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¿Cuál es la prioridad del gobierno? ¿Las vacunas o el FMI?

Publicado en El Socialista N° 494
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Crece la preocupación ante el aumento del número de contagios de Covid-19. Ya no se puede disimular, y hasta a los propios funcionarios del gobierno no les queda otra que reconocer que se viene la segunda ola. Pero increíblemente, como quedó patéticamente en claro en los discursos tanto de Alberto Fernández como de la ministra de Salud, no se ofrece ninguna respuesta concreta a la pregunta elemental: ¿qué pasa con las vacunas? Fernández habló por cadena nacional y todos se preguntan: ¿para qué habló si no dijo nada? Vizzotti tuvo una respuesta desopilante a la pregunta por las vacunas: “están en China”, contestó.

Al mismo tiempo que vuelve a crecer la crisis sanitaria, también se profundiza la pandemia social. El caso de la desaparición y posterior hallazgo de M. puso al desnudo la extrema miseria y pobreza creciente que afectan a millones. El caso de la niña y su madre, que ganó la atención de todo el país, no es un hecho aislado. Es apenas un ejemplo de la situación desesperante en que está viviendo una parte importante de los sectores populares.

Para aquellos que tienen trabajo, también la situación sigue empeorando: la inflación, en particular en los alimentos, hace que los salarios continúen deteriorándose. Todo con la vista gorda de la burocracia de la CGT y las CTA, que mantienen su pacto con el gobierno. A pesar de eso, sin embargo, no pueden evitar el crecimiento de la bronca desde abajo. Por eso tenemos luchas, como la de los estatales de Neuquén, los trabajadores despedidos de Latam, los de Aerolíneas-Austral, o incluso el paro anunciado por el gremio de Sanidad para este viernes.

Frente a esta realidad, ¿cuál es la prioridad del gobierno? La respuesta está en el viaje del ministro de Economía Martín Guzman a los Estados Unidos. Ahí se reunió con los fondos buitres del establishment financiero internacional, con funcionarios del Banco Mundial y finalizó en un encuentro con la titular del FMI Kristalina Georgieva. 

Cristina Fernández, mientras tanto, en su discurso del 24 de marzo, dijo que “no podemos pagar la deuda”, para inmediatamente aclarar: “no estamos diciendo de no pagar [...] sino que nos den menor tasa de interés”. Por supuesto que la vicepresidenta le echó la culpa a Macri, jugando una vez más a la polarización electoral. No cabe ninguna duda del carácter entreguista del anterior gobierno de Cambiemos y de que fue responsable de un incremento importante de la deuda externa, así como que firmó el acuerdo con el FMI, que terminó sirviendo para financiar la fuga de capitales. Pero, la realidad es que el peronismo kirchnerista, primero, pagó en efectivo durante sus doce años de gobierno más que ningún otro. Y, segundo, termina reconociendo y pagando la propia deuda generada por el macrismo que ellos denuncian.

Por eso, volviendo a la realidad, y más allá de los discursos de ocasión, toda la gestión del gobierno de Fernández pasa por garantizar a los funcionarios yanquis, a los acreedores y a los jefes de los organismos internacionales que seguiremos pagando la deuda y que cumpliremos los compromisos asumidos con el FMI. De hecho Guzmán se jacta, y así se lo muestra al Fondo, que este año logró reducir a cero la ayuda social para la pandemia.

La cuestión es clara: el gobierno no usa la plata para resolver los problemas sanitarios ni los sociales. Comprar vacunas para 45 millones de argentinos, a un promedio de 20 dólares la dosis, son 1.800 millones de dólares. ¿Existe ese dinero? Por supuesto, es menos de lo que se pagó el año pasado a los pulpos acreedores. Es la mitad de lo que hay que pagarle este año al FMI. Es menos incluso que lo que vence a pagar en mayo al Club de París.

Pero hay algo más grave. A poco más de 40 kilómetros de la Casa de Gobierno, en Garín, se están produciendo millones de vacunas, en una empresa de Hugo Sigman, empresario cercano al peronismo. Pero esas vacunas no quedan en nuestro país. Se las lleva AstraZeneca y hoy están en Estados Unidos. ¡Increíble! Hay que estatizarla y distribuir esas vacunas.

Frente a esta realidad, desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad y desde el sindicalismo combativo decimos que es urgente movilizarnos: exigiendo vacunas para todos ya mismo; aumento de salarios y jubilaciones; ayuda social real para todo el que la necesite en medio de la pandemia social. 

Y, al mismo tiempo, tenemos que postular una salida de conjunto, un plan de emergencia obrero y popular. Que arranque por suspender inmediatamente todos los pagos de deuda externa y romper con el FMI. Para así poner toda esa plata para salario, jubilaciones, crear trabajo, para salud. Juntamente con eso, se impone exigir la liberación de las patentes, para que las vacunas lleguen efectivamente al conjunto de los sectores populares, tal como lo venimos planteando en la campaña nacional e internacional que hemos lanzado y que ya cuenta con la firma de destacadas personalidades. Después de la multitudinaria convocatoria de este 24 de marzo, estas son las tareas que tenemos planteadas para el futuro inmediato.