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Mientras avanzan las negociaciones con el Fondo / “¿No nos vamos a arrodillar ante el FMI?”


Escribe Mónica Schlotthauer, diputada nacional por Izquierda Socialista / FIT Unidad

Mientras Máximo Kirchner y el presidente Alberto Fernández discursean contra el Fondo Monetario y el pago de la deuda externa, el propio presidente viaja a Europa con su ministro Martín Guzmán y otros funcionarios para avanzar en la firma del acuerdo con el FMI.

Lo dijo el presidente Alberto Fernández en el acto homenaje por el aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner: “no nos vamos a arrodillar ante el FMI”. Al mismo tiempo, La Cámpora inauguró un nuevo cantito contra el Fondo. ¿Es que acaso el gobierno del Frente de Todos está evaluando romper con el organismo y dejar de pagar la deuda externa? Nada más alejado de la realidad. Veamos los hechos.

Casi directamente después del acto, el presidente Fernández abordó el avión que lo llevó primero a Italia a la reunión del G20 y luego a la cumbre climática de Glasgow. En ambas reuniones el objetivo principal del gobierno peronista fue avanzar lo más posible en la firma del acuerdo con el FMI. Para ello concurrieron el ministro de Relaciones Exteriores Santiago Cafiero, el de Economía Martín Guzmán, incluso la delegación se vio reforzada con la presencia del secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz. No es una novedad. En la reunión anterior, hace apenas diez días en Washington, también estuvieron presentes el jefe de Gabinete Juan Luis Manzur y el presidente del Banco Central Miguel Pesce. El presidente Fernández le dedicó un tiempo sustancial de su visita a reunirse con la titular del FMI Kristalina Georgieva. Es un secreto a voces que toda la presión diplomática de nuestro país en la declaración final del G20 fue para que se incluyera un párrafo donde se dice que el FMI “estudiaría” los niveles de las tasas de interés que se le cobran a los países deudores como la Argentina. Ni siquiera dice que hay un compromiso de bajar las tasas, a pesar de lo cual el gobierno lo presentó como un gran “triunfo” diplomático. Lo otro que se encargó de difundir la Cancillería fue el apretón de manos entre Alberto Fernández y Joe Biden, luego que el gobierno fracasara en lograr siquiera ser recibido por el presidente yanqui.

En síntesis, el gobierno de Alberto Fernández fue literalmente a ponerse de rodillas frente al establishment político y económico internacional, mendigando que, al menos, nos resten “una moneda” de la millonada que se le debe al FMI. Recordemos que es producto del préstamo tomado por el gobierno de Macri, que fue usado en su totalidad para financiar la fuga de capitales.

El gobierno del Frente de Todos, que en la campaña electoral de hace dos años arrancó diciendo que “bajo ningún concepto iba a firmar un acuerdo que implicara un ajuste”, pasó a elaborar ya el año pasado, y mucho más este, un presupuesto con reducción de déficit fiscal y partidas sociales, a la medida de las exigencias del FMI.

Este año viró desde las declaraciones del 25 de mayo de que había que suspender todos los pagos de deuda durante la pandemia, a las órdenes de Cristina de destinar el dinero enviado por el Fondo para atender la pandemia a pagar vencimientos de dicho organismo. Así se hizo con los 1.800 millones de dólares abonados en agosto, los 400 que se pagan esta semana y los nuevos 1.800 que se pagarán en diciembre.

Por supuesto, nunca pasaron de discursos los planteos de que se pagaría “a 20 años”. El FMI, siguiendo estrictamente sus estatutos, exige cancelar la deuda en diez años, comenzando a devolver el capital a partir de 2026. Pero los intereses hay que pagarlos a partir de  los seis meses posteriores a la firma del acuerdo.

Ahora hay muy serios rumores de que, para firmar el acuerdo, el Fondo estaría exigiendo avanzar con una devaluación. Y, tal como era de esperar, reaparecen los planteos de que se avance con reformas fiscales, previsionales y laborales. Traducido: hambrear a los presentes y futuros jubilados e ir a fondo con la flexibilización laboral requerida por las patronales.

No hay, entonces, ruptura posible con el Fondo. Sí, lo decimos con todas las letras: el gobierno se va a arrodillar ante el FMI. Más aún, va a contar, al hacerlo, con el apoyo de Juntos por el Cambio y también de Milei y Espert. Ahí va a desaparecer tanto “la grieta” como la “casta política”.

No te dejes engañar: los únicos que de verdad exigimos la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda externa somos el Frente de Izquierda Unidad. De ahí saldrán los recursos para resolver las más urgentes necesidades populares. Para fortalecer esta alternativa, te pedimos que el próximo domingo 14 nos votes, para que así siga habiendo diputadas y diputados de izquierda.