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Paren de matarnos. Que se declare la emergencia en violencia de género

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (m.c.) por Izquierda Socialista/FIT Unidad 

El femicidio de Úrsula Bahilo dejó al descubierto que en el país del #NiUnaMenos las víctimas de violencia de género están completamente desamparadas y a merced de sus victimarios. En 2021 ya son más de cuarenta los transtravesticidios y femicidios según los distintos observatorios, que cuentan uno cada veintitrés horas. Estamos ante una emergencia y es urgente que se tomen medidas efectivas.

Hasta ahora qué viene haciendo el gobierno frente a esta avanzada machista. Puro verso. La ministra Gómez Alcorta anunció con bombos y platillos que se venía un cambio de paradigma, pero las insuficiencias del plan nacional contra la violencia de género están a la vista. En su primer año el plan fracasó y ahora, de un volantazo, crean el “Consejo Federal para el Abordaje de Femicidios, Travesticidios y Transfemicidios”. Otra articulación burocrática interministerial (Mujer,Género y Diversidad, Justicia y Seguridad) o, como les gusta llamar, “mesa de trabajo”. El gobierno pone las ministras, nosotras las muertas.

Medidas urgentes para combatir la violencia de género

Para prevenir y erradicar la violencia de género se necesita mucho dinero. No alcanza con las migajas que sobran luego de pagarle a los organismos financieros internacionales en cada renegociación de la deuda. Por eso exigimos presupuesto para combatir la violencia machista sobre la base del no pago de la deuda externa. ¿Para qué se usaría ese presupuesto?

  1. Para que se apliquen en todo el país las leyes 26.150/06, de educación sexual integral (ESI), y la  26.485/09, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia. Ambas normas tienen quince y doce años de antigüedad, respectivamente. Y a pesar de tener más de una década no se aplican por falta de presupuesto. Sería bueno empezar por ahí.
  2. Para darle una solución habitacional a las víctimas que tienen que huir de su hogar para salvar su vida. Se va adonde se puede, a veces a la casa de otros familiares, o amigas, o se termina en refugios que, además de insuficientes, son muy precarios. Por eso reclamamos una solución habitacional urgente para las víctimas de violencia de género utilizando las viviendas ociosas que pertenecen al Estado, otorgando créditos a tasa cero para la construcción de viviendas y llevando adelante un plan nacional de viviendas en el que tengan prioridad las víctimas.
  3. Para que las víctimas tengan un acompañamiento psicológico y patrocinio legal gratuito con perspectiva de género. El femicidio es el desenlace final de una cadena de violencias previas. Hay distintos tipos (física, psicológica, económica, simbólica y sexual), pero todas apuntan a un mismo objetivo, que es la dominación y aniquilación de la víctima. Por eso las políticas públicas deben acompañar a las víctimas y fortalecerlas en vez de revictimizarlas, como sucede actualmente cuando se hace la denuncia. A la vez, exigimos un resarcimiento económico que cubra la canasta familiar y que así ayude a lograr la autonomía financiera de la víctima.