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Transporte: decreto del gobierno fogonea la circulación del virus

Publicado en El Socialista N° 498
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Escribe Claudio Funes

En el ferrocarril Roca falleció hace una semana un compañero que fue obligado a reincorporarse en febrero cuando estaba eximido de hacerlo por ser personal mayor de 60 años. Aumentan los casos entre los trabajadores ferroviarios: 118 del ferrocarril Sarmiento debieron aislarse, lo que provocó las lógicas demoras la semana pasada; también hubo aislamientos en el Mitre, que debió suspender el servicio.

Esto es así porque todos los días centenares de miles de trabajadores viajan hacinados en el transporte público, condición suficiente para que el virus del Covid-19 se propague descontroladamente, lo que hace que no solo se contagie el pueblo trabajador que viaja como ganado, sino también los trabajadores de esos servicios.

A pesar de esta crítica situación, el Poder Ejecutivo nacional, días después de reunirse con la UIA, echó nafta al fuego. Publicó el decreto 4/21 que quita la protección a los trabajadores de riesgo con el objeto de incorporar a los mayores de 60 años, embarazadas y trabajadores con patologías médicas hasta ahora dispensados, y que tengan colocada por lo menos una sola vacuna. Gracias a ese decreto del gobierno peronista que las habilita, las patronales siguen “apretando” a esos trabajadores con el apoyo de la burocracia sindical.

Mientras toma medidas que atentan contra la salud de los trabajadores, el gobierno continúa, cínicamente, apelando a la responsabilidad individual para evitar aglomeraciones en el transporte.

La segunda ola no es producto de la irresponsabilidad de los trabajadores ni del relajamiento social. Tiene responsables con nombre y apellido, el gobierno peronista de Alberto Fernández y los gobernadores de distinto signo político. Todos ellos, para garantizar las ganancias patronales, niegan la cadena de contagios que se dan en los lugares de trabajo y el transporte. Al mismo tiempo “dejan correr” las violaciones flagrantes a los protocolos y medidas sanitarias de las empresas, contribuyendo así a aumentar la circulación viral comunitaria y la consiguiente exposición al contagio de los trabajadores.