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El 17 de octubre que no fue

Publicado en El Socialista N° 482
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Escribe Diego Martínez

Hubo tres actos. El más importante fue convocado por la CGT. Contó con la presencia de gobernadores, intendentes del conurbano y dirigentes sindicales de la CGT y la CTA, donde Alberto Fernández fue el único orador. La gran ausente fue Cristina. Hasta último momento se especuló sobre su presencia pero finalmente no fue de la partida, aunque sí estuvo Máximo Kirchner. Moyano, por su parte, no quiso quedar pegado a la desgastada conducción cegetista que viene dejando pasar el ajuste y realizó un evento propio en el que, sin embargo, se deshizo en elogios hacia Fernández y Cristina y llamó a los trabajadores a apoyar al gobierno. En otro plano, Barrionuevo y Acuña se juntaron con Guillermo Moreno y Duhalde, quien dijo que “el peronismo no tiene futuro”. Lejos de seguir la vieja máxima peronista de “unidos y organizados”, el 17 de octubre mostró un peronismo fraccionado, división que se expresó incluso entre los convocantes al acto “oficial”. La cúpula de la CGT le pasó factura a La Cámpora, encargada de la organización virtual del evento, por el fracaso del sistema informático mediante el cual, supuestamente, millones de personas podrían haber participado del acto. Moyano, por su parte, echó leña al fuego con sus declaraciones: “Hubiera sido importantísima la presencia de Cristina, a lo mejor tiene algún motivo” (Clarín, 19/10).

Tampoco se expresó un entusiasmo desbordante entre los trabajadores y los sectores populares. El peronismo convocó a este acto buscando el “relanzamiento” de su gestión y generar una “inyección de apoyo” hacia su gobierno. Pero no fue así, fundamentalmente por el descontento que existe en muchos sectores ante el crecimiento de las dos pandemias, la del Covid-19 y la social, por la cual millones de argentinos caen en la pobreza. 

¿Es el peronismo una solución a los problemas de los trabajadores?

Dijo Fernández, parafraseando al gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto: “Dios debe ser peronista, porque menos mal que el peronismo está gobernando la Argentina en este momento” (Página/12, 18/10). En el discurso del presidente abundaron las referencias a la crisis existente, él mismo afirmó que será recordado como “el presidente de la pandemia”.  

Sabemos que amplios sectores del pueblo trabajador siguen teniendo expectativas en el gobierno, sobre todo porque lo comparan con Macri, pero también porque creen que el gobierno no pudo llevar adelante su verdadera política por la pandemia. No compartimos estas posiciones.

En una situación como esta es cuando más quedan claras las prioridades de un gobierno. Si prioriza a los de arriba o a los de abajo. En su discurso, Alberto, citando al papa Francisco, sostuvo que para él y su gobierno están “primero los últimos”. A juzgar por lo que vimos estos meses tenemos que decir que, más allá de su doble discurso, en la realidad concreta para Fernández “primero están los primeros”. Durante la cuarentena acordó con las patronales y la CGT recortes salariales y dejó pasar suspensiones, cierres y despidos, les otorgó subsidios a las patronales para que mantengan sus ganancias, negoció con los bonistas y le pagó 4.500 millones de dólares al FMI. Mientras los empresarios reciben todo tipo de beneficios para mantener sus ganancias, o al menos aminorar sus pérdidas, la situación de los trabajadores es cada vez más angustiante y el gobierno no toma medidas para revertirla. Con este gobierno peronista se llegó a 13,8% de desocupación, aumentó la pobreza a 40,8% y se calcula que a fin de año van a haber 750.000 pobres más (datos Unicef), millones se quedaron sin trabajo y otros vieron reducir drásticamente sus ingresos.

En el discurso del sábado hubo muchas referencias al viejo peronismo, pero lejos está el gobierno de Alberto de llevar adelante las tres banderas justicialistas: soberanía política, independencia económica y justicia social.

Por una verdadera alternativa política de los trabajadores

Alberto Fernández abundó con las referencias a las conquistas obtenidas por los trabajadores y el pueblo. El gobierno utiliza el recuerdo del primer peronismo, que quedó grabado en “las retinas” de millones y se transmitió de generación en generación, para buscar el apoyo de los trabajadores. Pero lo cierto es que no existe más el peronismo de las conquistas obreras y populares. Hace décadas que gobierna al servicio de las patronales y garantiza el saqueo imperialista. 

El peronismo siempre inculcó la concepción de que hay que apostar a la unidad entre trabajadores y patrones. Esto lo sostuvo Alberto Fernández en su discurso cuando dijo que hay que apostar a la “reconstrucción” de la Argentina sobre la base de la unidad con los patrones. Sin embargo, confiar en esta unidad, como marca la experiencia histórica, produjo que desde hace décadas vayamos perdiendo conquista tras conquista.

Por eso decimos que no es salida para los trabajadores. Hoy es la izquierda la que defiende las históricas conquistas que obtuvimos los trabajadores a lo largo de las décadas frente a los ataques de los gobiernos patronales. Por eso, acompañamos e impulsamos todas las luchas por salario, jubilación, defensa de la salud, de la educación y el derecho a la vivienda, entre otras reivindicaciones. Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad planteamos que hay que romper con el imperialismo y el FMI, dejar de pagar la deuda, nacionalizar la banca y el comercio exterior y reestatizar las empresas privatizadas.

Llamamos a aquellos compañeros que se reivindican peronistas pero sufren las consecuencias de las políticas implementadas por este ajuste a enfrentarlo juntos en las calles, los lugares de trabajo y los barrios. Invitamos a los compañeros a debatir sobre estas conclusiones. Nosotros, por nuestra parte, seguimos construyendo Izquierda Socialista, convencidos que la salida es la lucha por un gobierno de los trabajadores y el socialismo, única solución definitiva a los problemas de nuestro pueblo.