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El presidente se hace el distraído/¡Las vacunas están en Garín!


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional Izquierda Socialista/FIT Unidad

El presidente brindó en estos días una sorpresiva cadena nacional para justificar la falta de vacunas en el país. Lo que no dijo es que en la provincia de Buenos Aires se producen 24 millones de dosis mensuales de la vacuna AstraZeneca y que ninguna de ellas se usó en el país a pesar que el gobierno le compró 22 millones de dosis.

Garín es un partido ubicado en la Zona Norte del Gran Buenos Aires. Allí, en el laboratorio mAxbience del Grupo Insud-Pharma, de propiedad del millonario empresario Hugo Sigman y bajo licencia de AstraZeneca, se producen alrededor de 20 millones de dosis que se envían a México a otro laboratorio, el Liomont, patrocinado por el magnate Carlos Slim -dueño del grupo Claro que actúa en la telefonía, entre otros-, que la fracciona y envasa para distribuirla por toda América Latina, menos Brasil, un negocio tripartito infernal que se lo quedan Sigman/Slim/AstraZeneca, mientras la vacuna no aparece para la población argentina.

Todo este recorrido es para mostrar al lector que la vacuna AstraZeneca (el principio activo) se produce aquí, pero no contamos con esas vacunas, provocando que millones de argentinos sigan arriesgando su vida con contagios o muertes cuando se podrían vacunar si hubiera una decisión política para ello.

Alberto Fernández cuando habló en el foro económico de Davos dijo que la vacuna tiene que ser un “bien público mundial”, pero no hace nada para lograrlo. Además, Argentina es firmante de un documento junto a 99 países encabezados por India y Sudáfrica que le piden a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se liberen las patentes para que las vacunas se puedan producir en cada país aprovechando su tecnología, científicos y demás recursos propios. ¿Qué hace el gobierno? Nada. Es cómplice.

¿Cómo puede ser que en Argentina se produzcan millones de dosis y no se destine gran parte de ellas para vacunar a los adultos mayores, personal de salud, docentes y trabajadoras y trabajadores esenciales? El sábado pasado hubo un ruidazo convocado por el Defensor de la Tercera Edad, Doctor Eugenio Semino, diciendo que los mayores adultos y grupos de riesgo “no queremos morir en silencio” antes de la llegada del frío y de una nueva ola de Covid. Es desesperante.

Cuando el presidente viajó a México visitó personalmente el laboratorio de Slim justo cuando se revelaba que el mismo tenía millones de dosis paradas porque no poseía los “insumos” para envasarla. ¡No tenía los frasquitos! O sea, es un laboratorio parásito. ¿No estaba enterado de esto Alberto Fernández?

También se conoció que AstraZeneca vendió millones de dosis a Estados Unidos y que el presidente Biden las tiene acaparadas sin usar, porque en el máximo país imperialista aún no han autorizado la misma. El periodista especializado en vacunas, Walter Goodbar reveló que el propio empresario argentino Hugo Sigman mandó 12,8 millones de vacunas a una planta de los Estados Unidos, porque AstraZeneca tiene una planta ociosa en Ohio, dado que la vacuna Oxford aún no fue autorizada en los Estados Unidos. ‘Nosotros no podemos dejar que siga saliendo el material’, sentenció Goodbar.

Las vacunas están en Garín, tienen que destinarse a quienes la necesiten de forma inmediata. Como propone el Doctor Medardo Ávila Vázquez en esta página (ver recuadro), “se deben incautar las vacunas de Oxford que Sigman tiene en Garín, envasarlas a través de la industria pública y/o contratando-alquilando los laboratorios privados que hagan falta y colocarlas (voluntariamente) en nuestra población”. Incluso en el país, hay una industria del vidrio centenaria donde el sector de envases, por ejemplo, trabaja entre el 60% y el 80% de su capacidad, la cual es necesario reactivar para producir los frascos necesarios para envasar las dosis que se producen en Garín y empezar a vacunar con ella a los esenciales acá. Laboratorios públicos tienen capacidad técnica y física para manejar productos biológicos inyectables, como el Instituto Biológico de La Plata o el Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba, entre otros. Es falso que no se puedan envasar las vacunas que necesitamos, el conocimiento lo tienen nuestros institutos públicos y distintos laboratorios que fabrican insulina, adrenalina, morfinas y oncológicos endovenosos dentro del país.

El gobierno debe tomar esa medida en la emergencia, obligando al Grupo Insud a que destine la vacuna en el país bajo apercibimiento de estatizarlo, e iniciar una gran producción de vacunas para Argentina y América Latina unido a otros que lo quieran impulsar. Llamamos a seguir uniendo voces con este urgente reclamo.