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La odisea de viajar en transporte público en el conurbano

Publicado en El Socialista N° 504
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Escriben Laura y Charly, de González Catán

Viajar en el transporte público en el Gran Buenos Aires es toda una odisea. Más si vas a trabajar todos los días a la capital. Esperar una hora para tomar el colectivo y tener que dejar pasar dos o tres unidades porque van completas son cosas de todos los días. No solo viajan los esenciales, sino los que no lo somos y tenemos que sí o sí salir a buscar nuestros ingresos todos los días. Supuestamente, ahora no pueden viajar más de diez personas paradas, pero algunas líneas no cumplen con esto y llevan los colectivos abarrotados con tal de cobrar más viajes a como dé lugar exponiendo a los pasajeros al contagio.

Una vez arriba del colectivo la exposición es muy grande. Las ventanillas están abiertas, lo que nos hace sentir demasiado frío a la mañana temprano, además es imposible mantener la distancia social. El contacto con los otros pasajeros es inevitable. Aunque uno tome todos los recaudos es imposible evitar el contagio, de hecho, lamentablemente uno de nosotros se ha contagiado. El mismo riesgo corren los choferes que, pese a ser esenciales, todavía no fueron vacunados, al igual que los ferroviarios. Si las empresas pusieran más colectivos para que pudiéramos viajar distanciados sin tener que esperar una hora para subir a un colectivo podríamos cuidarnos un poco más, pero no lo hacen para tener más ganancias. Y el gobierno no los obliga a hacerlo.

En los trenes la situación no es mejor. Los vagones van supercolmados. Y si hacés combinación con un subte viajás en un ambiente donde circula menos el aire.

Pasamos cuatro o cinco horas por día en el transporte público, que es el tiempo que tardamos para ir y venir de la capital, en una situación de riesgo total. A esto nos llevan el gobierno nacional y el provincial del Frente de Todos y el de Juntos por el Cambio, de Larreta. Privilegian las ganancias de las patronales en lugar de resolver los urgentes problemas que tenemos los  trabajadores y los sectores populares. Necesitamos medidas de emergencia. Incautar las dosis que se producen en Garín para que nos vacunen a todas y todos. Que haya plata para salarios y un IFE de 40.000 pesos que salga del no pago de la deuda externa y la aplicación de un verdadero impuesto a las grandes fortunas.