apuntan las críticas de Alicia Castro, D´Elía y Grabois? A defender a Maduro y su régimen represivo y hambreador. Detrás de una postura supuestamente “antiimperialista”, dicen que no es cierto que en Venezuela se violen los derechos humanos. Niegan que Maduro y su aparato represivo sean responsables de las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas y los presos políticos desde 2014 a esta parte. Estas conductas son claros crímenes contra la humanidad, salvo en Venezuela, según estos referentes kirchneristas. Sin ir más lejos, desde el pasado 22 de septiembre hasta hoy ya hubo treinta y cinco detenidos en protestas en Urachiche y otros municipios, imputados en la mayoría de los casos de “incitación al odio” (a quien enfrente al gobierno) y “terrorismo”. Y el 7 de octubre hubo una feroz represión de la Guardia Nacional Bolivariana con un importante saldo de heridos, presos y allanamientos sin orden judicial contra pobladores originarios Wayúu y Añú en territorio ancestral, Guajira, que exigían electricidad, agua, gas, transporte y alimentos. ¿Y del hambre y la miseria creciente en Venezuela dice algo el kirchnerismo? Ocho millones de personas viven con un salario mínimo mensual que no llega a un dólar, cuando hacen falta 229 salarios mínimos para poder adquirir la canasta alimentaria familiar.

La crisis aguda en Venezuela es culpa de una política económica y social que llevó a la hiperinflación, la miseria extrema y la persecución, que provocó una emigración masiva como nunca en su historia. Esto no lo desconocen D’Elía y Grabois. Pero dicen que todo es culpa de los Estados Unidos, como siempre. Si bien es cierto que existen sanciones económicas impuestas por los yanquis y los ingleses, las cuales repudiamos, se suman a los males que ya asolan a Venezuela culpa de la política del chavismo. Los gobiernos chavistas se la pasaron hablando “contra el imperio” para justificar sus políticas de ajuste, quitas de los convenios, la entrega del petróleo, los pagos de la deuda y la criminalización de la protesta.

El peronismo kirchnerista cuando fue gobierno tuvo alianzas con el chavismo. En especial, enarbolando ambos un doble discurso “nacional y popular” y del “socialismo del siglo XXI”, respectivamente, diciendo que eran una salida para el pueblo trabajador. Una trampa que llevó a que las masas confiaran en ellos y terminó en un desastre. En Latinoamérica, tanto Chávez como ahora Maduro, Lula y Dilma Rousseff, Evo Morales, Correa, Lugo y el peronismo kirchnerista gobernaron largos años al servicio de los bancos, las multinacionales y los usureros internacionales. Ahora el gobierno venezolano, a través de la Asamblea Nacional Constituyente, controlada totalmente por el chavismo, acaba de aprobar la Ley Antibloqueo cuestionada hasta por figuras aliadas de Maduro, como el prestigioso jurista Luis Brito García. Una ley que permite las privatizaciones, los negocios en hotelería y turismo, blanqueo de capitales y más saqueo minero y petrolero con la excusa de atraer capitales. Todo en nombre de un falso socialismo. El PC venezolano, que apoya a Maduro, tuvo que decir que “profundizará aún más el peso de la crisis y las sanciones sobre los hombros de los trabajadores”. Esto es Maduro hoy.

 Por cambios de fondo

Con sus críticas, estos sectores kirchneristas intentan reacomodarse ante el creciente malhumor social que existe contra el gobierno peronista del Frente de Todos para no quedar pegados. Pero Cristina Kirchner es la vicepresidenta que dio la orden para “aflojar” en las negociaciones con los bonistas, bendijo el agronegocio y sentó a Yasky y a Baradel junto con la CGT y la UIA para avalar las negociaciones con el FMI y pagar la deuda fraudulenta que contrajo Macri. No hay que dejarse engañar.

Repudiamos entonces el voto del gobierno y las sanciones imperialistas contra Venezuela. Y a la vez denunciamos que el jueguito del kirchnerismo es para terminar apoyando al gobierno represivo y hambreador de Maduro. No hay nada progresivo en esta disputa entre sectores del gobierno. Y llamamos tanto en la Argentina como en Venezuela, a luchar por planes económicos obreros y populares en el camino de gobiernos de trabajadores y un verdadero socialismo. Apoyando los reclamos populares para que la crisis la paguen los capitalistas, no el pueblo trabajador. Llamando a fortalecer alternativas políticas de los trabajadores, como lo hacemos con nuestro partido hermano venezolano, el PSL, y con Izquierda Socialista y el FIT Unidad en nuestro país.